Archivo mensual: junio 2012

THE SHADOW LINE – MINISERIE.

The Shadow Line
BBC | 2011
Productores ejecutivos: Hugo Blick.
Intérpretes: Chiwetel Ejiofor, Christopher Eccleston, Kierston Wareing, Richard Lintern, Malcom Storry, Clare Calbraith, Stephen Rea, Rafe Spall, Lesley Sharp, David Schofield.
Valoración:

Un conocido mafioso sale de la cárcel tras haber recibido un perdón real, algo que sólo ocurre en casos en que los criminales han ofrecido una ayuda impagable al estado, como salvar vidas. Pero su libertad dura poco, porque pronto es asesinado. Un policía que vuelve al servicio tras haber estado en coma y perdido la memoria reciente (no recuerda cómo murió su compañero ni cómo llegaron a ser tiroteados) se encargará del caso, y poco a poco desgranará tanto esta turbia historia como su posible relación con el evento que dio un vuelco a su vida. Mientras, los sucesores del mafioso toman posiciones ante la nueva situación, tratando de resucitar el jugoso mercado de la droga.

The Swadow Line es un thriller en el fondo bastante clásico, pero embellecido por una puesta en escena de corte modernista que busca impresionar en cada plano y un estilo narrativo que pretender ir más allá del típico policíaco para sumergirse en el cine negro y por momentos en el cine de espías. Pero la mezcla, o el atrevimiento, no se salda con éxito.

Como thriller resulta poco singular, muy predecible. La buena composición de personajes y el deseo de conocer sus destinos (y su pasado en el caso del agente protagonista) no bastan para levantar el interés de una aventura monótona, estirada en exceso y donde los propios personajes son mal ubicados y proyectados, pues terminan siendo marionetas de la narración, desvirtuando su sólida presentación. Las tramas cuando no navegan por aguas muy conocidas directamente naufragan. Sorpresas no hay, tramos impactantes tampoco. Y la parte final pierde fuelle a marchas forzadas, hasta confluir en un desenlace que provoca risa, al menos en la parte que se entiende, porque hay momentos confusos e incoherentes (forzadas muertes de protagonistas, epílogo absurdo…). Incongruencias también encontramos unas pocas, como eso de que muera un niño y no haya repercusiones en ningún personaje, dejando claro que es un golpe de efecto barato, o el protagonista tiroteado que parece curarse en un día y se levanta en plena forma.

Como cine negro se esmera en mostrarnos un entorno oscuro y violento, pero de simple y frío resulta poco atractivo. Como cine de espías ofrece algunos de los mejores tramos, sobre todo gracias al inquietante personaje Gatehouse, lo único rescatable de la serie. Este rol da un puñado de momentos impresionantes, en especial ese cara a cara con el hombre al que todos buscan, que se come casi la mitad de un episodio y resulta memorable. Pero por desgracia son instantes puntuales en una maraña de quiero y no puedos, y por extensión es una línea que resulta a veces desconectada del resto, incluso anacrónica.

La puesta en escena peca de pretenciosa. La fotografía es excelente, y en general la composición de escenas también, pero entre los tics que arrastra y la fallida escenografía termina resultando más mala que buena. A base de querer mostrar un aspecto visual frío y minimalista se cargan la credibilidad: en todas las escenas aparecen sólo los protagonistas, sin que haya un entorno creíble; canta muchísimo que la comisaría esté habitada sólo por ellos, por ejemplo. En cuanto a los tics, pronto se nota que el empeño en sacar nimiedades molonas, como planos mostrando el encendido de cigarros (algo de lo que se abusa) o chorradas como poner el café y otras cosas semejantes, se hacen por dárselas de artista, pero echan por tierra el tempo narrativo, alargando escenas en cosas innecesarias.

He tenido la sensación de que Hugo Blick (guionista y director) intenta impresionar, ir de genio rompedor. Pero para eso tienes que tener técnica y habilidad, si no puede salirte una amalgama muy desequilibrada en forma y contenido. En The Shadow Line no hay mucho que llame la atención más allá del correcto reparto. Se deja ver sin problemas, entretiene a pesar de ser irregular y tiene tramos que están cerca de resultar gloriosos, pero la fallida mezcla decepciona y el final esperpéntico lo empeora. Es de esas que deja la sensación de que con pocos arreglos podría haber sido una buena serie, o incluso muy buena.

GIRLS – TEMPORADA 1.

Girls
HBO | 2012
Productores ejecutivos: Lena Dunham, Judd Apatow, Jennifer Konner.
Intérpretes: Lena Dunham, Allison Williams, Adam Driver, Jemina Kirke, Zosia Mamet, Christopher Abott, Alex Karpovsky.
Valoración:

Girls es una dramedia (comedia más drama en formato corto) que aborda el paso de la adolescencia a la madurez mostrado desde el punto de vista de un grupo de veinteañeras de ciudad (New York). Lejos del sensacionalismo o incluso surrealismo habitual de las comedias de cable (HBO y Showtime a la cabeza: Californication, The Big C, Bored to Death, Nurse Jackie, House of Lies, etc.) o incluso del atípico buen rollismo de otros títulos (Entourage, How to Make it in America), aquí se apuesta por la naturalidad, la sinceridad y la autocrítica. Es un retrato costumbrista de los jóvenes modernos, de esta generación que se niega a crecer, marcado con algo de gamberrismo e ironía, pero siempre de corte realista.

