Vikings History | 2016 Drama, aventuras, histórico | 10 cap. de 45 min. Productores ejecutivos: Michael Hirst, Sheila Hockin, James Flynn, Sherry Marsh… Intérpretes: Travis Fimmel, Katheryn Winnick, Clive Standen, Jessalyn Gilsig, Gustaf Skarsgard, Alexander Ludwig, Linus Roache, Amy Bailey, Moe Dunford, Lothaire Bluteau¸ Morgane Polanski, Owen Roe, Jennie Jacques, Alyssa Sutherland, Peter Franzén, Jasper Pääkkönen, Edvin Endre. Valoración: |
—Alerta de spoilers: Describo bastante de las historias principales, aunque sin ahondar en detalles concretos. El final lo comento bien señalado.–
La cuarta temporada de Vikingos se anunciaba como de veinte capítulos, el doble de lo habitual, pero llega con un largo parón en medio, al estilo The Walking Dead. Por lo demás, la narrativa mantiene el estilo y nivel de las etapas previas. Es decir, sigue siendo una serie muy irregular, donde los tramos más pausados o de transición no logran despertar mucho interés y es por sus colosales batalles por las que termina resultando un visionado llamativo. Y como el anterior, este año acusa demasiada irregularidad, teniendo capítulos bastante aburridos. Michael Hirst no termina de encontrar el tono, y a estas alturas no parece que vaya a superar el listón, así que esto es lo que hay.
En los primeros episodios tenemos los habituales conflictos políticos invernales, donde caen condes y se alzan nuevos, tanto en las tierras vikingas como inglesas, aunque ahora se añade también Frankia, o más concretamente París. Northumbria (Inglaterra) comienza con fuerza gracias a una buena batalla, pero en adelante se va diluyendo en los mismos líos de corte que hemos venido viendo: Ecbert ladino y ambicioso se hace poco a poco con más poder, el hijo (Aethelwulf) siendo un petardo que no aporta mucho, la esposa de este, Judith, aprendiendo a sobrevivir entre alimañas, la loca de Kwenthrith metiéndose en complots varios que termina explotando el inteligente Ecbert… Pero a pesar de haber bastante movimiento Hirst no imprime el tono absorbente y atractivo que ofrecía en Los Tudor, sino que aquí todo va con desgana, sin savia. La sección de París sigue el mismo camino, aunque entre la novedad y al tener a Rollo (más cercano a los vikingos) lo hace más atractivo. Pero me temo que a la larga acabamos peor, porque con Ecbert sabemos qué esperar, pero las motivaciones de Rollo para traicionar a su pueblo y masacrarlo no se explican lo más mínimo: la rivalidad con Ragnar no justifica el paso a desprenderse de su cultura y asesinar a los suyos. Igual están las decisiones del rey francés de cargarse a media corte: carece de trasfondo, de una lógica consistente. Más o menos estos eventos siguen a la Historia, pero si no hay datos suficientes para ahondar en los personajes invéntatelo, porque si no tenemos agujeros de guion muy grandes.
Con los vikingos tampoco tenemos algo deslumbrante. Parecía que por fin iba a lanzar el negligentemente postergado enfrentamiento entre Floki y Ragnar, pero termina siendo un largo amago: cual serial mediocre, pronto empieza a oler a cortina de humo para hacer un reset… Y así ocurre. A los pocos capítulos volvemos a que si están peleados y que si no, y Floki haciendo barcos como si nada hubiera pasado. La parte de Lagertha con sus riñas políticas es de nuevo monótona y confusa: sus planes no se explican, sus acciones no parecen justificadas por alguna razón concreta y además algunas no parecen verosímiles (lo de cargarse a un conde y que nadie se cuestione nada). Vaya forma de desaprovechar a un personaje con gran carisma, aunque sean en gran parte por el porte y estilo de la actriz.
