EXTRAS – TEMPORADA 2 Y FINAL ESPECIAL.

Extras
BBC/HBO | 2006-2007
Productores ejecutivos: Ricky Gervais, Stephen Merchant
Intérpretes: Ricky Gervais, Ashley Jensen, Stephen Merchant
Valoración:

La segunda temporada de Extras mejora a la primera, marcándose instantes dignos de recordar, tanto por el impresionante nivel del humor conseguido (de llorar de risa) como por el ácido trasfondo crítico contra el mundo del teatro, el cine y la televisión. Sin embargo, la serie sigue arrastrando los principales fallos mostrados en su primer año, haciendo que el viaje sea extremadamente irregular. Los episodios que abren y cierran la sesión son bastante flojos y aburridos, rozando el suspenso, y el grueso, con dos capítulos buenos y dos impresionantes, tiene sus achaques también. Como cierre final de la serie se emitió una película larga bastante buena, sobre todo porque el formato permite contar las cosas con más detenimiento.

La cutre comedia sitcom* de Andy ve la luz, sus sueños parecen estar a punto de cumplirse. Sin embargo, pronto se topa con la realidad que impera en el mundillo. Los productores le deforman su creación hasta hacerla irreconocible. Esperaba conseguir una serie inteligente, y le han empujado a hacer una estupidez para la masa estúpida de espectadores. Pero resulta un tremendo éxito de audiencias. La frase «¿Se está riendo?» (o «¿Me está tomando el pelo?», según la traducción o el subtítulo que veamos) se convierte en la coletilla de moda que repite toda la sociedad británica, o al menos toda la clase media que vive pegada a la telebasura. Aunque Andy en principio estaba asqueado por haberse vendido (era eso o irse al paro), poco a poco el éxito se le sube a la cabeza. En cuanto empiezan a reconocerle por la calle y a darle preferencia en los restaurantes se convierte en un famoso de revista: creído, pagado de sí mismo, abusando de todo y todos y dejando de lado a su fiel amiga Maggie, que sigue en la misma situación con la que ambos empezaban esta historia (mierderos papeles de extras).

Pero tras el éxito llega la caída. Y será dolorosa. Con ella se exponen otros tantos temas relacionados, como la mendicidad de papeles (delirante su aparición como cutre alien en Doctor Who) o los patéticos intentos de volver a ser una estrella (¡se mete en Gran Hermano!). Su caída en desgracia a la larga le hará ver la luz de nuevo, momento que aprovecha para soltar un discurso contra todo lo que estaba haciendo mal, contra los agujeros del gremio (fama, realities…) y las miserias de la sociedad, un discurso que resulta digno de aplaudir.

Como describía en la anterior temporada, Extras también ataca los conflictos sociales, las fobias, enfermedades, etc. con un humor que va más allá de la acidez, que supera el hijoputismo hasta dejarte boquiabierto y lanzarte a una orgía de risas mezcladas con una sensación de vergüenza. Las meteduras de pata de Andy en su trayectoria abarcan a los retrasados mentales, niños enfermos, enanos (brutalísima la pelea con Warwick Davis, el mítico actor de Willow) y homosexuales (increíble haber enganchado a alguien tan serio como Ian McKellen para semejante parodia), dando un puñado de escenas deliciosamente grotescas pero también otras no tan logradas (por forzadas o poco inspiradas). Pero los mejores instantes se dan cuando pone a parir el gremio con la ayuda de actores que interpretan parodias de sí mismos. Daniel Radcliffe (Harry Potter) haciendo de adolescente salido da el mejor episodio de toda la serie, y le siguen de cerca otros momentazos como la ceremonia de los Bafta (con un sinfín de puñaladas), Clive Owen fastidiando a los extras o Ian McKellen sacando los prejuicios homófobos de Andy y amigos (la escena «necesitamos vaselina» me obligó a darle a pausa para poder reírme a gusto durante un par de minutos).

Por desgracia, como indicaba al principio, la serie es demasiado irregular. Las historias fluyen mejor que en el primer año, pero aun así se ven lastradas por numerosas secuencias que parecen números cómicos ajenos a la narración, empalmadas de mala manera y que no aportan nada o que incluso molestan bastante. Y teniendo seis episodios, no puedes dar dos que son totalmente prescindibles. Lo que queda son muchas buenas ideas que no consiguen formar una serie bien desarrolladla. O dicho de otra forma, Ricky Gervais vuelve a demostrar que es buen cómico de números sueltos (sketches), pero no buen guionista de series.

*sitcom, para el que no lo sepa, es la clásica comedia de veinte minutos rodada en un escenario fijo y con público, como Friends.

Ver también:
Temporada 1.

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