La vida está llena de desencantos y problemas. Nosotros mismos nos buscamos muchos, con nuestras manías, limitaciones y egos. Y Girls es muy consciente de ello, con lo que constantemente está echando mierda sobre sus personajes. Se aprende a palos, a base de meter la pata hasta que nos damos cuenta de cómo mejorar y superar las distintas etapas de la vida. Hannah (Lena Dunham) es egoísta de narices, mal vestida y cobardica. Es incapaz de dar el paso a la independencia, a la madurez, y cuando los padres le cortan el grifo se le viene el mundo encima. Además, su inseguridades le impiden llevar adelante su pasión, la escritura, y sus relaciones sentimentales son caóticas, por no decir absurdas. Está tan cerrada en sí misma que tiene que ser su nuevo novio, el loco de remate de Adam (Adam Driver), extrovertido y alucinado como ninguno, quien le diga claramente que debe abrirse al mundo. Su compañera de piso, Marnie (Allison Williams), parece más madura, pero en el fondo también es un desastre incapaz de sacar algo de su aburrida relación con Charlie (Christopher Abbott) y está llena de dudas que la impiden avanzar. Jessa (Jemima Kirke) es la más experimentada, ha viajado y conocido mundo, pero aunque va más a lo loco también arrastra el mismo problema, es incapaz de ir hacia adelante, siempre da rodeos; incluso cuando parece dar un paso en alguna dirección, sin duda hay mucho de locura en él (la sorpresa del último episodio es brutal, por ejemplo). Shoshanna (Zosia Mamet) es la más inmadura, una pija obsesionada porque es virgen, que no encuentra su lugar en el mundo y ni siquiera sabe cómo empezar una relación.

La búsqueda de realismo se aplica no sólo a la descripción de los personajes, sino que el reparto se ha cuidado en ese aspecto también. Las actrices elegidas quizá sean guapas (en especial Allison y Jemima), pero distan de ser los prototipos eróticos estándares, de hecho Dunham está entrada en kilos (y aun así no le hace ascos a enseñar carne en cantidad). Y los chicos son más bien feos cuando no raritos.

Su sencillez es una virtud, pero también un ligero escollo. La falta de intensidad de las historias hace algo largos y lentos algunos tramos, pero también hay momentos puntuales que destacan bastante. Así, todos los episodios están algo desequilibrados, aunque en conjunto siempre resultan bastante buenos; y momentos para recordar ha dado unos pocos, como la pelea de Hannah y Marnie, la gran fiesta, el colocón de Shoshanna en ella, algún polvo raruno con Adam… Además, su principal virtud es que la sensación de que no cuenta ninguna gran aventura se salva con creces gracias a su capacidad para conectar con el espectador. Cualquier joven se puede identificar con personajes y situaciones, hasta el punto de que algunos momentos se viven con intensidad: discusiones de parejas y amigos, dificultades para abordar relaciones, las tonterías que se pueden decir al intentar ligar, los problemas laborales… Girls versa sobre la vida misma, y como hay muchas formas de vivirla, quien no esté en la onda de lo aquí mostrado (los que sean de otra generación, sobre todo) seguramente no encontrará nada interesante en el visionado. Por el contrario, quien conecte encontrará un entretenimiento capaz de despertar gran simpatía, de dejar una sonrisa incluso cuando los capítulos no acaban con algo feliz, pues como decía, cada zancadilla es una lección aprendida para mejorar.

Girls se ha gestado en la gran HBO pero tiene un nombre propio único tras ella: Lena Dunham, quien sin copar revistas de moda e indistintamente de los premios que consiga, se ha consagrado con veinticinco años como la gran estrella femenina del año. Esta joven de aspecto normal le ha colado a la HBO una serie, la ha creado, escrito, dirigido e interpretado. Y todo ello lo ha hecho bastante bien. Girls ha dado bastante de que hablar entre la crítica y los aficionados exigentes (los blogueros que nos tragamos todo), pues a pesar de haber cierta polaridad en las críticas, su estilo y personalidad han pegado fuerte y han conseguido que resalte incluso cuando la temporada dista de ser de gran nivel.

CÓMO CONOCÍA A VUESTRA MADRE – TEMPORADA 7.

How I Met Your Mother
CBS | 2011-2012
Productores ejecutivos: Carig Thomas, Pamela Fryman, Carter Bays.
Intérpretes: Josh Radnor, Jason Segel, Cobie Smulders, Neil Patrick Harris, Alyson Hannigan, Bob Saget, Beckie Newton, Kal Penn, Nazanin Boniadi.
Valoración:

Decía que la sexta temporada remontaba tras un par de años irregulares, pero me temo que esta séptima vuelve a carecer de inspiración suficiente como para considerarla un buen año. Y arrastra además un problema notable y difícilmente perdonable a estas alturas: la evolución de los personajes es mínima, casi ninguno tiene una buena trama, y eso a pesar de que son unos roles que ya tienen mucha historia sobre sus hombros y sobre todo teniendo en cuenta que en algunos de ellos se han abordado partes importantes de sus vidas.

La sesión empieza y acaba con la dichosa boda que viene persiguiéndonos desde hace bastante tiempo. Se suponía que la sorpresa de quién se casaba (al quedar Ted descartado) iba a ser algo importante, pero la revelación es si cabe lo peor de una temporada descafeinada. Que sea Robin después de trabajar tanto a Barney es una sorpresa barata y cutre, y más cuando precisamente este personaje ha sido el más infrautilizado del año. Es indudable que no han sabido qué hacer con ella, hasta el punto de que ya supera a Ted en desinterés y monotonía. Los líos con el psiquiatra son lo único rescatable, porque no tiene más aventuras llamativas, ni siquiera en el trabajo, uno de los pilares de su forma de ser. Además la actriz se ha quedado anoréxica y está horrible.

