GIRLS – TEMPORADA 4

HBO | 2015
Drama, comedia | 10 ep. de 20-30 min.
Productores ejecutivos: Lena Dunham, Judd Apatow, Jennifer Konner.
Intérpretes: Lena Dunham, Allison Williams, Adam Driver, Jemina Kirke, Zosia Mamet, Andrew Rannells, Alex Karpovsky, Peter Scolari, Becky Ann Baker, Ebon Moss-Bachrach.
Valoración:

Alerta de spoilers: Comento a fondo la trayectoria de los personajes.–

Es raro encontrar una serie centrada en los jóvenes que relate el paso a la madurez de sus personajes, todas se estancan en la etapa donde hayan empezado, o si avanzan (por ejemplo del instituto a la universidad) realmente cambian poca cosa del statu quo. Buffy, la cazavampiros, sería el mejor ejemplo, pues aunque tuviera una base de fantasía, su historia central era el crecimiento de los protagonistas, y este tuvo un buen recorrido. Ahora toca la perspectiva más inteligente y profunda, pero también ácida hasta rozar la comedia loca, de Girls. Las chicas, tras mucho deambular en el limbo entre los estudios y el trabajo, empiezan a encontrar quizá no su lugar en el mundo, pero sí situaciones en las que están más cómodas, pues van aprendiendo a superar sus limitaciones personales.

Como protagonista principal, Hannah tiene la trayectoria más compleja e interesante. Su viaje a una universidad sureña, donde parece que va a cumplirse su sueño de estudiar para escritora profesional, se inicia con la dificultad de dejar a su amado Adam atrás y continúa con los problemas de adaptación. Pero la cosa va yendo a peor hasta que su sueño le explota en la cara… o más bien, como siempre, lo explota ella inconscientemente. Las escenas de ella contra todos los demás estudiantes e incluso contra la profesora son brutales, con esa combinación de vergüenza ajena y situaciones delirantes marca de la casa. No encaja, no acepta errores, en su mundo todos menos ella son los que se equivocan. Además, el receso con Elijah le hace recordar dónde están sus amigos y su zona de confort. Así que vuelve a casa desistiendo de su gran sueño, esperando encontrarse con Adam (otra vez) con los brazos abiertos, para estamparse en la realidad: él ha seguido con su vida. El capítulo 405, centrado la crisis emocional de Hannah, con todos los colegas pasando por su piso para intentar ayudarla, es fantástico.

Pero poco después, en un requiebro inesperado en ella, encuentra un trabajo que le hace sentirse bien: de profesora temporal en un instituto. Tiene sus patinazos, como la amistad con una alumna (genial el director intentando que entienda los límites en las relaciones y formas de ser, y Hannah ni se entera), pero ahí encuentra un lugar donde se siente útil y apreciada. Además, la relación con el compañero tranquilo y maduro empieza con baches, pero le ayuda a sentar la cabeza. Madura tanto que es capaz de digerir un golpe de efecto que antes le habría supuesto un duro revés: la tardía salida del armario de su padre.

En segundo lugar no sabría elegir un favorito entre Marnie y Ray. Ella está enfrascada en su incipiente carrera musical con Desi, también su pareja sentimental, pero se la ve con muchas dudas y miedos. Ray descubre que todavía siente algo por ella y que Desi es un patán que no la merece, e intercede de forma bastante descarada. Es interesante ver cómo él, el más maduro y directo, suele marcar sacar de apuros al grupo muchas veces. El caso es que el otro la planta y Marnie termina cantando sola, superando todos sus miedos, en una escena muy clásica pero efectiva.

Por su parte Ray acaba canalizando sus críticas y quejas de forma inesperada: en la política, presentándose para un puesto local esperando cambiar cosas en el barrio. Su discurso ante la junta es una de las mejores escenas del año, para mí la mejor, porque muestra en un solo instante toda la grandeza de la serie: resumir con maestría cosas que todos vivimos de una forma u otra (en este caso la dejadez de la administración, pero se tocan muchos temas obviamente), darles un punto de ironía que roza la vergüenza ajena, conseguir sacar una sonrisa (en este caso una sonora carcajada) a la vez que lleva a la reflexión.

Shoshana está enfrascada en la búsqueda de trabajo, un paso crucial y temido en nuestras vidas. Se topa con lo esperable: empresas de todo pelaje, gente más o menos educada, puestos que la atraen más o menos pero necesita para seguir adelante. La maduración paulatina es evidente, hasta que choca con un salto enorme: ¿irá a Japón?

Adam queda en un plano más secundario y con una transformación más limitada, pues ya era bastante maduro, dentro de lo cabe en sus excentricidades. El amorío con Mimi-Rose es alucinante y da para varias historias jugosas sobre relaciones amorosas: el aborto, los exnovios, la fidelidad, etc. El tipo se traga todo como bien puede, y no sé si hubiera salido de ahí si no es por Jessa, que es más impulsiva. En cuanto a Jessa, sigue siendo la más desaprovechada del grupo, no tiene una historia propia de largo recorrido, queda como un personaje secundario, eso sí, muy atractivo. Elijah en cambio nació así, como rol de apoyo, y en esa posición sigue estando fantástico.

Ver también:
Temporada 3.
Temporada 2.
Temporada 1.

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