Z NATION – TEMPORADA 5 Y FINAL

Syfy | 2018
Comedia, acción, drama, suspense | 13 ep. de 42 min.
Productores ejecutivos: Karl Schaefer, Craig Engler, Paul Bales, David Michael Latt, David Rimawi.
Intérpretes: Keith Allan, Kellita Smith, Russell Hodgkinson, Nat Zang, Katy O’Brian, Anastasia Baranova, DJ Qualls, Ramona Young, Gracie Gillam, Natalie Jongjaroenlarp, Sydney Viengluang, Lydia Hearst, Jack Plotnick, Zack Ward, Mario Van Peebles.
Valoración:

Alerta de spoilers:: Analizo bastante a fondo las tramas del año, pero sin entrar en detalle en el final.–

Después de las dos deslumbrantes temporadas iniciales, en las dos siguientes Z Nation iba perdiendo algo de garra. Nada realmente grave, pero sí daba un poco de bajón el ver que los autores no aprovechaban del todo el potencial latente. Venían dejando demasiado de lado buenos personajes al no ponerles arcos dramáticos tan interesantes como antaño, las tramas globales patinaban con demasiada trascendencia impostada pero poco calado real, y el sentido del humor ya no era tan rematadamente alocado.

En la quinta etapa entramos con fuerza, hasta el punto de que llegué al ecuador pensado que sería la mejor de todas. Pero entonces empieza a perder el norte a marchas forzadas, hasta conformar una segunda mitad fallida y que deja un regusto muy amargo. Esto se agrava porque también sido la última de la serie. Los guionistas veían venir la cancelación, así que han dado un desenlace bastante cerrado en la trama global, pero precisamente cabía esperar que se hubieran puesto las pilas en todo lo demás.

Empezamos con una breve aventura de relleno que resulta muy interesante a pesar de su tono tranquilo. Warren acabó estrellada por ahí y el resto del grupo buscando Nuevamérica con los últimos supervivientes que van encontrado. Ella copa más protagonismo con la relación que tiene con su salvador, un solitario granjero llamado Cooper (Mario Van Peebles). El romance es bonito, y aunque sabes que se torcerá, el proceso está muy bien trabajado y la alegoría del maltrato está bien conseguida. La intervención de Murphy también es certera, pues aporta mucho a la dinámica entre este y Warren.

En el lapso en que se reencuentran con el resto del grupo, el mundo ha vuelto a sufrir grandes cambios: Nuevamérica al final resulta no ser un rumor, sino el renacimiento de la civilización donde además intentan convivir con los nuevos zombis, los «parlantes».

El Arcoíris Negro fue el último plan de Zona para erradicar tanto a zombis como al resto de la humanidad y tomar ellos el control de Estados Unidos, aunque no es que pareciera quedar nadie de esta gente más allá del doctor ese que iba deambulando por ahí con aviesas intenciones. Sea como sea, este ataque no pudo ser evitado por nuestros protagonistas, pero la lluvia negra dio un resultado inesperado. Ahora los nuevos muertos no se convierten en zombis directamente, sino que se quedan en una etapa intermedia, fallecidos pero con conciencia humana, y si son alimentados con cerebros o el sustitutivo en forma de galletas, las «zombilletas», no llegan a convertirse del todo. A estos los llaman los «parlantes».

La nueva sociedad de Nuevamérica nace con la disputa de quién es un ciudadano con plenos derechos y quién un zombi, habiendo un conflicto social que algunos intentan erradicar, como la entusiasta George (Katy M. O’Brian) y su fiel parlante el teniente Dante (Zack Ward), otros lo usan con fines políticos, como el ladino Estes (Jack Plotnick), con su secuaz parlante, la misteriosa Pandora (Lydia Hearst), y ciudadanos varios usan el conflicto como excusa para dar vía de escape a sus problemas, miedos y odios.

La intriga con cómo se desarrollará este nuevo intento de civilización atrapa con numerosas historias cruzadas, y la crítica social que emerge del conjunto es fantástica, llevando la habitual parodia de los problemas sociales entre la gente civilizada y los paletos sureños (rednecks) a un nuevo nivel de humor mordaz con calado. Tenemos momentos muy oscuros, como la quema de libros o los campos de concentración, y otros muy inteligentes, como la disputa en el bar entre dos amigos de ideas opuestas.

Z Nation construye por fin una trama de largo recorrido sólida y con un rumbo claro, no una improvisada como excusa para justificar el avanzar hacia alguna parte y desarrollar entre medio diversas historias de supervivencia. Los cinco primeros episodios son apasionantes, te mantienen en vilo en todo momento, se engullen de un tirón. Pero aun así todavía había margen de mejora.