El embarazo de Marshall y Lily supone aportar una vivencia demasiado clásica pero a estas alturas bastante necesaria. Era pues ineludible sacar buen partido de ella… y no, no han sabido darle interés. La pareja tiene además mucho episodio tontorrón, y si se salva es por cosas puntuales o los problemas de Marshall en el trabajo (el jefe flipado es un puntazo). De Ted no hay prácticamente nada que recordar, salvo algún tramo dedicado a intentar conseguir citas; la búsqueda de la mujer ha sido la trama más insignificante del año, hasta el punto de que, como se supone que es el argumento principal de la serie, se hacen no pocos chistes al respecto. Y como grupo en conjunto también hay algunas líneas mal trabajadas: se han vuelto a repetir algunas relaciones (o se han amagado), algo que además de saber a visto resultó peor porque ha quedado muy forzado. Los acercamientos de Robin y Ted son para olvidar, la reaparición de Victoria más o menos lo mismo.

Como viene siendo bastante habitual, es Barney quien salva la función. Su evolución es la más notable e interesante. La búsqueda de relación estable pasa por Nora, un proceso muy atractivo y lleno de buenos momentos, y termina con la stripper Quinn, un personaje muy divertido y encantador, en gran parte gracias a su intérprete Beckie Newton, quien tiene más carisma y calidad que todo el reparto, exceptuando a Neil Patrick Harris. Algunas locuras como la apuesta de la corbata de patos también tienen una proyección larga bastante interesante, y desde luego de nuevo Barney da algunos de los mejores episodios, hasta el punto de que si no fuera por su genial parte con Quinn y los trucos de magia, el final hubiera sido muy flojo.

La temporada ofrece un correcto y divertido entretenimiento con algunos episodios destacables, pero al sacar tan poco partido de sus personajes y carecer de tramas con algo de densidad supone un año bastante irrelevante e intrascendente. Y aunque el estilo de la serie (las narraciones no lineales, las historias contadas de forma entremezclada) sigue dándole un toque personal muy llamativo y por lo general eficaz, es evidente que se ha perdido mucha vitalidad. De hecho, este año no he encontrado ningún capítulo de esos enormes que daba de vez en cuando.

Ver también:
Temporada 6.
Temporada 5.

JUEGO DE TRONOS – 210 – VALAR MORGHULIS


Valar Morghulis
Escritores: David Benioff, D. B. Weiss.
Director: Alan Taylor.
Valoración:

Sinopsis:
Dany se enfrenta a los dirigentes de Qarth. Theon ve sus planes deshacerse. Bran llora sus pérdidas. Tyrion pierde influencia con la llegada de Tywin. Arya de nuevo camina sin rumbo. Los Tyrell son bien recibidos por los Lannister. Los Salvajes deciden sobre Jon. Sus compañeros de la Guardia de la Noche descubren por qué los Salvajes emigran hacia el sur.

Resumen:
Tyrion despierta malherido. Sus esfuerzos por salvar Desembarco del Rey no son recompensados, porque la fama se la llevan su padre y los Tyrell. Para dar fuerza a la unión entre las familias Lannister y Tyrell, Margaery se ofrece como esposa para Joffrey. Sansa se alegra disimuladamente de quedar libre de Joff, pero Meñique le recuerda que sigue en una corte llena de víboras peligrosas.

Brienne sigue su camino con Jaime hacia la capital para intercambiarlo por las hijas de Catelyn. Arya se topa por última vez con Jaqen, quien le ofrece una moneda para que use cuando vuelva a necesitar ayuda de sus compañeros, los Hombres sin Rostro de Braavos. Stannis se siente traicionado por Melisandre por la derrota, pero esta le enseña una visión en el fuego y cambia de opinión.

Theon se enfrenta al asedio de Invernalia. Al no ver una salida que incluya mantener la vida y el honor, decide enfrentarse a los norteños. Pero sus hombres deciden entregarlo para salvar el pellejo. Cuando Bran, Rickon y Osha salen de las criptas descuben que Invernalia ha sido quemada y abandonada. Un agonizante Luwin les pide que vayan hacia el norte en busca de Jon, un camino más seguro que el violento sur.

Daenerys va en busca de sus dragones a la torre del brujo. Allí es atacada por visiones, y tomada presa. Pyat Pree afirma que con el nacimiento de los dragones la magia ha retornado, y planea retenerlos con ella para su beneficio. Pero a la orden de Dany le prenden fuego y sale libre. Decide saquear Qarth para comprar algún barco.

Jon es forzado por Qhorin para que luche contra él y lo mate, y así sea aceptado por los salvajes y pueda llegar a Mance. Sam y el resto de la expedición de Mormont ven acercarse algo que no había ocurrido en mil años: los Caminantes Blancos avanzan con un ejército de espectros.

Mejores frases:
-Cersei: Por el bien del reino, vuestros consejeros os suplican que dejéis a Sansa de lado.

-Brienne: Dos muertes rápidas…

-Soldado: Pensaba que no callaría nunca.
-Dagmer: Era una buena arenga.

-Jaqen: Valar Morghulis.

