HBO | 2024 Suspense, policíaco, drama | 6 ep. de 58-76 min. Productores ejecutivos: Issa López. Intérpretes: Jodie Foster, Kali Reis, Finn Bennett, Isabella Star LaBlanc, John Hawkes, Christopher Eccleston, Fiona Shaw, Anna Lambe, Owen McDonnell, Joel Montgrand. Valoración: |
—Alerta de spoilers: Sin datos reveladores hasta el último apartado.–
EL VOLÁTIL CUANDO NO EXTREMISTA ESPECTADOR
La primera temporada de True Detective dejó a todo el mundo boquiabierto con una singular aproximación al thriller policíaco, tanto que llevó a sobrevalorarla más de la cuenta. La verborrea existencialista y un tanto pretenciosa de sus protagonistas, el inquietante abismo al que estos se enfrentaban, tanto por sus traumas personales como por encargarse de un caso perturbador y absorbente, un estupendo acabado (aparte de su reverenciado plano secuencia que en realidad no inventaba nada), y la inolvidable interpretación de los actores principales nos regalaron una obra sugestiva y fascinante.
Con su abrumador éxito, no sorprendió que la HBO la convirtiera en serie antológica, con nuevas temporadas con distintos protagonistas y escenarios. Para la segunda había tanta expectación que al no satisfacer plenamente se la atacó con excesiva dureza. Cierto es que su tono pretencioso hacía que fuera entre innecesariamente densa y aburrida, pero los personajes, otro estupendo reparto y el caso tenían miga y atractivo suficientes como para resultar más que digna. La tercera en cambio se trató con más benevolencia, supongo que la moda ya había pasado, y eso que fue bastante desastrosa: insulsa en todos los sentidos y con un final ahogándose en giros fantásticos demenciales.
La cuarta ofrece una espectacular remontada cuando ya no se esperaba nada… aunque se ha topado con un problema inesperado: vivimos en la época de la polarización y los ofendiditos, tiempos absurdos donde las obras no se ven para disfrutar sino para despiezar buscando ofensas y lanzar no análisis objetivos sino ataques en base a esos agravios imaginarios. Las redes sociales son un hervidero, qué digo, un estercolero de machistas y racistas escandalizados porque las protagonistas sean mujeres y las víctimas indígenas.
En las etapas anteriores los protagonistas eran hombres blancos y sus dóciles amantes; apenas se dejaron ver una mujer que se comportaba como un hombre y un negro que se comportaba como un blanco. Así que la serie se convirtió en un nicho de toda esta ralea, y ante una perspectiva más diversa y realista andan confusos, heridos en su débil hombría. Si estas detectives sufren, dudan y toman decisiones difíciles, y más aún si cometen alguna corruptela para poder salir adelante, se señala y cuestiona cada situación como si fuera imperdonable que una mujer pueda hacer algo así, como estuviera fuera de su lugar natural en la sociedad. Y si la crítica alaba unánimemente las virtudes de la temporada, hay que clamar en masa que están compradas por la misma agenda.
Pues yo celebro que hayan pinchado su patética burbuja y hayan vislumbrado el mundo real. Y esperemos que su pataleta no empañe la recepción de la temporada y tengamos más con el mismo equipo creativo y la misma calidad.
EL NUEVO EQUIPO
El creador original, Nic Pizzolatto, no ha renovado contrato con HBO en esta ocasión, quizá porque tenía la agenda bastante ocupada, quizá porque el desgaste en la serie ha empujado a buscar un relevo. Eso sí, todos los implicados en el primer año siguen como productores inversores.
Al frente tenemos a Issa López. Empezó su carrera a finales de los noventa, centrándose sobre todo en comedias y dramas románticos. No se puede decir que tenga ninguna obra destacable, siendo su último trabajo, el thriller sobrenatural Vuelven (2019), lo que probablemente llamó la atención de la cadena. Reparte las labores de escritura con otros guionistas también muy desconocidos, y dirige todos los capítulos. Cabe señalar que esta vez son seis en vez de los habituales ocho, y le han añadido un subtítulo: Noche polar.
