HBO | 2009 Productores ejecutivos: Mark V. Olsen, Will Scheffer, Gary Goetzman, Tom Hanks. Intérpretes: Bill Paxton, Jeanne Tripplehorn, Chloë Sevigny, Ginnifer Goodwin, Amanda Seyfried, Grace Zabriskie, Melora Walters, Douglas Smith, Matt Ross, Joel McKinnin Miller, Harry Dean Stanton, Mary Kay Place, Shawn Doyle, Bruce Dern. Valoración: |
Cuando empecé a ver Big Love pensaba que era una serie menor de la HBO, atrevida y arriesgada y con elementos muy llamativos (reparto, originalidad del planteamiento) pero a fin de cuentas un drama familiar sencillo. La segunda temporada supuso un pequeño salto de calidad esperado pero también gratificante. Pero al terminar el tercer año tengo que decir que la serie ha alcanzado el nivel de las grandes de la HBO, llegando incluso a las cotas de A dos metros bajo tierra. O en otras palabras, en conjunto es una jodida maravilla y un visionado imprescindible.
La temporada es corta, de diez episodios, pero de tanta fuerza y calidad todos ellos que te mantienen en vilo en todo momento. Se divide además en dos partes bastante diferenciadas: la primera desarrolla el juicio contra el Profeta y la segunda se centra más en el drama familiar.
El juicio es un tramo impresionante por la fuerza de los acontecimientos. Varios episodios de esta sección son de los mejores de los últimos años, pero al ser un serie de poco impacto lamentablemente han pasado desapercibidos. La tensión llega a límites indescriptibles, con giros, salidas y momentos espectaculares que te dejan atónito constantemente, en especial los golpes que es capaz de asestar el Profeta incluso desde la cárcel o cuando la solución de la crisis parece estar al alcance de la mano y todo se va al traste con un solo tecnicismo. La calidad de los guiones ofrece una trama complejísima de tiras y aflojas, secciones en lidia, personajes confabulando, ataques y contraataques. Los proyectos de Bill dan mil vueltas (y cuando aparece la carta que legitimaría su religión ni te cuento), el entramado de terror del Profeta llega a donde menos se espera (la labor de esponaje de Nicki, el acoso a las testigos), las secuelas, heridas y metralla alcanzan a muchísimos personajes.
Llegado a este punto la historia ha adquirido una complejidad, intensidad y alcance memorables. El retrato que se hace de las sociedades humanas, del choque entre culturas, de lo bajo que pueden caer algunos grupos sociales (sobre todo gracias al cáncer de la religión y el blindar culturas propias contra la influencia de otras), la crítica descarada que supone mostrar la inmundicia de las religiones (ni los protagonistas se libran de ser unos fanáticos gilipollas en ocasiones)… La serie ofrece unos análisis sobre la humanidad y sus tendencias sociales sublimes, ahondando tanto en los problemas individuales como mostrando el asunto desde una perspectiva más amplia. ¡Un drama familiar sencillo, decía!
Tras esta etapa de grandes acontecimientos el foco vuelve a centrarse casi exclusivamente en los problemas de la familia protagonista. Toda la tensión acumulada hasta entonces y en especial las mentiras (las de Nicki principalmente) salen a la luz, todo parece derrumbarse y los dramas personales y los problemas en las relaciones alcanzan cotas de una intensidad y calidad que solo he llegado a ver en la citada A dos metros bajo tierra: terriblemente dolorosos, cayendo algunos personajes en desgracias tales que no se atisban esperanzas para el futuro. O dicho de otra manera, los guionistas putean a los personajes de lo lindo. Ni uno se salva de tener algún momento en que incluso llega a provocar rechazo sobre el espectador, donde cabe destacar a la siempre egoísta Nicki como el carácter que más repelús provoca (y aún así sigue siendo mi favorito). Aunque tampoco hay que olvidar los ramalazos religiosos que absorben a algunos en la más auténtica paranoia propia de los fanáticos, tanto Bill (su absurdo viaje describe al personaje como lo que es: otro individuo que tiene un pie en la razón y otro en las ideas religiosas más obsoletas y absurdas) como Bárbara (su acercamiento a su familia materna sacó a relucir que el resto de la sociedad puede meterse mucho con los polígamos pero a la hora de la verdad tiene el cerebro igual de lavado por la religión).
Todas estas enormes tramas no hubieran sido posibles sin haber edificado un amplio número de personajes tan exquisitos como estrafalarios y si el reparto, como es habitual en la cadena, no se hubiera elegido con tanta sabiduría. No hay un actor ni un carácter que desentone en un conjunto sobradamente equilibrado y brillante. Incluso secundarios de lo más extravagantes resultan fascinantes por deliciosos (el hermano de Bill y desequilibrada mujer, así como la nueva incorporación a su familia) o por todo lo contrario, por resultar abominables y perturbadores (el padre de Bill, el Profeta y su hijo…). De hecho debo indicar que el entramado de personajes es tan grande y complejo que conviene ver la serie bastante de seguido para no perder hilos. Yo la tuve parada un tiempo y cuando la retomé había cosas que ni recordaba: el tema de la otra familia de Nicki lo tenía medio olvidado, y es imprescindible para comprender sus forma de ser, lo que la aflige y mueve; y hay cosas que se sueltan de forma sutil y debes ir uniendo por ti mismo, como la historia sobre la salida de Bill de la comuna y la usurpación del poder del Profeta.
El año ha sido memorable, absolutamente perfecto, pero también demoledor, desgarrador. ¿Hacia dónde caminarán ahora las cosas? ¿Conseguirá la familia levantar cabeza o seguirá dando bandazos en la vorágine y miseria de las sociedades humanas mientras arrastran sus propios fantasmas?