-Sam: Son Jon y Mediamano. Han vuelto.
-Grenn: Dos toques son los salvajes.
-Edd: No vas a luchar con ellos a solas. Vamos.
-Grenn: ¿Tres veces?
-Edd: ¡Corred!

Análisis:

Aunque no esperaba que se superara el nivel de impacto del capítulo precedente, Aguasnegras, cabría esperar que siendo un final de temporada Valar Morghulis tuviera gran intensidad y capacidad de dejar al espectador asombrado tanto por número de acontecimientos como por la importancia de estos y sobre todo por la sorpresa o fuerza de algunos de ellos. Pero aunque empieza muy bien, con el nivel estándar de la temporada, poco a poco va perdiendo fuelle, fallando en sus escenas clave hasta quedar estas considerablemente disipadas y algunas incluso confusas o malogradas. El problema se agrava aún más si conocemos la calidad del material que había en las novelas y lo poco que se ha aprovechado en estas importantes ocasiones.

Sus primeras escenas son excelentes, funcionando muy bien como desenlace de tramas cruciales y como punto y aparte de historias que se lanzan en otra dirección. La salvación de Desembarco del Rey toma un cariz inesperado para Tyrion, que ha sido relegado en favor de las caras más visibles de su familia y la unión con los Tyrell, mientras para colmo debe sufrir las consecuencias del atentado contra su vida. La pleitesía y los diálogos de rigor entre familias, los planes de matrimonio que dejan a Sansa en un limbo político y social (genial su gesto de alivio, aunque Meñique la vuelve a poner en su sitio) y la humillación y soledad de Tyrion son la mejor parte del episodio. Ni siquiera las molestas barbaridades que suelta Shae enturbian el ambiente; de nuevo, esta chica no funciona, pasa de dura y cruel con Tyrion a excesivamente dulzona; o es bipolar o como puta miente fatal.

Un tanto confusa es la rabieta de Varys ante el ascenso de Meñique en poder. Se supone que este tipo es más inteligente y reservado. Como hicieron en el final de la primera temporada, se empeñan en exagerar los roces entre ambos, cosa que no funciona pues no hay motivos claros. Es absurdo que Varys pida y ofrezca tanto a Ros, como si ella tuviera acceso a los secretos de Meñique. La escena además hace pensar que los guionistas tienen pensado seguir ampliando el papel de la dichosa prostituta.

Algunas secciones no tienen más remedio que aparecer lo justo para situar a los protagonistas en camino, y tampoco es que tuvieran que dar más en este punto de sus aventuras. Arya y Jaqen resultan deliciosamente intrigantes, y me alegro de que no hayan quitado el cambio de rostro, que a veces recortan detalles que pueden ser importantes para el futuro. Pero lo contrario ocurre con Stannis y la visión… que no vemos, algo incomprensible que en vez de generar misterio crea frustración e incomprensión: montarse una escena donde se da tanta importancia a los motivos de Melisandre y cómo estos se revelan a Stannis sin que se vea realmente de qué va la cosa es bastante absurdo. Si querían dejarlo en el aire para dar intriga, había otras formas mejores que no implicaran quedarse con el espectador. Brienne y Jaime salen mejor parados, pues su escena aparte de emocionante dibuja muy bien la relación entre ambos.

Theon está acorralado en Invernalia. El actor Alfie Allen lo borda de nuevo, y sus escenas tienen energía e incluso gracia (el golpe de Dagmer es un puntazo), pero se me antojan alargadas, sobre todo porque en contraposición la parte de Jon está muy poco trabajada, y tanto en interés como en importancia global merecía y necesitaba más. Tras tanto sembrar dudas en el bastardo con los interesantes juegos de Ygritte, su conversión a los salvajes queda forzada y poco clara. ¿Se une por orden de Qhorin o para sobrevivir por su cuenta? Y no queda confusa en el sentido de que se muestra al personaje sumido en la duda, sino porque no se entiende bien. Una pena.

Después de tanto extender la relación amorosa entre Robb y Talisa, aunque acabó bien para lo mal que empezaba, el paso final, la boda entre ellos, es un despropósito. Primero, para la importancia que tiene se le dedica muy poco tiempo, y su falta de garra hace que resulte lo más insignificante y olvidable del episodio. ¿Para qué tanto alargarlo si lo rematas con prisas? Además, la incongruencia de casarse por los Siete no hay manera de entenderla. Robb, norteño de pura cepa, fiel a su padre y sus principios, abandona los dioses Antiguos para casarse con una que probablemente ni creciera a la luz de los Siete; de hecho ni se indica su credo, y viendo lo anarquista y liberal que la han presentado lo mismo es la primera atea de la historia de Poniente. Sencillamente ridículo. Pero bueno, como en el libro, Robb mete la pata de forma espectacular, dejándose llevar por el amor y el honor más que con la cabeza y rompiendo la promesa y alianza con los Frey porque, como su padre, carece de visión política y piensa únicamente en lo que le parece correcto en ese momento.

La partida del grupo de Bran es extremadamente confusa, pobretona, desaprovechada. No puede ser que no se explique nada. El asedio no lo vemos, así que podemos imaginar cualquier cosa, como que es una treta para engañar a Theon. Él dice que lo ha visto, pero señores, esto es una serie, esa frase puede pasar desapercibida y como realmente no se ve nada el espectador puede liarse. Pero peor es cuando repentinamente Invernalia aparece quemada. No hay factor sorpresa, sólo incredulidad e interrogantes. ¿Cómo y por qué se quema? En teoría todo se desarrolla de forma que los Greyjoy entregan a Theon y los Norteños les dejan ir y toman Invernalia. El fuego no tiene lógica, y que la hayan abandonado menos aún. Como no se entiende nada, un momento de gran fuerza y simbolismo en la novela aquí queda en nada. Lo único salvable es el fin del apreciado Luwin, un golpe bastante duro, pero es que toda la escena debería ser de humedecer los ojos.

