THE BIG C (CON C MAYÚSCULA) – TEMPORADA 2.

The Big C
Showtime | 2011
Género | 13 ep. de 30 min.
Productores ejecutivos: Darlene Hunt, Laura Linney, Neal H. Moritz, Jenny Bicks, Vivian Cannon.
Intérpretes: Laura Linney, Oliver, Platt, Gabriel Basso, John Benjamin Hickey, Reid Scott, Gabourey Sidibe, Cynthia Nixon, Hugh Dancy, Boyd Holbrook.
Valoración:

Cathy se las ve putas para conseguir entrar en un estudio contra el cáncer que se presenta como su única oportunidad para luchar contra la enfermedad que amenaza su vida. Paul debe afrontar las consecuentes facturas médicas, problema que se agrava cuando es despedido; debe entonces empezar una carrera a contrarreloj para encontrar un trabajo… ¿pero quiere uno digno o necesita cualquier cosa que le dé dinero rápido? Esta situación le llevará a enfrentarse a facetas de su vida que no conocía (familia antes que honor), a conocer nuevos amigos (Mykail) e incluso enfrentarse a difíciles dilemas (los robos, la cocaína…). Mientras, Adam tropieza con los amores y deseos de los adolescentes, perdido y confuso como cualquier otro humano a esa edad, y Sean (el hermano de Cathy) parece encarrilar su vida, asentar la cabeza con la construcción de su propia familia… si es que los reveses de la vida no le mandan de vuelta a la casilla cero, es decir, a las locuras que provoca su enfermedad mental.

La narración sigue siendo muy fluida, con una evolución constante que sabe llevarlo todo siempre hacia delante sin tropezar ni andarse con rellenos poco atractivos: ni tramas ni personajes son los mismos de un episodio a otro. Los caracteres son de enorme calidad, todos con rasgos claros y numerosos matices que los hacen densos y realistas, aunque destacan principalmente por lo fácil que resulta conectar con ellos, con sus problemas, esperanzas y ambiciones. El bache en la carrera profesional de Paul, el propio cáncer de Cathy, los líos de Adam en la entrada a la adolescencia, las dificultades de Sean para relacionarse en sociedad y familia… No hay parte que pierda atractivo. Y el humor es constante, sea en la línea ligera o en la dura (cuántas veces se utiliza para afrontar miserias de la vida: el personaje Lee es clave para ello –magnífica su presentación con el atropello-).

Seguramente será porque el factor sorpresa ha desaparecido (ya conocemos a Cathy y sus excesos bipolares) y porque ya no tenemos el toque tan dramático que suponía guardar en secreto la enfermedad, pero esta temporada me ha resultado menos intensa que la anterior, que ofrecía un drama bastante más fuerte y duro que el mostrado en este año. Las tramas delirantes mezcladas hábilmente con la comedia de familias disfuncionales y personajes zumbados siguen siendo excelentes, pero se echan de menos esos momentos que te ponían al borde de la lágrima.

Pero tengo también otras pequeñas quejas. Primero, no me cuadra un aspecto del tramo final. Se supone que Cathy se mete a entrenar al equipo de natación como forma de ponerse a prueba, de superarse a sí misma, y que la propia lucha contra el cáncer, donde estima que si tiene efectos secundarios es que está ganando, es motivación más que de sobra para seguir adelante. Pero en los últimos episodios se empeña en la maratón, en que tiene que hacer algo para sentir todo lo que acabo de citar, olvidando que ya lo hacía, que ya tenía retos de sobra. Precisamente el desenlace de la parte del campeonato de natación queda muy en segundo plano, cuando antes se le estaba dando más importancia. En conclusión, no puedo dejar de pensar que los guionistas forzaron la presencia de la maratón para tener un final de año concreto. No es grave, porque funciona (el último plano es bonito, aunque sea bastante manipulador), pero sí queda un poco confuso o mal desarrollado. Y segundo, el amigo que hace en el estudio contra el cáncer es un pedazo de personaje que ofrece muy buenas historias y funciona de maravilla dentro del estilo de la serie (es decir, es otra buena muestra de los problemas de seres los humanos y cómo nos enfrentamos a ellos), pero no puedo quitarme la sensación de que es una repetición paso por paso del personaje de la vecina. Y hablando de la vecina, las visiones en plan A dos metros bajo tierra no me han aportado nada.

Así pues, aunque The Big C sigue siendo una serie deliciosa, con unos personajes fantásticos y gran habilidad para jugar con drama y comedia en una misma escena, es evidente que arrastra un ligero bajón con respecto a la primera temporada.

Ver también:
Temporada 1.

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