LA LISTA FINAL – TEMPORADA 1

The Terminal List
Amazon Prime Video | 2022
Suspense, acción, drama | 8 ep. de 51-65 min.
Productores ejecutivos: David DiGilio, Antoine Fuqua, Chris Pratt, John Carr…
Intérpretes: Chris Pratt, Constance Wu, Riley Keough, Arlo Mertz, Taylor Kitsch, Jay Courtney, Jeanne Tripplehorn , Tyner Rushing, JD Pardo, Christina Vidal, Paul McCrane, Nick Chinlund, Matthew Rauch, Warren Kole.
Valoración:

La lista final es creación de David DiGilio, que apenas cuenta con tres series en su currículo, incluyendo la infame Crossbones (2014), y adapta la novela homónima de Jack Carr (2018). El más conocido e irregular director Antoine Fuqua, de Training Day (2001), El rey Arturo (2004), The Equalizer (2014), Southpaw (2015)… es el principal artífice del aspecto visual.

La premisa es la misma de siempre: soldados con traumas que enfrentan una conspiración de las altas esferas. El tono, el mismo también en Estados Unidos: exaltación patriótica del soldado y sus compañeros contra el corruptible estado, y un dramón de familias blancas idílicas.

Suelo defender que contar lo mismo que se ha contado en infinidad de ocasiones no tiene por qué ser malo si se hace bien, con cada elemento bien trabajado en la consecución de un producto sólido que garantice un buen entretenimiento; incluso hay muchos ejemplos de que con unos pocos aportes novedosos se puede sorprender bastante. No es el caso. La lista final resulta muy trillada en todo lo que ofrece y su ejecución hace aguas por todas partes.

El primer capítulo es horrendo, muy lento y farragoso, incapaz de concretar la trama y la situación personal del protagonista no ya con garra, sino con la coherencia suficiente para que se entienda algo. Mejora en los siguientes, pero no como para deslumbrar, pues sigue con muchos problemas, arrastrándose entre un entretenimiento sin pretensiones y una obra fallida.

Veía potencial de remontada porque parecían abordar la historia con un tono cada vez más oscuro. El marine, encarnado por un contenido y sombrío Chris Pratt, las pasa putas en lo emocional, con la desgracia de perder a sus compañeros y el trauma familiar, y va encaminándose hacia la autodestrucción, convirtiéndose en un terrorista. Pero todo resulta demasiado artificial. Los guionistas continúan aferrándose al estilo de panfleto patriótico, así que tienen que hacer malabares para justificar muchas cosas: que la periodista (Constance Wu) y los agentes del FBI (JD Pardo, Christina Vidal) tengan siempre la duda de si es bueno o no a pesar de que está dejando un reguero de muertos y realizando atentados, y que se libre de numerosas situaciones en las que parecía atrapado, con soluciones muy tramposas y cutres, como eso de que no lo veamos salir de la ciudad tras el atentado, que se escape andando cuando detienen el coche poco después, que los militares que lo rastrean sean tan torpes…

El rol central no es muy complejo y su trayectoria no apasiona, y me temo que no encontramos una buena réplica en los secundarios. El comando de marines no tiene tiempo ni desarrollo suficientes como para que compartamos el sufrimiento de su pérdida. La familia (Riley Keough, Arlo Mertz) pronto se hace muy cargante, con numerosos flashbacks muy repetitivos y melodramáticos para lo poquísimo que aportan. Sus amigos y contactos (Taylor Kitsch, Tyner Rushing) entran y salen de escena según se necesita un comodín para resolver algo. Los agentes del FBI, del NCIS y otros militares y altos mandos que van apareciendo aquí y allá tampoco llegan a cobrar forma. Presentar personajes a mitad de temporada es complicado ya de por sí, pero no parece que le pongan mucho esfuerzo. Así que no hay ni un rol secundario que se sienta esencial y con el que puedas conectar, apenas la valiente periodista y el empresario con ética (Paul McCrane) dejan huella.

El repertorio de villanos es aún peor, cada cual más estereotipado y aburrido. Los militares chungos (Nick Chinlund, Matthew Rauch), los empresarios ambiciosos sin moral (Jay Courtney), los políticos ladinos (Jeanne Tripplehorn)… El protagonista los va cazando de uno en uno y sólo aplaudes sus muertes porque te libras de su molesta presencia. Pero hay demasiados enemigos, la lista no parece dejar de crecer nunca, dando la sensación de que no hay un objetivo bien planteado ni una trama bien hilvanada que nos vaya dirigiendo hacia alguna parte. La investigación es muy floja, no hay suspense ni casi contenido, es de esas obras que acaban resultando un tanto insultantes, pues después de mucho prometer, la mitad de las cosas se resuelven fuera de pantalla con los citados personajes-comodín, o peor aún, con el protagonista diciendo que ha hecho tal cosa y ya está. Y de todas formas, es enormemente predecible, todo conflicto y resolución se ve venir muy, muy de lejos.

En lo visual no termina de destacar tampoco. Es un producto genérico, por mucho que tenga un director de cine y un actor famoso detrás que parecían indicar que estaríamos ante una obra bastante ambiciosa. No luce en cuestión de espectáculo ni la dirección logra buen ritmo, la desgana con que Fuqua asienta la serie en el primer episodio se contagia al resto de directores. Y la fotografía es tan oscura que la mitad de los episodios son anodinos en lo visual. Cabe señalar que gran parte del presupuesto se lo ha llevado Chris Pratt, pues con su valor como estrella y su labor como productor ha ganado casi millón y medio de dólares por episodio.

Conforme avanza se me iba haciendo cada vez más cuesta arriba, y en el tramo final acaba ahogándose en los tópicos y los agujeros de guion hasta producir vergüenza ajena en muchos momentos. Pero todavía guarda una sorpresa… una mala. El giro final es de los más ridículos que he visto en años, un despropósito alucinante. Así que la temporada acaba dejando muy mal sabor de boca.

La crítica le ha dado el varapalo que merece, pero inesperadamente el público ha aplaudido sonoramente. Todo apuntaba a miniserie, pero ahora obviamente quieren alargarla.

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