La parte de Dany en Qarth ya venía descarriada de antes. A base de reinventar liaron todo sin darle sentido ni densidad. En la primera temporada cada aparición de Dany se seguía con gran interés, porque las escenas se trabajaban muy bien, algo imprescindible para que una parte tan descolgada no quedara por debajo del resto. Pero aquí han ido perdiendo el rumbo hasta llegar a un desenlace insípido. Eludir las visiones de la Casa de los Eternos ha sido una gran cobardía. Tirar por escenas tan obvias, facilonas y sentimentaloides es peor aún, sobre todo cuando no se atisba sentido alguno a las visiones, a su forzadamente sentimental encuentro con Drogo. Y todo está envuelto en pequeños detalles que afean aún más la situación. La muerte del brujo es ridícula, de serie o película de bajo nivel, de villano cutre. Los dragones no crecen, pero vaya poder de fuego. El khalasar aparece y desaparece (un plan lógico hubiera sido atacar con él la torre). Y cuando todo ha terminado, Dany tiene una ciudad sin gobierno a sus pies, y decide robar cuatro baratijas y largarse, cuando podría haber sentado una base de operaciones en una de las zonas más ricas del continente. La credibilidad por los suelos. Sencillamente, parece que este año Dany ha sido un trámite que cumplimentar, sobre todo en la Casa de los Eternos, y no han sabido qué hacer con ella, si cambiarlo todo o ser fiel, y se han quedado a medio camino.

Y finalmente tenemos el golpe de efecto final para dejar pasmado al espectador… pero tiene el mismo problema: el potencial es enorme, algún momento puntual funciona, pero el conjunto se resiente por tonterías fácilmente mejorables. Otra vez tenemos a Sam, Grenn y Edd el Penas repitiendo la misma escena que han tenido cada vez que han aparecido: Sam el pesado con sus chistes de chicas. Cabe pensar que los guionistas gastaban todo su esfuerzo en otros personajes y estos se los dejaban a un becario, porque no es normal lo poco que aportan con lo interesantes que en principio parecen ser. Su escena acaba con los tres toques de cuernos sonando. En el libro se te cae el alma al suelo cuando ocurre, aquí casi ni te enteras. Es lo que pasa cuando la escena no se trabaja bien. Y aparecen los espectros (genial el caballo zombi) e incluso un Otro o Caminante Blanco. Sin duda la criatura es alucinante, escalofriante. El diseño es magnífico, el porte y la mirada también… Pero supone un cambio notable con lo que hemos visto antes de ellos… ¿No eran negros? Se ve que dejaron su diseño para el final, y en las otras apariciones hacían apaños. Pues muy mal. Pero no sólo eso, sino que su aparición se estropea con las miraditas que se echa con Sam… ¿Pero por qué le deja con vida? Vaya forma de desaprovechar un clímax que podría haber sido acojonante. Y mira que en principio me parece bien la idea de adelantar el primer episodio de Tormenta de espadas… pero es uno de los mejores de toda la saga, y si lo van a dejar en estos dos irregulares minutos, pues menuda cagada.

En algunos momentos he tenido la sensación de que les ha faltado un capítulo, de que se quedaron sin tiempo. Muchos episodios han pecado de lentos y de tener rellenos, y en el momento más importante no le han dado a cada escena el tiempo necesario. Pero hay que tener en cuenta que en este tipo de series los guiones están terminados antes de empezar a rodar, y no se estrena hasta que se acaba la postproducción de toda la temporada (o está cerca de hacerlo), así que el fallo se da a la hora de escribir los guiones, lo cual es si cabe más grave. Sencillamente, no han sabido enfrentarse a algún momento clave difícil, como Qarth y las visiones, y otros les han salido bastante mal. Sí, indudablemente el episodio es relativamente bueno en conjunto, pero peca de desequilibrado, desaprovechado y débil en momentos cruciales, por no decir está bastante mal adaptado, echando a perder un potencial enorme.

Termino con dos detalles menores. Se han cargado a las doncellas de Dany, algo cambiado respecto al libro, y sería interesante saber por qué. ¿Ahorrarse dos actrices, dotar de tragedia la sección de Dany? ¿Las sustituirán? Y el Maestre Pycelle le da a Tyrion una moneda diciendo «por tus problemas», imitando lo que hizo el enano con la puta que tenía el Maestre capítulos atrás… pero en realidad el anciano no vio cómo se la entregaba, así que queda un tanto forzado.

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Guía de episodios

HOUSE – PRESENTACIÓN


FOX | 2004-2012, finalizada
Drama, suspense | 8 temp. de 22 cap.
Productores ejecutivos: David Shore, Bryan Singer, Paul Attanasio, Katie Jacobs.
Intérpretes: Hugh Laurie, Robert Sean Leonard, Lisa Edelstein, Omar Epps, Jesse Spencer, Jennifer Morrison, Peter Jacobson, Kal Penn, Olivia Wilde.

En 2004 nacía House, uno de los éxitos de audiencia más notable de la década, una serie que se puso de moda desde el primer episodio y apenas perdió fuelle en su larga trayectoria de ocho temporadas. Su final en 2012 mantuvo el nivel: todo el mundo ha hablado del desenlace.

