Netflix | 2023 Fantasía, aventuras | 8 ep. de 48-65 min. Productores ejecutivos: Lauren Schmidt Hissrich, Jason F. Brown, varios Intérpretes: Henry Cavill, Freya Allan, Anya Chalotra, Joey Batey, MyAnna Buring, Anna Shaffer, Mahesh Jadu, Royce Pierreson, Graham McTavish, Lars Mikkelsen, Cassie Clare, Mecia Simson, Tom Canton, Hugh Skinner, Bart Edwards, Jeremy Crawford. Valoración: |
Tras su caótica presentación, en la segunda temporada de The Witcher aparecían tibias mejoras en la narrativa. Se entendían mejor los líos de la corte, y si bien las motivaciones de cada rol y facción no estaban todavía del todo claras, al menos empezabas a distinguir quién era quién y más o menos qué andaban confabulando. La parte de aventuras, con el brujo Geralt, la joven Ciri y de vez en cuando la bruja Yennefer y el bardo Jaskier, seguía siendo lo suficientemente emocionante y los caracteres tenían carisma de sobra para mantener el interés alto. Pero extrañamente la tercera etapa ha desandado tanto el camino que ha quedado por debajo de la primera. Para colmo, se remata con la fallida El origen de la sangre y la sustitución de Henry Cavill en el papel protagonista, así que el grueso de seguidores de la obra de Andrzej Sapkowski que consiguió reunir Netflix se ha sentido más que decepcionado ultrajado.
Apenas empezábamos a entender el conflicto político entre reinos y razas cuando el descubrimiento de los poderes de Ciri hace saltar todo por los aires. El propósito final de encontrar a Ciri para… para… no tengo ni la más remota idea, lleva a nuevas guerras y movimientos que trastocan todo lo anterior… y no hay manera de volver a seguir lo que está ocurriendo. No he conseguido hacerme a los cambios entre los líderes de los reinos, ni al lugar y propósito que ocupan secundarios que han estado deambulando toda la serie sin rumbo claro. Es que ni voy a perder el tiempo buscando sus nombres. No he podido discernir en ningún momento quién pelea contra quién, y más concretamente dónde están y qué hacen los elfos, que por alguna razón se supone que son importantes en la historia global. Y no te digo ya de los vaivenes de los ladinos magos, donde resulta imposible creerse que puedan formar un gremio estable cuando llevan siglos traicionándose entre ellos.
En todo esto meten a Jaskier con calzador. Se entiende que no quisieran desaprovechar el carisma del personaje, pero se siente fuera de lugar en todo momento, deambula de meollo en meollo sin llegar a aportar su propia historia personal, y nos arrastra con otros líos de nobles que no parecen pintar nada en el conjunto y traen más y más cambios respecto al original que van mosqueando cada vez más a los fans.
Este galimatías de intrigas palaciegas se traduce en capítulos difíciles seguir tanto en argumento como en interés: algunos se hacen un tanto pesados, con tramos bastante aburridos. No hay sensación de dirigirnos hacia ninguna parte, o más bien, de que los autores, Lauren Schmidt Hissrich y colaboradores, sepan hacia dónde quieren ir.
Los saltos a la parte del Brujo vuelven a levantar bastante el nivel. Geralt, Ciri y Yennefer huyen con lo puesto ofreciendo una odisea lo justo de movidita como para continuar atraídos por sus destinos, pero no tanto como para resultar apasionante, y tampoco está carente de problemas. Hay alguna pelea espectacular con vibrantes coreografías, otras que cantan chapuza en el acabado y dan lástima. Hay recesos emotivos, como la estancia en la cabaña, que rompen su hechizo con agujeros de guion ridículos, como el vestido de gala que se ponen a pesar de ir sin equipaje. Y las indagaciones sobre la naturaleza de Ciri y quien va tras ella pronto pierden suspense y sustancia.
