Syfy | 2015 Comedia, acción, drama, suspense | 15 ep. de 43 min. Productores ejecutivos: Karl Schaefer, Craig Engler, Paul Bales, David Michael Latt, David Rimawi. Intérpretes: Keith Allan, Kellita Smith, Russell Hodgkinson, DJ Qualls, Anastasia Baranova, Nat Zang, Pisay Pao, Emilio Rivera, Gina Gershon, Donald Corren, Lisa Coronado. Valoración: |
—Alerta de spoilers: Sólo presento algunas de las tramas principales.–
La segunda temporada de Z Nation continúa explorando la fórmula de abordar una aventura distinta en prácticamente cada episodio, aportando más y más novedades y giros que enriquecen un género muy inmovilista. Unas historias llevan el humor absurdo a límites hilarantes (el coleccionista), otras juegan con un cruel humor negro (el retiro corporativo), otras hacen parodias de temas clásicos (los western) o películas de culto (Mad Max), otras son más serias y dramáticas (los zombis plantas, las disputas culturales y familiares de los indios)… Y como en el primer año, todas mantienen un trasfondo de análisis social, antropológico y ético a través de escenarios bastante variados de supervivencia en el apocalipsis, conflictos sociales, dilemas morales, etc.
Pero los guionistas también han empezado a explorar tramas de largo recorrido alrededor del tema de la vacuna, de forma que el periplo hacia California para encontrar el CDC (Centro de control de enfermedades) no quede como un simple macguffin o excusa para justificar el viaje cruzando todo Estados Unidos. Tenemos la búsqueda de la doctora Merch (Lisa Coronado), pues Murphy quiere vengarse porque experimentó con él por la fuerza; conocemos a un villano recurrente, el doctor Kurian (Donald Corren); los indicios de que hay un proyecto de civilización en marcha, llamada la Zona, son muy sugerentes; una de las facciones que va tras la recompensa por encontrar a «El Murphy» y llevarlo sano y salvo a destino está bien organizada y no ceja en su empeño de perseguir a los protagonistas: el cartel de Los Zeros liderado por La Reina (Gina Gershon) y con su lugarteniente Escorpión (Emilio Rivera) dará mucha guerra.
El grupo protagonista está bien asentado y seguirá madurando conforme los nuevos acontecimientos hagan mella en ellos. El que mejor parado sale es Murphy, un rol muy rico en matices y posibilidades, que con el buen papel de Keith Allan resulta tan odioso como enternecedor; la relación con el grupo y los nuevos acontecimientos van sacando poco a poco un lado más humano, pero a la vez la infección zombi lo lleva hacia los muertos vivientes (destacando la asombrosa e inquietante habilidad de controlarlos telepáticamente), dejándonos siempre en suspense con qué hará si las circunstancias lo obligan a elegir. También enfrentaremos alguna baja y nuevos integrantes se unirán a la odisea de la banda: Vásquez (Matt Cedeño) puede ser un recurso muy valioso, pero su lealtad no está nada clara. Por otro lado, Ciudadano Z queda bastante descolgado; lo meten en varias peleas con zombis para rellenar, pero no terminan de resultar interesantes, tanto porque son repetitivas como porque no aportan nada al personaje, así que deberían haberlo sacado de la base a mitad de la temporada y embarcarlo en otra subtramas.
Lo único malo de ir tan rápido, pasando por una historia distinta en cada episodio, salvo excepciones, es que no da tiempo a desarrollar secundarios que dejen huella, algo donde The Walking Dead (David Alpert, Scott M. Gimple, 2010) ha funcionado bastante bien, desde el memorable Gobernador a muchos personajes menores que pululaban en cada asentamiento. Lo único que cabe destacar es que vuelve a aparecer la simpática pareja de vendedores ambulantes.
La mayor parte de los capítulos son trepidantes, combinan muy bien el humor, el drama y la odisea de supervivencia, y esta frescura y variedad de historias se remata con los numerosos giros imprevisibles, de forma que el interés está siempre en un nivel muy alto y hay tramos con gran tensión. Así, gana de nuevo la partida a la prometedora pero continuamente decepcionante The Walking Dead, no ya porque en su segunda temporada fue un desastre muy sonado, sino porque ni siquiera en sus mejores momentos ha resultado tan completa y apasionante, sino más bien torpe y dispersa.
Destacan el épico Luz blanca (202), donde nos tiramos cuarenta espectaculares y agobiantes minutos de tiroteos y carreras entre cazarrecompensas y zombis; el fascinante El coleccionista (208), que pone a Murphy en verdaderos apuros, el alocado Descendiendo el Mississippi (207), el tramo en que se juntan los conflictos con Cassandra y el bebé zombi, donde es cuando más se duda de la posición de Murphy (¡Zombibebé! -205- y El papá de la bebé zombi -206- ), el completísimo Retiro corporativo (211), que toca muchos temas interesantes con un humor negro estupendo, y Día uno (214), con los flashbacks sobre cómo cada personaje se topó con el incipiente apocalipsis zombi.
También hay momentos sueltos asombrosos en cantidad, pero destacaría la presentación de la colección de zombis, el salto suicida desde la azotea… para topar con una piscina llena de zombis que amortiguan la caída, el cameo de George R. R. Martin zombi obligado a firmar libros, el nacimiento del bebé mestizo con los tres reyes zombis, el genial discurso del timador para encandilarse a los paletos sureños, las normas absurdas del líder del retiro corporativo…
Sólo algunos tramos se quedan algo cortos, pues aunque las premisas son interesantes, pueden fallar en ritmo o el guion no está tan cuidado. La parodia de la saga Mad Max en Carretera zombi (203) no exprime bien ni el escenario ni los personajes secundarios, el de los zombis planta, Lote 47 (204), es prometedor pero se queda corto en todos los sentidos, el de los indios, No estuvimos cerca del gran cañón (210), tenía potencial para mucho más y resulta muy simplón, y Rozwell (209) se ve muy forzado tanto en el sentido del humor como a la hora de presentar la misteriosa Zona.
Las historias de largo recorrido también tienen sus achaques. El cartel mejicano, aunque interesante y con buenos momentos, hace aguas más de la cuenta. Las motivaciones no cuajan, no pega que un grupo de narcotraficantes, o sea, de anárquicos violentos, se ponga ahora a ir de salvadores del mundo, y sus episodios (Fiesta con los Zeros -212-, Adiós, muchachos -213-) adolecen de cierta falta de energía y credibilidad (¿cómo cojones sobrevive Escorpión?). Y sobre todo, el doctor Kurian es bastante prescindible, un villano que parece sacado de los peores momentos de Expediente X (Chris Carter, 1993), o sea, más molesto que atractivo.
Por suerte, estas secciones confluyen en un desenlace, El fin de los tiempos (215), que te mantiene en vilo sin saber qué puede pasar porque nuevos giros ponen todo patas arriba cada dos por tres.
Ver también:
– Temporada 1 (2014)
-> Temporada 2 (2015)
– Temporada 3 (2016)
– Temporada 4 (2017)
– Temporada 5 y final (2018)