La premisa es sencilla y en un primer vistazo considerablemente prometedora. Un doctor drogadicto, incontrolable, malhablado y que trata como la mierda a los pacientes es uno de los mejores médicos del país, y resuelve los casos más difíciles con un ingenio digno de Sherlock Holmes, obra de referencia constante para la serie. El episodio piloto y unos cuantos de los que le siguieron resultaron impresionantes. Historias ágiles, intrigantes y divertidas, diálogos rápidos y llenos de ingenio, un personaje central fuerte y con muchas posibilidades, encarnado por un Hugh Laurie inmenso, parecían sembrar las bases de una serie digna de seguir. Pero desgraciadamente el formato elegido para narrar esta historia se ve pronto como como una elección errónea. El procedimental clásico de formato cerradísimo impide que la obra respire, evolucione, funcione a largo plazo, por lo que a los pocos capítulos todo se viene abajo.

No tardan mucho en rizar tanto el rizo que el salto de fe que hay que hacer para poder aceptar las historias es de los grandes, porque House en muchísimos momentos no resulta un personaje creíble en el entorno, ni siquiera por mucho que queramos argumentar que es ficción. Y esto se agrava hasta límites intolerables en algunos tramos, es decir, la serie se vuelve tan incongruente, absurda e insostenible que daba penita verla. Si la trama y sus resoluciones resultan absurdas e increíbles, ¿qué interés pueden tener?

Los dramas personales y el día a día en el hospital se estancan rápidamente. El esquema de cada episodio es tan repetitivo que aparte de perder interés a marchas forzadas mina considerablemente ideas que en otro formato hubieran funcionado mejor. Basta ver media temporada para saber que la serie no puede dar más de sí. Los casos clónicos, las secuencias de obligado cumplimiento (las rondas, las peleas con Cuddy), la frase lapidaria contra los miembros de su equipo, la forma estúpida de concluir cada investigación (hallazgos por suerte, porque ciencia médica no practican), los personajes que valen para todo, desde enfermeros a policías (lo de asaltar casas para buscar pruebas de la enfermedad en vez de hacer pruebas al paciente alcanzaba costas surrealistas)… Y mientras, se desaprovechó durante años lo único bueno y tangible que ofrecía: la relaciones de House con Wilson y Cuddy, aunque en algunas temporadas se movía la cosa mínimamente. Por cierto, el actor Robert Sean Leonard lo hacía también muy bien, aunque quedaba eclipsado por la fuerza arrolladora de Laurie.

Si se hace el esfuerzo de darle margen, sea una, dos o tres temporadas, se ve que efectivamente el producto está podrido desde la médula, y que cada temporada extra que se está viendo es otro año de tiempo perdido. De vez en cuando procedían con tímidos intentos de llevar la historia un poco más allá, pero siempre acababan volviendo rápidamente al statu quo, demostrando los guionistas una cobardía y falta de originalidad lamentables. Parecía en esas ocasiones que iban a dar un golpe de timón que llevara las tramas por fin hacia adelante, pero a la larga todas se revelaban como engaños, o autoengaños para los que como yo vimos más sesiones de las que querríamos haber visto. Esos burdos amagos, como el jefe negro que ponía en apuros a House, el detective que lo agobiaba, los pasos por la cárcel, el manicomio, etc., no eran más que trampas para adornar un poco las historias, pues ninguna llevaba a nada ni dejaba huella alguna, salvo quizá en el sentido malo: algunas se les iban de las manos de forma vergonzosa, como la del detective (David Morse), que acabó siendo tan incompatible con el universo de la serie que tuvieron que terminar con la farsa de golpe.

Sin embargo cabe decir que uno de estos vaivenes sí funcionó, aunque fuera por potra, pues evidentemente se escribía sobre la marcha. La idea de los candidatos de la cuarta temporada se usó bastante bien, dando un año que conseguía disimular ligeramente las enormes grietas que tenía la serie desde su nacimiento. Personajes como Trece (que hizo famosa a Olivia Wilde) aportaban algo de frescura. Pero aquí me dije que había visto suficiente. Ya me engañaron demasiadas veces. Mejor dejarla en un punto álgido bastante correcto que irme en otro de sus tramos insoportables con un mal recuerdo. Y aun así me arrepentí de haber visto más allá de la primera temporada (que ya se me hizo larga y mediocre), pero entre la curiosidad y las vagas esperanzas y el estar al día de lo que se comenta por los foros seguí más tiempo de la cuenta. Por lo que he ido leyendo, si esos cuatro años estuvo agonizando, el resto directamente la serie era un zombi.

Si House hubiera sido creada como un drama normal, en plan Urgencias, podría haberse desarrollado muchísimo mejor, y quizá hubiera dado una buena serie. Pero construirla como un procedimental tan cerrado sobre sí mismo degeneró rápidamente en un subproducto de una televisión anticuada y sin valor artístico digno de mención. Y aun así tuvo un éxito enorme. No puedo entender que semejante coñazo con tramos tan ridículos pudiera vivir tanto tiempo con audiencias importantes y con no pocos premios (incluidas nominaciones a Globo de Oro a mejor serie, dejando así clarísimo el poco criterio de estos galardones). Pero no vale la pena preguntarse cómo semejante serial inferior y repetitivo pudo mantener tanto nivel de seguimiento, porque no hay respuesta. Se podría indicar que la masa de espectadores es poco exigente… ¿pero tan poco como para ver ocho temporadas de veintidós episodios cada una donde todos son exactamente iguales? Es demencial, digno de un análisis social y psicológico. Tantas buenas series que ver, tantos libros por leer, tanta vida por vivir… y la gente se pegaba a la pantalla para ver el mismo personaje haciendo las mismas cosas una y otra vez. Mi poca fe en la humanidad se tambalea aún más cuando intento comprender estas cosas. Así pues, por si no ha quedado clara mi opinión, no es que House fuera una mala serie, sino que su propia existencia me resulta incomprensible.