Con tanto frente abierto y el potente grupo de nuevos secundarios se eclipsa un poco la sensación de que los guionistas se quedaron atascados en el desarrollo de los protagonistas principales, pero en realidad seguimos atrapados en el la dinámica apagada de las anteriores temporadas: sus posiciones en el grupo, sus relaciones personales, el cómo enfrentan los diversos retos… apenas encontramos unas tímidas novedades.

Sólo en Murphy vemos cómo las vivencias han ido calando en él, con su gradual humanización que va mostrando al ir por voluntad propia a salvar a sus compañeros y darles gestos de afecto, para acabar incluso preocupándose por el bien común. Ha sido el gran personaje de la serie, y el actor ha mostrado siempre un carisma arrollador. Pero los demás no se quedaban en los primeros años muy lejos en cuanto a personalidad e historias de adaptación a nuevas situaciones, y sin embargo han ido perdiendo fuelle.

Hay amagos al llegar a Nuevamérica con Warren y 10K, pero no terminan de cuajar. La relación entre Warren y George prometía bastante a la hora de presentarse como las líderes del frente más abierto y visionario, pero se queda en «somos aliadas y vamos a todo zurrando juntas», sin más recorrido en el lado político, sin ningún roce en el amistoso, y el rollo lésbico latente no sé si es imaginación mía o también lo dejan caer para luego no hacer nada con ello.

Nos reencontramos con Sun Mei y Red, pero de nuevo no llegan a aportar nada útil. La doctora busca la cura al virus zombi, algo que queda un macguffin muy torpe, con esas pruebas que hace de mala manera y los diálogos explicativos lastimeros. Red parecía por fin, ya iba siendo hora, ganar relevancia al dar pie al trío amoroso de 10k, que ahora estaba liado con Lilly pero de repente se encuentra con su anterior amor; pero los guionistas no dan pie con bola: se quitan de en medio a Lilly de mala manera, con lo simpática que era, a la vez Red deja tener relevancia de nuevo y a aparecer poquísimo, y en todo ello 10K no parece sufrir un drama personal destacable, de hecho, aporta más a su vida la pérdida de una mano.

También reaparece Addy a mitad de temporada. Aporta bastante a la trama de los parlantes, pero no tiene ningún problema personal interesante, y se sustenta en su simpatía nada más. Lo mismo pasa con Doc, que parece quedar cada vez más como un secundario. En cambio Ciudadano Z y su novia Kaya han sido manejados mejor, apareciendo sólo cuando son necesarios, resultando así más agradables que pesados.

Otro punto cuestionable es que esta parte tan seriada y trascendental implica ir dejando de lado las historias más alocadas y estrafalarias, las parodias de diversos escenarios del género o los saltos a otros ámbitos. Todo está salpicado del humor negro marca de la casa y hay alguna salida absurda genial, pero esos momentos entre surrealistas e inclasificables no llegan hasta el ecuador de la temporada, cuando el disparatado Limbo (506) se alza como el mejor del año y uno de los mejores de la serie: la estancia en el bar de Murphy nos trae un sinfín de situaciones tronchantes cada cual más absurda.

A partir de aquí también salimos del asentamiento principal de Nuevamérica más a menudo, volviendo a la premisa de viajar teniendo aventuras variadas en lugares variados. Sin embargo, en esta parte pega un bajón importante del que sale a duras penas, sin conseguir remontar del todo en el tramo final, de manera que deja la sensación de que se ha echado bastante a perder una trama que venía siendo redonda.

Los otros alocados que quedan anda algo más justos, con uno siendo insoportable. La historia según Doc (507) se salva porque la parte de supervivencia es efectiva, pero la ya clásica parodia de la historia de EE.UU., en manos de la recurrente pareja de charlatanes, hace aguas por todas partes y esos secundarios están metidos con calzador. Villa hacker (511) venía a parodiar el mundo de los frikis y los piratas informáticos, pero el repertorio de clichés y referencias no termina de ser lo suficientemente ingenioso como para dejar huella, y las escenas de acción con los drones son un poco aburridas. Los guardianes del agua (509) se va al surrealismo más tontorrón y se rodea de unas tramas personales, las de los indios, muy cargantes, resultando uno de los peores de la serie.

