AMC | 2010 Productores ejecutivos: Jason Horwitch, Henry Bromell. Intérpretes: James Badge Dale, Lauren Hodges, Dallas Roberts, Arliss Howard, Maggie Young, Christopher Evan Welch, Miranda Richardson, Natalie Gold, Michael Cristofer. Valoración: |
Recuerdo que cuando estaba terminando Alias, sobre todo debido a un par de capítulos que se centraban más en la parte de espionaje, me pregunté por qué no había series de espionaje, de intrigas y conspiraciones políticas serias y realistas cuando en el cine es un estilo bastante explotado. En general el panorama es desolador, pues salvo alguna producción de acción que se acerca mínimamente al tema (Alias, 24) no hemos visto nada que explotara el género de forma directa. Ha sido así hasta la actual Rubicon, que ha entrado por la puerta grande y con un tono muy distintivo, pues no bebe de las clásicas películas de esta temática sino que busca su propio estilo. Aquí los espías no son peligrosos y curtidos agentes de campo, sino analistas de oficina que hacen estudios políticos y siguen desde sus escritorios los movimientos de entramados y células terroristas. Y por supuesto les alcanzará una conspiración misteriosa que hará peligrar tanto sus creencias (¿Para quién trabajamos?) como su vida.
Rubicon ha sido por decirlo de alguna manera un éxito en la sombra, una serie sin el favor del público ni la crítica que ha ido despertando poco a poco el interés hasta que por fin las pocas voces que la defendían empiezan a hacerse escuchar y consiguen trasmitir que estamos ante una pequeña joya digna de ver.
Esta primera temporada es un ejemplo modélico de planificación de tramas, de información bien dosificada, de historias desarrolladas con un rumbo claro. El descubrimiento de la conspiración y su entramado se toma su tiempo, mostrando lo justo en cada capítulo mientras los protagonistas llevan a cabo sus tareas, misiones que en principio, aunque interesantes, parecen algo secundario pero luego quizá no lo sean tanto. Los guiones son inteligentes, meticulosos, la puesta en escena más que profesional, destacando una banda sonora perfecta para ambientar el tono de intriga. El ritmo algunos han dicho que es lento, pero yo no lo comparto: es excitante, intrigante, adictivo y en muchos tramos trepidante a pesar de que las revelaciones llegan con cuentagotas. Cada capítulo te mantiene en vilo deseando saber más, esperando que los personajes salgan airosos de los constantes peligros y consigan sobrellevar sus dramas personales.
Como indicaba, las tramas están muy bien planificadas, pero no son excesivamente densas ni enrevesadas de forma innecesaria. De hecho es una serie en la que puedes unirte a los personajes en sus divagaciones y formar tus propias teorías. Algunas las acertarás (pillé algún aspecto crucial del final, como el rol de la vecina, y la naturaleza de la conspiración se intuye a media temporada) y en otras te quedarás cerca. La verdad es que resulta un aspecto muy de agradecer que opten por soluciones creíbles y no por giros imposibles como suele ocurrir en muchísimas producciones: ayuda a meterte de lleno en las intrigas y sudar codo con codo con los protagonistas.
Los personajes resultan también de primerísima calidad, siendo su presentación y desarrollo dignas de elogio por emplear un estilo poco habitual: sus descripciones son sutiles, sin tirar por lo simple y directo, dejando entrever poco a poco cómo son y qué conflictos internos arrastran sin abusar de dramas facilones, o dicho de otra forma, sabemos que tienen problemas de determinada índole (drogas o matrimonios hundidos, por ejemplo) pero no se nos muestran directamente, sino que los intuimos por sus comportamientos. Algunos se hacen querer (Tanya), otros en principio son rechazados y luego comprendidos (Grant), y alguno resulta fascinante y esperamos con ansia sus apariciones (Kale Ingram). En cuanto a los actores, están todos bastante bien elegidos (Arliss Howard –Ingram- sería el más destacable), pero hay que admitir que el protagonista principal, James Bagde Dale (Will Travers), tiene un registro interpretativo bastante limitado, y aunque posee suficiente carisma como para no resultar molesto no consigue evitar la sensación de que en un papel tan crucial un actor de más talento hubiera resultado muy beneficioso.
Algunos aspectos negativos se pueden destacar, detalles que rechinan ligeramente aunque no desequilibran un conjunto brillante. Por ejemplo, cerca del desenlace los miembros de la conspiración eliminan a un personaje, pero lo hacen de una forma que resulta evidentemente facilísima, tanto que queda forzado y obliga a preguntarnos por qué no lo hicieron antes si tan sencillo era, o por qué con el propio Will no son tan eficaces, que el hombre se pasa media temporada siendo objetivo a eliminar y a pesar de ello no parece estar en tanto peligro, de hecho tras un intento fracasado parecen olvidarse de él, y él mismo vuelve a pasearse por media ciudad como si nada aunque se supone que sigue estando en el punto de mira. También hay que indicar que el final de temporada podría haberse diseñado mejor, pues el capítulo gordo (¡inmenso!) del año es el penúltimo y el que funciona como cierre parece un epílogo que resulta bastante anti-climático.
Rubicon es la sorpresa del año y una de las series más adictivas y refrescantes que he visto en mucho tiempo, amén de que es otra muestra del riesgo y buen hacer de la cada vez más llamativa cadena AMC. Por desgracia mientras escribo esto su futuro todavía se desconoce: queda por ver si ven su enorme potencial o si se dejan llevar por las flojas audiencias y nos quedamos sin segunda temporada. En una serie este calibre (calidad y tramas apasionantes bastante abiertas) sería una cancelación de las que duelen.
Actualización: Mucho me temo que fue cancelada.