El reparto en conjunto queda por detrás de los de las dos primeras temporadas, pero hay suficiente buen hacer como para conseguir que los personajes cobren vida adecuadamente. Jodie Foster es el rostro más conocido. Tiene papeles inolvidables, como Contact (1997) y El silencio de los corderos (1991). Su rol, la jefa de policía Liz Danvers, es arquetípico pero muy bien escrito: la agente veterana castigada en un destino perdido en el culo del mundo y que ha acabado harta de todo y todos, algo que Foster transmite con fuerza. La secunda Kali Reis, que acaba de empezar su carrera y tiene en su haber apenas dos títulos. La agente Evangeline Navarro, de raíces indígenas, choca con las formas de su compañera; la actriz no está espectacular, pero muestra bien la rabia interna que mueve al rol. Finn Bennett acumula unas cuantas apariciones en series, y cumple adecuadamente como el joven agente con gran potencial Peter Prior. Pero su padre Hank sigue el camino opuesto, siendo un progenitor y agente pasota y un grano en el culo en general; John Hawkes es un gran actor que no ha tenido tanto reconocimiento como merece: sus apariciones en Deadwood (2004) y Winter’s Bone (2010) son memorables. Aquí está en la línea de tipo inquietante y desagradable que tan bien se le dio en el segundo ejemplo. Isabella LaBlanc pone rostro a la hija adoptiva de Danvers, quien vive entre dos mundos, la sociedad estadounidense y la indígena; tiene poca experiencia, y su actuación es un tanto limitada, pero resulta simpática.
TRUE DETECTIVE VUELVE A DESLUMBRAR
El capítulo inicial parece ir a lo fácil en la descripción de los nuevos escenarios y protagonistas, y tira más de la cuenta de unos ganchos sensacionalistas que recuerdan demasiado a Twin Peaks (David Lynch, Mark Frost, 1990) y Perdidos (Damon Lindelof, Jeffrey Lieber, 2004). También hay cierta aura de Expediente X (Chris Carter, 1993), en concreto de esos relatos míticos de aislamiento como Hielo (108). Pero en el segundo ya se asienta bien el estilo True Detective, y desde entonces se convierte en un tour de force espectacular donde cada episodio es más intenso y agobiante que al anterior.
El entorno apartado y en decadencia resulta opresivo y deprimente. Los protagonistas están atrapados por decisiones y traumas pasados, batallan por mantenerse a flote en un mundo corrupto y una vida que los ha llevado a mirar al abismo. Y tendrán que encarar de una vez sus demonios internos en un caso que los pondrá a prueba en todo momento.
La intriga policíaca combina muy bien una investigación clásica, de agentes echándole horas y rompiéndose la cabeza, con el ambiente perturbador a lo Seven (David Fincher, 1995) y las inclinaciones filosóficas que marcaron el sello de la serie. No faltan tampoco la corrupción de los poderosos, los secretos oscuros de los lugareños y los propios detectives, los misterios que salpican la cultura local… Tenemos los característicos diálogos interpersonales llenos de mentiras e historias veladas que hay que ir desgranando, y diálogos internos llenos de reflexiones existencialistas, ahora con mayor presencia de la religión y la cultura asociada a esta, en concreto las de los indígenas de Alaska.
La atmósfera y el ritmo de los dos últimos capítulos de absorbente llega a ser sofocante. Los retos y revelaciones finales se fusionan magistralmente con la catarsis de las protagonistas. Pero aunque el desenlace es sólido en su conjunto porque el camino ha sido bien allanado y el equilibrio de los distintos elementos da un todo superior, tiene un par de momentos cruciales muy descuidados sobre los que me extenderé en los apartados siguientes. En resumen, la parte dramática es superior a las conclusiones de la investigación.
También cabe destacar que no se cumple mi peor temor: no se ahoga en la línea fantasiosa, como apuntaba alguna visión demasiado explícita y algún recurso muy rebuscado, sino que, como en el primer año, juega con la experiencia de cada personaje, sus creencias, emociones y visiones.
La cámara de Issa López mantiene el tono de thriller sombrío y de calidad cinematográfica, con un ritmo templado que garantiza una atmósfera sugestiva. Pero no logra ninguna escena lo suficientemente hermosa o impactante como para dejar huella, y eso que los paisajes invitan a ello. El tema musical y el montaje de los créditos son como siempre muy atractivos.
Ha sido rodada en Islandia, algo que me extraña estando Alaska en su propio país; supongo que tendría ventajas económicas, pues hay regiones que dan más facilidades en impuestos y subvenciones que otras; por ejemplo, muchas series se ruedan en Canadá por ello.
ALGUNOS DETALLES CHIRRÍAN
Hay mejoras posibles aquí y allá, no sustanciales, pero como hay que crucificar la temporada, se han tomado como errores enormes que tiran todo por tierra, olvidando que la primera etapa tenía sus carencias también. Otros aspectos sí son bastante cuestionables y pueden empañar la experiencia con un final por lo general muy emocionante.
Un lastre recurrente en la serie son las pistas falsas un tanto forzadas, con simbolismo pasado de rosca (muñecos y garabatos que luego no significan nada), a lo que hay que sumar los citados ganchos de baratillo, incluido un oso polar un tanto ridículo, y unos cuantos sustos forzados bastante cutres que desentonan en una atmósfera que se cuece a fuego lento. También tenemos la remesa habitual de roles esporádicos puestos para despistar, tan crípticos que resultan un tanto pasados de rosca; no tengo nada en contra de que una investigación pase por callejones sin salida, pero si son tan impostados saben a trampa. Los diálogos son unas veces asépticos de más, otras un tanto sobrecargados, aunque lejos de la pretenciosidad previa. Y en una serie tan adulta me chirrían un montón los flashes a modo de recordatorios cada vez que tienen que unir una pista con otra, como si los autores pensaran que no somos capaces de pensar por nosotros mismos ni de recordar algo que salió en el capítulo anterior.
