3 Body Problem Netflix | 2024 Ciencia-ficción, suspense, drama | 8 ep. de 44-64 min. Productores ejecutivos: David Beniof, D. B. Weiss, Alexander Woo. Intérpretes: Jovan Adepo, Eiza González, Jess Hong, Benedict Won, Alex Sharp, Liam Cunningham, Rosalind Chao, Marlo Kelly, Jonathan Pryce, John Bradley, Zine Tseng, Saamer Usmami, Sea Shimooka. Valoración: |
—Alerta de spoilers: Es una serie para ver sin saber nada. Apenas menciono la premisa por encima, sin entrar en detalles.–
Tras la debacle de Juego de tronos (2011), con una temporada final deplorable en 2019 que decepcionó a millones de seguidores, los guionistas D. B. Weiss y David Benioff parecían haber quedado en cuarentena por la industria. Las películas de La guerra de la galaxias que tenían apalabradas se las quitaron rápidamente de las manos, porque ya estaba la saga bastante en entredicho como para anunciar que estos autores con tan mala publicidad estarían al frente de nuevas entregas. Pero Netflix no tardó en aventurarse a levantarles el veto, poniéndolos en 2020 al frente de una serie bastante arriesgada. Cuentan con la colaboración de Alexander Woo, productor poco prolífico pero con títulos tan destacables como True Blood (2008) y El Terror (2019).
El escritor Liu Cixin empezó a publicar en 2006 unos relatos en una revista de ciencia-ficción, y tuvieron tanto tirón que en 2008 acabron convirtiéndose en el inicio de una trilogía llamada oficialmente El recuerdo del pasado de la Tierra, aunque se la conoce más con el título de la primera entrega, El problema de los 3 cuerpos. Arrasó en China y también en EE.UU., llevándose incluso el premio Hugo… aunque hoy en día este galardón está tan devaluado como los Oscar, así que no se puede saber si es por méritos o por cumplir cuota de razas.
Contó con una adaptación nacional en 2023, aun a sabiendas de que estaba en marcha otra versión internacional por parte de Netflix. Esta última estaba prácticamente lista en 2022, pero entre la postproducción, el rodaje de nuevas escenas y probablemente la huelga de guionistas se retrasó de su estreno hasta marzo de 2024. La primera semana en emisión ha reunido buena audiencia, aunque otras con cifras semejantes fueron canceladas, como 1899 (Baran bo Odar, Jantje Friese, 2022). Las críticas son dispares, pero inclinándose ligeramente hacia el lado positivo.
Han decidido alejarse bastante del original buscando precisamente una versión más internacional y comercial. Han reducido considerablemente el número de protagonistas en un libro que se dice que es muy denso, y han cambiando la mayoría china por un reparto más occidental. Obviamente, en China no ha sentado bien, pero sin duda ha ayudado a venderla en el resto del mundo. Cabe señalar también que en la versión en español doblan tanto los diálogos en inglés como los que están en chino. Que hoy en día, con series con historias, idiomas y repartos internacionales, como esta o Los vencidos (Måns Mårlind, 2020), todavía haya gente que siga viendo versiones dobladas es algo que no puedo entender.
La fórmula de ganchos locos, personajes crípticos, simbología enigmática y subidones de infarto cada dos por tres tiene un referente claro: Perdidos (Damon Lindelof, Jeffrey Lieber, 2004). En aquella funcionó porque contaba con unos personajes de calidad con los que conectar y que te llevarán por cualquier aventura por rocambolesca que sea esta; sin ellos, solo quedarían trucos narrativos huecos, como en sus incontables clones. El problema de los 3 cuerpos sigue este estilo, y se ve cierto esfuerzo por hacerlo bien, asentando un grupo de protagonistas creíbles y cuyos conflictos son más importantes que el giro de turno. Pero a la vez, el tono ciencia-ficción muy técnica unas veces y muy fantasiosa otras, los escenarios extravagantes y las sorpresas chocantes son tales que muchos espectadores han salido despavoridos antes de que la serie pueda probar si es puro humo o tiene una buena planificación y madurará adecuadamente.
Perdidos perdió el foco en sus últimas temporadas, y Benioff y Weiss también cayeron en el mismo error en Juego de tronos, así que a pesar de haber conseguido aquí una presentación bastante satisfactoria no se logran eliminar del todo los temores sobre que acabe también de mala manera. El partir de una novela pone puntos a su favor, pero Benioff y Weiss han demostrado a lo grande, y a nadie se le olvida de ello, que eso no es impedimento para estrellarse aparatosamente. Como punto de partida, ya han decidido alejarse bastante del original, así que veremos a largo plazo si estas decisiones para reducir y reconducir su complejidad son acertadas o no.