PD: un párrafo aparte podría dedicar al infame maltrato que sufrió la serie y el espectador que quería seguirla en España en Cuatro, con formato de imagen cortado, horarios cambiantes, anuncios por doquier… Que con una serie tan famosa fueran tan rastreros e incompetentes fue un empujón más para que muchos jóvenes abandoranan la televisión por internet. Es decir, hasta teniendo un éxito fácil las cadenas seguían cavando su propia tumba poco a poco.

HOUSE OF LIES – TEMPORADA 1.

House of Lies
Showtime | 2012
Productores ejecutivos: Matthew Carnahan, Don Cheadle, Jessica Borsiczky.
Intérpretes: Don Cheadle, Kristen Bell, Ben Schwartz, Josh Lawson, Dawn Olivieri, Donis Leonard, Glynn Turman.
Valoración:

House of Lies sigue las andanzas de un grupo de empleados de una consultoría financiera que se encarga de analizar el sistema de gestión y la economía de las compañías que lo solicitan, sea porque están al borde de alguna crisis o porque desean algún cambio en su forma de hacer las cosas. Marty Kaan (Don Cheadle), el jefe de este equipo, es un veterano muy conocido y venerado en el mundillo, pero tras su ejemplar vida laboral tiene una vida privada que hace aguas por todas partes. Su matrimonio no funcionó y su hijo preadolescente es un constante quebradero de cabeza: no tiene clara su identidad sexual y viste de mujer, liándola parda en el instituto de vez en cuando. Para colmo su exesposa trabaja para la competencia, es una zorra de cuidado… y de vez en cuando cae ante sus encantos.

Le acompañan tres jóvenes promesas. Jeannie (Kristen Bell) bajo una fachada dura esconde todas las dudas y miedos de cualquier mujer normal. En el tramo final de la temporada se le complica mucho la vida con una relación sentimental que no parece llevar a nada y unos asuntos laborales que podrían dejarla en evidencia ante todos. Clyde (Ben Schwartz) y Doug (Josh Lawson) siempre están compitiendo en el trabajo y en su cacería de mujeres, y cada uno tiene sus tics e inseguridades (que tonto se pone Doug con su currículo universitario, por ejemplo).

La dinámica de la serie es clara desde el primer episodio. Una vorágine de escenas narradas a toda velocidad entre diálogos rápidos (demasiado a veces) e ingeniosos, chistes infinitos (sobre sexo en su mayoría) y mucha conexión con el espectador rompiendo la cuarta pared. Marty constantemente interrumpe la escena para explicarnos qué ocurre (imprescindible para entender la política y economía empresarial), o para hacer chistes, o para descargar su rabia acumulada por culpa de la gentuza con la que suele tratar. El grupo mantiene una conexión y relaciones muy definidas, siempre con sus juegos sexuales y sus piques que dan numerosos instantes humorísticos muy logrados. Y el sexo no se limita a diálogos. Al estilo de Californication, de la misma cadena, el folleteo es constante. Marty es un galán de cuidado, y Doug y Clyde unos salidos que se meten en embrollos varios.

La agilidad de las tramas, la enorme cantidad y calidad de los chistes y las situaciones delirantes y divertidas empalmadas una detrás de otra sin descanso ni vacile en el ritmo mantienen los sentidos abarrotados en el esfuerzo por seguirlo todo y casi disimulan algunos peros notables que arrastra la temporada. Casi. Pronto se pone en evidencia que aunque a veces resulta difícil de seguir por el tema empresarial, en realidad es un cascarón bastante vacío en el que la densidad y trascendencia es escasa. La trama central (la adquisición) tarda en resultar interesante, y mientras, los casos del día pasan sin llamar lo más mínimo la atención. Hago memoria… y no recuerdo ninguno. En cuanto a los caracteres, salvo el personaje de Marty son figuras puestas ahí para desarrollar la línea humorística correspondiente. Por suerte Jeannie crece poco a poco, perfilándose hasta resultar un personaje muy atractivo en el tramo final. Y bueno, huelga decir que Kristen Bell es una actriz excelente que aporta una calidad extra a su rol.

House of Lies no ha pegado fuerte, no es comidilla de los medios ni arrastra fama de ningún tipo (aunque tuvo audiencia suficiente como para haber conseguido una segunda temporada). Entiendo que, como como muchas comedias (y esta más que otras), tiene un estilo rarito con el que conectas o no disfrutarás nada. Desde mi punto de vista, el equilibrio entre sus notables defectos y sus grandes virtudes ofrece una serie quizá demasiado intrascendente pero tan jodidamente divertida, alocada y adictiva que debo considerarla como uno de los mejores pasatiempos televisivos que he visto en mucho tiempo. No dejará huella, pero te hartas de reír.

