FLEISHMAN ESTÁ EN APUROS

Fleishman Is in Trouble
FX on Hulu | 2022
Drama, comedia | 8 ep. de 42-67 min.
Productores ejecutivos: Taffy Brodesser-Akner, Shari Springer Berman, Carl Beverly, Sarah Timberman, Susannah Grant.
Intérpretes: Jesse Eisenberg, Claire Danes, Lizzy Caplan, Adam Brody, Meara Mahoney Gross, Maxim Swinton, Josh Stamberg, Josh Radnor.
Valoración:

Taffy Brodesser-Akner escribió en 2019 la novela Fleishman está en apuros, donde contaba sus vivencias durante la conocida como «crisis de los 40», edad donde mucha gente hace un repaso a su trayectoria laboral y personal, habiendo mayor número de divorcios y cambios laborales y personales forzados por replantearse la vida y descubrir que estamos atascados en una situación nada idílica o que los sueños no se han cumplido y aspiramos a más.

El libro tuvo éxito, y el mismo año ya estaba poniéndose en marcha la adaptación, que acabó en manos la reciente unión de FX y Hulu que se ha llamado FX on Hulu, y que al menos en España se puede encontrar dentro de Disney+. Del guion se encargó la propia autora, y contó con directores de cine indie que curiosamente suelen trabajar en parejas, como Jonathan Dayton y Valerie Faris (Little Miss Sunshine, 2006), o Shari Springer Berman y Robert Pulcini (American Splendor, 2003), quizá pensando en que así se transmitiría mejor las distintas perspectivas de los personajes.

Acaparó buenas críticas y muchas nominaciones a los principales premios (Globos de Oro, Emmy) y a otros tantos menores, sobre todo para el excelso reparto, pero no parece haberse ganado un renombre entre el público (yo me la encontré por casualidad, no había leído nada sobre ella en las redes), y tampoco logró llevarse ninguno de los galardones.

El doctor Toby Fleishman (Jesse Eisenberg) encara la entrada en la mediana edad con el matrimonio con Rachel (Claire Danes) resquebrajado y la custodia de sus dos hijos en entredicho, pues ella no parece una madre apta, está obsesionada con su trabajo como agente de teatro. La situación lo lleva a reconectar con los amigos de la universidad, Seth Morris (Adam Brody), el eterno solterón que parece tener una vida de libertad y juergas, pero anhela asentarse y madurar, y Libby Epstein (Lizzy Caplan), alter ego lo de la autora, quien hace de observadora y narradora, y reflexiona sobre todo lo que están viviendo, e intenta aplicarlo a su matrimonio estancado y su trabajo como escritora sin futuro.

La narrativa es de apariencia caótica, de hecho me costó entrar en el primer episodio, pero pronto va cobrando forma y resultando muy hábil a la hora de desgranar cada conflicto, problema y sentimiento. Desarrolla los arcos de los personajes jugando con la intriga, deteniéndose en aspectos concretos mediante juegos visuales (Fleishman imaginándose a la ex follando en cada habitación), mezclando constantemente las líneas temporales para matizar la progresión de estados emocionales, etc. La voz en off ahonda aún más en los sentimientos y las reflexiones, siendo crucial en todo momento, y por tanto de las pocas veces que he visto que se utilice tan bien, siempre suele ser un lastre. Los diálogos son a lo Woody Allen, sin duda referente de la autora: sobrecargados, pero con gran verosimilitud y significado. Las labores de dirección manejan todo este lío de maravilla. Y la última puntilla la pone un reparto inmenso que logra unos personajes muy humanos y tangibles.

De esta manera, Taffy Brodesser-Akner nos ofrece una deconstrucción de la crisis de la mediana edad muy original e inteligente. El ritmo es trepidante, el drama muy cercano a pesar de tanto enredo narrativo, y te lleva por infinidad de sentimientos con insólita facilidad. Es graciosa y sensible, con un humor encantador y gran humanidad a la hora de tratar cada conflicto y drama. Pero también muestra una cara ácida en la crítica social, con salidas de humor negro inesperadas, y no es blanda con ningún protagonista, reparte culpas y bofetadas por doquier.

Las máscaras que ponemos ante los demás, las mentiras que nos decimos a nosotros mismos, la falta de comunicación, la incapacidad de admitir la culpa o simplemente que hay problemas… Trata tantos ejemplos de problemas de la vida que te sentirás identificado con alguna de las historias o situaciones. Un momento estarás odiando y criticando a un personaje y sus decisiones, pero al siguiente entendiéndolo y defendiéndolo ante los ataques de los demás. Y algunas veces te darás cuentas de que has prejuzgado y no has aprendido todavía todo lo que tiene para enseñarte.

Jesse Eisenberg (Bienvenidos a Zombieland -2009-, La red social -2010-) me parece un actor con un registro un tanto limitado, haciendo siempre el mismo papel, pero aquí me ha sorprendido gratamente, es capaz de mostrar mucho sentimiento a pesar de su poca expresividad, se hace rápido a los numerosos momentos de confusión y rabia del rol, y conectas rápido con él. Claire Danes viene acaparando alabanzas y premios desde adolescente en la serie de culto Es mi vida (1994), se asentó con la memorable Homeland (2011), y sigue en plena forma, mostrando una faceta enérgica y fría en apariencia pero muy frágil por dentro. Y mi favorita es Lizzy Caplan, quien en Masters of Sex (2013), aunque ya tenía una larga carrera, deslumbró como una de las mejores actrices de su generación, pero no parece capaz de salir de roles menores (eso sí, muchos) en cine (Monstruoso, 2008) y series (Castle Rock, 2019) para mostrar su potencial al mundo. Aquí está impresionante, con solo una mirada es capaz de transmitir de todo, y cuando cobra protagonismo destaca incluso entre tanto buen hacer.

A Adam Brody juraría que no lo he visto desde la serie juvenil The O.C. (2003); queda un poco atrás, pero tampoco es que tenga un personaje tan jugoso, y cumple de sobras. En papeles menores también hay mucho talento: algún veterano como Josh Stamberg (secundario en incontables series), novatos como los hijos de Fleishman, Maxim Swinton y Meara Mahoney Gross, y el más sorprendente, Josh Radnor, de esos que parece atrapado por la fama de un papel muy recordado, el de Ted Mosby en Cómo conocí a vuestra madre (2005), pero muestra su valía de vez en cuando aunque el público no le deje pasar página.

Pero la serie también arrastra algunos problemas importantes, y es inevitable pensar que le habría venido muy bien un repaso final para redondearla. Recortar algunos episodios, alternar mejor los cambios en los puntos de vista, no reincidir tanto en algunas cosas menos relevantes (en otras ocasiones, esto es crucial para ponerte de los nervios como a los protagonistas)… El primer episodio es un tanto farragoso, tendrían que haber empezado con algo más ligero para ayudarte a entrar en su narrativa tan compleja. Y los dos últimos son demasiado largos, deberían haberlos separado en tres o cuatro, incluyendo algún que otro cambio en el tiempo que copan los protagonista en primer plano, pues no lo veo del todo equilibrado.

También pesa que en los finales de los cuatro personajes principales hay decisiones que me chocan con el tono que veníamos viendo. Uno resulta muy facilón, sin ningún giro inesperado que aporte una mirada novedosa, dos de repente se dejan muy de lado, casi olvidados a pesar de estar viviendo momentos cumbre de sus vidas, y el último es demasiado poético y abierto cuando venía siendo una obra realista cuando no cruel.

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