El punto más conflictivo y relevante estaría en la motivación que lleva a cometer los crímenes que ponen patas arriba el lugar, pero eso tengo que dejarlo para el apartado de spoilers.
En el acabado tampoco nos libramos de aspectos mejorables que desentonan con los asombrosos 10 millones por capítulo que ha costado. La fallida recreación por ordenador de la fauna local supone que la primera escena del año resulte entre chocante y grotesca. En alguna composición de imágenes que juega con retoques y fondos añadidos se nota que no es una escena natural. Y me mosquea una técnica vetusta pero que sigue empleándose incluso en series de alto presupuesto como esta, y sigue dando el cante: la manía de rodar los viajes en coche en plató con pantalla de fondo. También hay un exceso de canciones que, aunque buenas en general y algunas bien puestas, terminan cansando, sobre todo porque más veces de la cuenta son el típico truco para agilizar transiciones donde los guionistas no tienen ganas de trabajárselo mejor.
EL FINAL TIENE ALGUNOS AGUJEROS
—Alerta de spoilers:. En adelante destripo a fondo el final.–
En el tramo final, los pequeños deslices ya empiezan a pesar, habiendo algunas soluciones bastante cuestionables.
El hallazgo de la huella de la mano a la que le faltan dos dedos resulta un tanto precipitado, y esta vez se agradece el uso de flashbacks, porque el personaje en cuestión no se presentó debidamente. En un policíaco perfecto puedes deducir cosas por ti mismo uniendo las pistas, pero uno que no lo es prefiere inclinarse por el golpe de efecto sensacionalista. Cierto es que esta serie abraza la segunda fórmula, pero incluso ahí se puede hacer mejor, de forma que no parezca tan forzado.
La exploración de la cueva sin cuerdas, sin arneses ni ningún tipo de herramienta y seguridad, no resulta creíble en agentes tan curtidas en la zona, y menos cuando llevaban días buscando formas de llegar ahí.
No me cuadra que Navarro se vaya tras resolver el caso, justo cuando ha hecho las paces consigo misma y sus raíces, y todo apuntaba a que ya podía encajar y ser feliz en el lugar. Es un intento de final poético y abierto absurdo, incongruente con lo narrado. Por el otro lado, es interesante, y un tanto cruel, ver cómo las agentes han superado sus traumas, en especial el asesinato encubierto de un sospechoso, pero a la vez el joven novato que apuntaba maneras como buen agente ha sido salpicado por toda esa corrupción y ha heredado el mismo problema con su propia ejecución. Así, la victoria se amarga un poco con el toque de fatalismo muy interesante.
El punto más grave es que Issa López y su equipo deberían haberse trabajado mejor las motivaciones de los científicos a la hora de perpetrar el crimen. Me creería un arrebato de ira, de hecho, la mayor parte de los asesinatos no son spremeditados sino por calentones, y más con la situación de aislamiento que viven, y además, la corrupción sobre los orígenes de su financiación daba pie a cometer más crímenes para tapar sus fechorías.
Pero en vez de describir mejor una degradación mental y ponerlos ante un callejón sin salida que lo justifique adecuadamente, los autores se limitan a un torpe e insatisfactorio «es que naestaba destruyendo nuestro trabajo», cuando la asaltante solo había corrompido unas muestras y bastaba con inmovilizarla. Pero la cosa empeora cuando se desvela que estaban compinchados con la mina para que su contaminación acelere el descongelamiento del permafrost. ¿Pero cómo esperan que me crea que un grupo de científicos de primera línea defiende el calentamiento global y la destrucción de un ecosistema y una economía para defender su investigación, por mucho potencial que tenga esta? ¿Es que no pueden usar un sistema de calefacción por tuberías o algo parecido?
Por suerte, estos patinazos quedan bastante eclipsados porque, como señalaba, el conjunto te mantiene atrapado con su atmósfera, las relevaciones personales llegan con fuerza, y la solución del mayor misterio es plenamente satisfactoria (menos para esos machistas que echan pestes de cualquier fémina que se defienda de abusos): el asalto de las mujeres del pueblo al laboratorio, clamando venganza, es fantástico, y da buen cierre a la misteriosa muerte de los científicos.
Ver también:
– Temporada 1 (2014)
– Temporada 2 (2015)
– Temporada 3 (2019)
-> Temporada 4 – Noche polar (2014)