EL DOBLAJE: CUANDO EL TRADUCTOR DECIDE ADAPTAR SEGÚN SU CRITERIO

Me he topado recientemente con dos artículos sobre la traducción de series para el doblaje y me han abierto los ojos, pues exponen claramente que algunas de las meteduras de pata más gordas de las traducciones y doblajes de series y películas no son fruto de una incompetencia puntual, sino debido a una falla sistemática que parte directamente de que muchos traductores desconocen cuáles son sus atribuciones, su trabajo.

Traductores de series (ojo, en medio hay un molesto video que se pone en marcha automáticamente, yo lo he fulminado con el adblock).
En las series se hace referencia a cuestiones culturales, humorísticas, de actualidad, a modas, personas y tendencias que son conocidas en el país de origen, pero puede que no lo sean aquí.

Si en una escena, los espectadores estadounidenses se ríen a carcajadas o lloran, los espectadores españoles también deben reír o llorar. Esto implica reinventar chistes o hacer referencia a personajes más conocidos para el público español.

Traduciendo Los Simpson (en realidad, este está incluido en el anterior).
Si una frase, por ejemplo, contiene el nombre de una persona de la vida pública estadounidense desconocida en España, lo cambio por otra conocida por un sector más amplio.

Ojo, no hablo de juegos de palabras con el idioma o dichos populares que tienen un significado distinto al literal, que son complicados de traducir si no es buscando un equivalente en nuestro idioma. Me refiero a que resulta que algunos de estos traductores no sólo traducen, sino que se toman la decisión personal de adaptar a culturas y regiones. Y no se basan en algún estudio o normativa con coherencia y lógica, no. Se basan en el humor con que se hayan levantado ese día, en su propio y limitado conocimiento del mundo y, lo peor, en lo que piensan que el público conoce y deja de conocer. Dejan de ser traductores y se convierten en una especie de malos profesores que adaptan el conocimiento al nivel del más tonto del país. Y como este es muy tonto y el profesor parece que también, pues estamos jodidos.

Con esta forma de hacer las cosas nos encontramos con memeces y atrocidades enormes. Resulta que si en una serie o película se hace una referencia cultural sobre el entorno donde viven los protagonistas quizá el traductor decida que alguien en España puede no entenderla y la cambia a su antojo por algo de aquí. Así, Bender en Futurama no silva el himno republicano, sino el de un partido de un país que nunca ha pisado, el PP de España; o en Los Simpson resulta que conocen a Ramón García, Milikito y otros parias de por aquí. La traductora de esta serie de animación tiene la decencia de criticar que se cambien referencias por personajillos españoles… pero qué más da, si igualmente defiende que se modifique la cita por una más asequible, alterando igualmente el original en base al nivel cultural que ella estima que posee la audiencia.

La metedura de pata es doble, e incluso triple. Primero, porque se genera una incongruencia enorme, porque un estadounidense hablando de la cocina del país es imposible que cite a Arguiñano, como hace Homer en Los Simpson. Segundo, se decide sin base alguna el conocimiento del espectador, cada referencia se traduce como les da la gana, sin pensar en si tiene sentido y consecuencias. Así, Fry de Futurama en vez de leer un fragmento de La hoguera de las vanidades de Tom Wolfe (no es un desconocido precisamente) repite una coletilla estúpida que estaba de moda en el momento del doblaje, «Tamara no cambié», que decía una famosa de las cutres de la que nadie se acuerda, lo que convierte a la escena en un despropósito para la posteridad y en un insulto enorme para los fans de la serie. Tercero, se ningunea al espectador que quiere un producto de calidad, porque se deforma la serie perdiendo fidelidad y credibilidad. Casos especialmente sangrantes fueron la reconversión total que hicieron con El príncipe de Bel-Air o Sabrina, versionadas al exquisito gusto de Antena 3, pero en nada que se indague un poco salen no pocas atrocidades dignas de despido fulminante. Miedo me da ver The Office en castellano después de lo que dicen en el artículo.

No, señores traductores, no. Si un espectador no entiende una cita o referencia es su puto problema. Si un espectador está viendo una serie de otro país se presupone que entiende que se hablará de cosas de allí, y si no pilla un aspecto de su cultura, pues no importa, ya aprenderá, y si no que se aguante. No hay que conocerlo absolutamente todo del mundo para vivir en él, pero lo que desde luego no hay que hacer ni fomentar es encerrarte en tu propia región o cultura sin mirar hacia afuera y deformando la realidad para encajarla en ella. Y sobre todo, señores traductores, si un guionista estima oportuno que un personaje o situación referencien a algo, es por una razón muy concreta: porque forma parte de la personalidad de sus protagonistas y de su entorno. Recuerdo que en Buffy, la cazavampiros Xander tenía una colección de platos de Babylon 5… pero el traductor no conocería la serie y la borró por completo, eliminando una detalle de la personalidad del protagonista: que es un friki. Lo mismo pasa con otras frases míticas, como «cómeme los calzones» de Bart Simpson, reinventada a «multiplícate por cero», un chiste sobre matemáticas que pegaría más con Lisa que con un chaval que acaba de salir del «caca, pedo pis» y busca algo más elaborado, una frase que como carece de sentido y supone traicionar el original sin razón alguna, en no pocos episodios tienen que hacer malabares para mantenerla.

Este ridículo paternalismo mal entendido que induce a algunos iluminados a decidir por su cuenta cómo alterar una obra según criterios totalmente subjetivos es otra de las muchas razones por la que cada vez reniego más de ver series o películas dobladas. Es difícil saber cuándo te están jodiendo un diálogo porque el traductor es un ignorante y decide que los demás también lo son.