En el ecuador de esta tanda nos vamos a un receso: el escritor estira o incluso aparca las tramas principales para no agotarlas, y entramos en un bucle de tres capítulos (del tercero al quinto) donde el aburrimiento hace bastante mella. Ragnar se encapricha de una esclava china y sus drogas, y aislándose en una cabaña las usa para evadirse de sus penurias. Pero es poco creíble que esta mente capaz de orquestar planes complejos y a largo plazo, que ha sufrido de todo en su lucha por el poder, se hunda de tal manera por traiciones que ya ha sobrellevado otras veces. Y desde luego el proceso es insípido y cargante. Bjorn también es puesto en la nevera, casi literalmente, porque se va a otra cabaña, una perdida en los bosques helados, a no se sabe qué. Nos lo ponen estudiando un mapa de Europa, con lo que vi con entusiasmo su partida para explorar nuevas tierra, pero luego resulta que va a buscar su yo interno, porque otra cosa no hace. El caso es que tampoco funciona, este personaje está bien maduro como para necesitar ese viaje. Y no sé si para rellenar, nos ponen una rivalidad incomprensible con algunos del pueblo de Lagertha, que están empeñados en matarlo; esta confusa y cargante trama dura casi toda la temporada, con momentos ridículos como esa visión en que Bjorn muere, una especie de burdo intento de forzar la intriga.
Mientras, a través de la reina Aslaug Hirst mete algunas pequeñas historias con los hijos de Ragnar. Por algo que ocurre en el final de temporada se entiende el intento de dotarlos de personalidad, pero es que no consigue hacerlo, de hecho, cuesta distinguirlos y seguir su trayectoria; el único que destaca es Ivar, por resultar más llamativo por las piernas deformes y porque empieza a mostrar su conocida crueldad.
Pasado este suplicio por fin se van sentando las bases de la nueva incursión. Llegan nuevos líderes aliados pero sospechosos de convertirse en rivales en cualquier momento (Halfdan y Harald), Rollo ultima defensas de impresión, y todo se mueve un poco más, aunque no todas las secciones sean perfectas. La parte inglesa no parece llevar un rumbo claro y termina en el aire, siendo simplemente un previo de lo que esté por venir. En París tenemos partes buenas, como Rollo ganándose su sitio y a su esposa, y malas, como lo citado del rey matando sin venir a cuento a todo quisque. Hasta los vikingos tienen su lastre: la parte de Aslaug con el errante Harbard es un coñazo que tampoco parece apuntar a nada concreto.
Por lo demás, la incursión es de muy buen nivel. Como es habitual todo el proceso se narra con sumo detalle: los planes y esfuerzos de cada bando, los miedos y la tensión de cada personaje, las diversas estrategias, los fallos, los nuevos intentos… Las batallas son de nuevo distintas a todas las anteriores, y aunque la épica no llega al nivel del primer asedio a París sí resulta espectacular y manejan bien el factor sorpresa. El único pequeño pero es que cabría preguntarse si no resultan un poco forzados los fallos en la estrategia de Ragnar, porque oye, que hay como cinco condes más que no los han visto: no explorar la zona que pretendes asaltar (la charca del castillo, menuda cagada) y dejar sin vigilancia y tropas de reserva el campamento son cosas imperdonables, deberían ir de serie en cualquier misión.
Y esta vez el final no se ve venir, suponiendo un giro notable en la trayectoria de todos los personajes…
—Alerta de spoilers: Revelo el final con detalle.–
Tras la derrota de Ragnar tenemos un salto temporal que nos lleva a la madurez de sus hijos, así que veremos cuánto de relevo generacional hay, qué le depara el futuro a Ragnar, Lagertha y demás figuras relevantes cuando los jóvenes quieran dejar huella… y la dejarán, a tenor de los hechos históricos. Ahora bien, tener a casi todos los protagonistas heridos tras la batalla y no mostrar el destino de ninguno excepto los Ragnar y Loki (y después del lapso), pues menuda cagada. El que más negro lo tiene es el propio Ragnar, primero porque el fracaso y la huída lo dejaron en muy mala posición, segundo porque la cosa empeora al descubrirse que sabía que el asentamiento de Northumbria fue masacrado, pero también que un hijo suyo nació en la corte inglesa. Esto última suena a drama y misterio barato, esperemos que dé algo de sí.
Ver también:
– Temporada 1 (2013)
– Temporada 2 (2014)
– Temporada 3 (2015)
-> Temporada 4, parte 1 (2016)
– Temporada 4, parte 2 (2016)