La trama principal se va hilando con premisas muy prometedoras, siguiendo pistas concretas y enfrentando retos en escenarios como siempre bastante originales o como poco curiosos. Algún capítulo combina aceptablemente todos los elementos de la serie (aventuras, humor, intriga), como Heartland (508), el de la factoría agrícola, pero luego el desatroso La mina (510) cae en la cutrez más exasperante con esa labor de dirección que da vergüenza ajena (atención a los personajes que se esconden incontables veces a dos pasos de los malos y no son vistos), y tanto este como el de los indios ofrecen una historia con posibilidades pero que acaba totalmente echada a perder con una escritura torpe.

En los dos últimos, A cualquier precio (512) y El final de todo (513) volvemos al corazón de Nuevamérica a enfrentar a quienes se alzaron contra la democracia soñada por George y sus seguidores. Pero no recuperamos el buen tono de principio del año. Está latente todo lo que habían planteado tan bien los guionistas, pero parece que estos se quedaron sin ganas al oír lo de la cancelación, y aparte de intentar cerrar la trama principal con lo más básico no se lo curraron mucho.

Todo se siente apresurado, cada escenario y giro se queda en su armazón más básico. El factor intriga resulta muy forzado, con lo típico de no contarnos partes del plan de los protagonistas para intentar sorprender o las cutres escenas de me van a pillar pero no (como la de Ciudadano Z escondido en la máquina de cocacola o Kaya en el despacho del malo). Hay demasiados agujeros: los protagonistas se pasean entre las tropas enemigas como si nada, la población de Nuevamérica deja de tener relevancia con personajes secundarios varios, se quedan en extras irrelevantes que te dan igual. Hay salidas muy tontas (ese edificio al que le crecen los pasillos y alas secretas) y de nuevo las mismas paridas sensacionalistas de los finales de año, como la repentina amenaza de explosión que arrasaría con todo el lugar. Se acumulan diálogos sin garra y retos personales cada vez más simplones, como las típicas peleas contra los villanos.

Todavía hay partes más moviditas e interesantes, donde el esfuerzo de los protagonistas llega con la intensidad justa, de forma que sigues viendo con cierta expectación por saber qué será de Nuevamérica y sus gentes, si habrá solución para los parlantes, cura para los zombis, el renacer de la civlización, qué precios se pagarán por cada solución… Pero entre la falta de recorrido de los personajes y todas esas carencias queda un clímax final con más achaques y momentos estúpidos que buen suspense y sorpresas que aporten algo inesperado.

Y aparte de todo dejo la solución del misterio del año, las zombilletas, que es una parida descomunal que ni en una serie que no se toma en serio termina de encajar, y la reaparición del granjero sin justificación alguna salvo meter un giro demencial con Warren que tampoco hay manera de entenderlo ni aporta nada a estas alturas.

Mirando al conjunto de la serie, Z Nation ha sido toda una experiencia, una rareza alucinante a veces, un tanto torpe otras, pero en general siempre divertida y sorprendente. Su único pecado ha sido ir de seria en los finales de temporada, lo que puede frenar un poco la intención de revisionarla. Sin embargo, en aventuras sueltas hay de todo, para elegir según qué tengas ganas de ver, y los protagonistas han mantenido siempre su carisma a pesar de los bajones de interés con algunos de ellos.

Como indiqué en la primera temporada, Z Nation ha sido una producción de The Asylum, una compañía menor especialista en cine cutre y plagios que pegó un buen pelotazo con ella, sobre todo porque el boca a boca hizo que pasara de ser distribuida por Syfy a Netflix, que la llevó a todo el globo. Pero en la quinta temporada fue inesperadamente cancelada. Como suele pasar, no han dado razones concretas, pero leyendo entre líneas y especulando yo intuyo lo habitual: la serie iba creciendo mucho, y a la hora de renovar a los actores y guionistas habría muchas peleas por el sueldo (ya las hubo por impagos en temporadas anteriores), así que hasta Netflix, la única que podía sostener la producción sin arriesgar demasiado, tiró por lo fácil: hacer borrón y cuenta nueva encargando otra serie a The Asylum y a los productores que aceptaran dejar atrás los líos legales.

Black Summer llegó en 2019 de la mano del guionista Karl Schaefer y el director John Hyams. Es el reverso tenebroso de Z Nation, muy seria y dura, sin humor, todo acción y suspense, todo supervivencia a la desesperada. Por el momento, sus dos primeras temporadas son espectaculares y han tenido bastante éxito.

Ver también:
Temporada 1 (2014)
Temporada 2 (2015)
Temporada 3 (2016)
Temporada 4 (2017)
-> Temporada 5 y final (2018)

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