LUTHER.


BBC | 2010
Creador y guionista: Neil Cross.
Intérpretes: Idris Elba, Saskia Reeves, Steven Mackintosh, Warren Brown, Indira Varma, Paul McGann, Ruth Wilson.
Valoración:

Alerta spoilers: Puedo revelar, bastante por encima, algunos detalles del final (en el penúltimo párrafo).–

John Luther es un detective de métodos rudos, de dudosa moral y que bordea la legalidad cada dos por tres, aspectos que le tienen siempre en el punto de mira de sus superiores, quienes le toleran por su rápida efectividad. En seis episodios Luther se enfrentará a algunos de los casos más difíciles de su vida mientras debe luchar contra una psicópata superdotada cuyo crimen no puede demostrar y contra el caos en su vida personal, pues sigue amando a su exmujer a pesar de que ya está con otra pareja.

Las historias que Luther ofrece son demasiado clásicas, en el sentido malo de la palabra: todo sabe a visto y se desarrolla por caminos muy trillados. Tener un protagonista que oscila entre la línea del bien y del mal como le da la gana es lo único moderno, pero no es que aporte algo que no se haya visto ya. Parece que para intentar ir un poco más allá los guionistas construyen tramas demasiado exageradas, tanto que la credibilidad juega en su contra algunas veces. Y por desgracia, por más que compliquen las historias estas terminan por solucionarse de formas demasiado facilonas (y a veces, con enormes agujeros de guión, como el momento –en el último capítulo- en que los policías dejan sin vigilar una escapatoria clarísima). No es un problema grave porque los episodios en sí son amenos, pero es que cualquier capítulo de CSI y sus clones tiene mucho más contenido y se desarrolla con mayor complejidad e interés.

Los personajes están bien en cuanto a resultar atractivos y carismáticos. Sin embargo se exceden con ellos: las habilidades de Luther llegan a ser increíbles (por un bostezo o la forma de andar de alguien ya sabe que es el asesino y describe toda su personalidad, y lo peor, la jefa se lo cree y le deja hacer), y la relación con la superdotada (Ruth Wilson, vista en El prisionero) es irregular, incomprensible y me sobra completamente. También debo indicar que los tiras y aflojas con la exmujer y su nuevo novio ofrecen un culebrón televisivo muy simplón.

La realización sí consigue darle de forma bastante eficaz un aire más moderno al producto. Con una correcta cámara en mano y una fotografía bastante atrevida (el rostro de los personajes aparece en la ubicación contraria a lo habitual: muy abajo y en el lado hacia donde mira) se obtiene un aspecto más original que no se consigue con las historias. Y sin embargo, a pesar de este más que logrado apartado visual, hay algunos fallos impresionante en momentos clave: un tiroteo importantísimo o un instante donde el protagonista le quita el arma a su enemigo, entre otros, son mostrados de forma tan, pero tan penosa, que no se sabe qué demonios ha pasado, cómo ha podido salirse el protagonista con la suya. Esos errores han sido pocos, pero tan graves que me han llamado muchísimo la atención.

Lo único verdaderamente destacable es el reparto. Idris Elba impresionó en The Wire, lo que le permitió dar el salto al cine (American Gangster, RocknRolla, 28 semanas después) y al protagonismo absoluto de miniseries como esta. Su imponente interpretación encaja perfectamente en el personaje, de hecho parece construido para lucimiento propio, mientras que los secundarios son todos brillantes, destacando especialmente Steven Mackintosh, el detective Ian Reed que al final caerá en desgracia, cuya labor es espectacular: toda la tensión, el dolor y el miedo que vive el personaje en ese difícil tramo de su vida los transmite con una facilidad pasmosa.

En cuanto al nivel de los episodios individualmente, estos se mantienen en una línea de entretenimiento correcta sin más, donde solo podría destacar uno como realmente bueno y por el lado contrario otro algo flojo, de aprobado raspadillo. El mejor es el cuarto capítulo, el del violador y asesino en serie, donde, sobre todo gracias a la excelente presencia de los secundarios, se obtienen algunas escenas francamente buenas, algunas incluso perturbadoras (la mujer conociendo los crímenes de su marido deja un mal cuerpo…). El más insatisfactorio es el final, sensación acrecentada precisamente por ser el desenlace. En él Luther cae más bajo que nunca debido a falsas acusaciones y debe huir mientras intenta demostrar su inocencia. La trama está desarrollada con tanto cliché que me ha decepcionado muchísimo, pues por fin la miniserie parecía estar lanzándose hacia algo más intenso y arriesgado. Que no se explique bien un giro tan difícil como que el novio de la exmujer crea a Luther o que se resuelva el caso con el truco de la grabadora en plan Colombo dejan mucho que desear.

A pesar de mis numerosas quejas Luther es, en líneas generales, entretenida y de visionado muy fácil. Pero no entusiasma ni emociona lo más mínimo, no sorprende en ningún momento y por el contrario decepciona en muchos otros. Bastante digna, pero no lo suficiente como para recordarla.

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