Los protagonistas, un grupo de jóvenes y talentosos científicos, tienen buena dimensión, son verosímiles y muestran buena química, siendo una pandilla cuya dinámica y vicisitudes enganchan, sobre todo gracias a unos diálogos que logran ser muy naturales y a la vez tienen un inesperado humor rebuscado. Auggie Salazar (Eiza González), Jin Cheng (Jess Hong) y Saul Durand (Jovan Adepo) están preocupados por las misteriosas muertes de algunos compañeros alrededor del globo y las aparición de fenómenos extraños que no tienen explicación científica. No tardan en verse inmersos en esta insólita situación y acaban yendo de un peligro desconocido a otro. Algunos amigos y parejas serán un apoyo fundamental, pero también son puestos en riesgo: Will Downing (Alex Sharp), Jack Rooney (John Bradley), Raj Varma (Saamer Usmani)…
Unas décadas atrás, en China parece haberse puesto en marcha esta sucesión de eventos por la implicación de la joven Ye Wenjie (Zine Tseng), pero en su versión adulta (Rosalind Chao) sus propósitos y alineación son desconocidos. Apenas el detective (Benedict Wong) que investiga a los científicos y su cínico jefe (Liam Cunningham) traen algunas respuestas, y señalan al líder de una extraña secta (Jonathan Pryce) y sus seguidores (Marlo Kelly) como parte de alguna conspiración relacionada con los misterios. Los veteranos Wong, Cunningham y Pryce son los rostros más conocidos y los únicos que realmente destacan en un reparto competente pero no deslumbrante.
Si no chocas con sus estrambóticas propuestas entrarás en un buen ambiente de suspense y expectación por si explicarán cada enigma, y lo más importante, te implicarás en los retos de los protagonistas y desearás ver cómo salen adelante. También se exponen sugerentes lecturas sobre el determinismo, sobre el sentido de la vida cuando el destino de la humanidad parece estar escrito, si la sociedad y la moral se podrían mantener a flote ante semejante panorama. Se habla sobre la valentía de enfrentar desafíos en apariencia imposibles, y la necesidad de mantener la ciencia y la razón por encima de creencias y miedos absurdos.
Por el otro lado, pasan tantas cosas que la mitad las olvidas al poco de acabar el visionado, sea por saturación o porque no todas parecen transcendentales para el desarrollo de la historia global. Algunas se estiran más de la cuenta, como el juego de realidad virtual; por cierto, este recuerda al de El juego de Ender (Orson Scott Card, 1985). Algunos recursos para generar intriga, como los pájaros muertos cayendo del cielo, están muy quemados en el género. Y otras veces requiere un gran salto de fe que como indicaba no todo el mundo está dispuesto a hacer. Por suerte, al ser una temporada muy corta nos ahorramos rellenos y desvíos en grandes cantidades, como en otras del estilo como Expediente X (Chris Carter, 1993) o la citada Perdidos.
El acabado es magnífico en las labores de dirección, fotografía y música. Un presupuesto sin duda generoso es exprimido en incontables localizaciones por todo el globo, grandes despliegues de extras, efectos especiales notables y algunos escenarios de ciencia-ficción muy imaginativos. Esto permite que muchas de estas ideas funcionen en vez de parecer irremediablemente cómicas, como la explicación de los sofones o la movida con el cielo.
El primer acto es bastante sugerente (los mensajes en la radio china me pusieron los pelos de punta) y presenta bien a los protagonistas, pero cuesta creer que gente que tiene visiones tan extrañas siga con su vida normal como si nada. El segundo tercio pierde un poco el foco, buscando momentos épicos, como la parte del barco, que son puro efectismo y chocan con fuerza contra la barrera de la credibilidad; había muchas formas más fáciles de lograr el objetivo. Pero la premisa de los sofones me ha resultado fascinante por su realismo científico y por suponer una situación alucinante y sin salida aparente ante los protagonistas. El tercer acto se calma bastante, dejando que los personajes se asienten y centrando la historia en unas líneas más claras. Las escenas en la casa de la playa son muy bonitas, por ejemplo.
Las misiones que ponen en marcha en el desenlace son apasionantes, parecen lanzar todo lo propuesto por fin… pero extrañamente los autores prefieren hacer un requiebro y dejarlo todo muy abierto. Quizá pretendían otro de esos golpes de efecto que supuestamente te dejan en vilo, pero llegados a este punto resulta frustrante que amaguen de nuevo. Así, aunque hayas disfrutado de la temporada, al final vuelve a aparecer la sombra de la duda.