El quinto episodio une varios frentes con una narrativa inesperadamente más ágil y atractiva de lo que veníamos viendo, pero sigue dejando muchos flecos, y los tres últimos capítulos se vienen totalmente abajo. Por cierto, incomprensible la decisión de Netflix de meter un parón en medio.
El juego de intentar generar tensión y engañarnos con quién es mago traidor y quién fiable no puede funcionar, resulta totalmente artificial, pues ninguno ha mostrado unas motivaciones y personalidades claras. Y en esta vorágine de acontecimientos ininteligibles y anodinos menos interés puede despertar. Si no habías desconectado hace tiempo lo harás ahora.
Tres temporadas (y media, contando El origen de la sangre) con brujos y magos, y todavía no se ha explicado lo mínimo de la magia para que podamos tener una reglas coherentes sobre cómo funciona el universo, sorprendernos con nuevas habilidades… y entender qué podría implicar la aparición de Ciri. La mayor parte del tiempo, los magos más poderosos del mundo parece que solo saben generar escudos y ondas de choque. Y por el camino se han olvidado del teletransporte y crear fuego y plantas tan ridículos de la primera temporada. Pero al final se sacan de la manga un mega conjuro… que lo único que hace es alagar más el clímax de acción, hasta agotar la paciencia del espectador.
Pero si esperabas que por fin en el desenlace de la temporada explicaran algo, te dan en las narices con un episodio de relleno en el que Ciri tiene unas insoportables y absurdas aventuras totalmente fuera de lugar, y la parte de Yennefer y Geralt no concluye o asienta nada, se ven envueltos en varios peligros artificiales sin emocionar nada. Habían prometido estar juntos para defenderse de los peligros y proteger a Ciri, pero ya a media temporada cualquier excusa vale para separarlos. Es algo que no canta al principio, pues así tenemos más aventurillas con las que distraernos, pero en la parte final, con el conflicto en su momento álgido, no se entiende nada, por qué Yennefer va ahora con los magos y no antes en busca de respuestas, porqué Geralt aparece y desaparece mientras los guionistas tratan de justificar la dosificación de información, y sobre todo no llega a darse ninguna explicación de la obsesión que tienen todos los bandos con la chiquilla.
En el acabado sigue siendo una serie vistosa en general, pero todavía patina de vez en cuando. La fotografía saca gran partido de los hermosos parajes naturales donde ruedan. Con mejor aprovechamiento de localizaciones reales para los castillos y algunos decorados más trabajados olvidamos los cutres cartón piedra de la primera etapa. Musicalmente sigue yendo muy justa, le falta épica y versatilidad al trabajo de Joseph Trapanese.
Pero la labor de dirección se contagia de la apatía del guion, ninguno de los autores implicados logra imprimir ritmo, nervio, emoción. Y para rematar, alguna pelea vuelve a sufrir esos inesperados bajones, como la del monstruo cambia formas, que es un desastre en planificación, rodaje, montaje y efectos especiales.
Con esta deriva creciente, el poco interés que quedaba por seguir la saga se desvanece casi del todo… y recibe el último estacazo al recordar que para las siguientes temporadas han cambiado al carismático Henry Cavill por el joven con cara de atontado Liam Hemsworth. Si al menos fuera su hermano Chris, quedaría alguna esperanza. Pero en realidad, lo que había que haber cambiado hace tiempo son los guionistas, quienes en vez de aceptar sus fallos y buscar soluciones se han dedicado a airear las discrepancias cuando no peleas que había en la saga de escritores a la vez que fingen que la serie va estupendamente. Así, lo que venía siendo una adaptación fallida se ha convertido en un insulto para los fans de la obra de Andrzej Sapkowski, dejando la imagen de Netflix por los suelos.
PD: Otra temporada en que han modificado el maquillaje de Ciri, notándose demasiado en general y quedando muy raro a veces.
Ver también:
– Temporada 1 (2019)
– Temporada 2 (2021)
– El origen de la sangre (2022)
-> Temporada 3 (2022)