AGENTS OF S.H.I.E.L.D. – PRIMERAS IMPRESIONES.

Después del abrumador éxito de Los Vengadores a algún productor se le ocurrió lo obvio: vamos a llevar la saga de héroes Marvel también a la televisión. El anuncio entusiasmó a todos los fans del género, y aunque pensando con frialdad se rebajaron las expectativas (estaba claro que no íbamos a ver a superhéroes de alto nivel), la sola idea de ver expandido el universo Marvel, con el buen nivel de la televisión actual, era muy jugosa. El episodio piloto no daba buenas vibraciones, y aunque siempre hay que dar un poco de margen, los dos siguientes definen claramente a la serie y lo que se ve es una decepción de grandes proporciones.

Agents of S.H.I.E.L.D. nace de la mano de Josh Whedon, el propio autor de Los Vengadores y un experto en el mundo de los cómics (de hecho su trabajo en el mismo está muy bien considerado), pero probablemente su implicación será escasa, y no directa, más allá poner en marcha el proyecto. Quizá veamos que más adelante se implica más, pero lo veo difícil con la producción de Los Vengadores 2 en el horizonte. Y viendo el nivel de la serie es una pena: no esperéis otra joyita made in Whedon. El desarrollo recae sobre los menos conocidos Jed Whedon (su hermano), Maurissa Tancharoen Whedon (esposa del anterior), Jeffrey Bell, quien ha trabajado en unas pocas del estilo (Alias, Angel), todos bajo la batuta del productor Jeph Loeb, jefe de la división Marvel Television y con bastante experiencia en el género. Las productoras son ABC Studios, Mutant Enemy (de la familia Whedon) y a la postre Disney, que posee Marvel.

El argumento es simple, lo que no sería grave si diera buenas aventuras, pero también es poco verosímil y por ahora muy limitado en cuanto historias. El agente Coulson (sí, ese que murió en Los Vengadores) forma un pequeño (minúsculo) equipo de niñatos y novatos para ir por el mundo realizando complicadas misiones relacionadas con los superhéroes y los alienígenas que salieron a la luz pública con Iron Man y el posterior ataque a Nueva York visto en Los Vengadores. Recuperar objetos extraterrestres, rastrear amenazas de individuos con poderes y acabar con ellos o conseguir que se pasen a su lado es el día a día de este imposible grupo. Mil preguntas aparecen viendo la sinopsis, y se multiplican en los primeros y exagerados casos que enfrentan. ¿Por qué una agencia del calibre de S.H.I.E.L.D. da luz verde a este comando absurdo, por qué un alto mando como Coulson se mete ahí, por qué en contra de toda lógica las difíciles y muy peligrosas misiones las realizan estos pringados en vez de equipos bien entrenados y con más medios…?

La simpleza inclinada más bien hacia la vergüenza ajena se ve en cada línea de guión de los tres episodios emitidos hasta la fecha. Estos se limitan al caso del día, al tipo con poderes o al científico que inventa algún chisme peligroso, sin más trascendencia. El no ofrecer algo más complejo sería aceptable si se aprovechara para ir presentando con fuerza a los personajes, pero es que esto se hace también bastante mal. Vemos los primeros pasos del grupo, con encontronazos y disputas por las distintas formas de ver el mundo y de enfrentar los problemas, pero todo desde una perspectiva de escaso nivel y bastante inmadura llena de diálogos muy pobres y escenas totalmente previsibles.

Coulson (Clark Gregg) tiene el poso de las películas, pero nace con una sensación de engaño notable que costará superar: ¡estaba muerto! No mola nada que resuciten personajes, pues eso de que no se pueda estar seguro de que los muertos se quedarán muertos jode cualquier intento de drama pasado y futuro relacionado con la caída de protagonistas. Además, ¿siegue muerto en el cánon de las peículas? Lo único esperable es que el misterio sobre su vuelta a la vida dé para una buena trama y redondee un rol que por ahora no pasa de ser el jefe simpático. La otra protagonista importante es Skye, una activista y hacker en la que Coulson se fija y ficha no como experta en informática y conocedora de movimientos sociales varios, sino como agente de campo (ya he comentado que la verosimilitud es escasa). Quitando algunos diálogos sonrojantes en su proceso de adaptación, la chica guarda cierto potencial: metomentodo, criticona, resuelta y de lealtad dudosa. La actriz Chloe Bennett derrocha carisma además de belleza, y tanto ella como su personaje por ahora son lo único interesante de la serie.

El resto de caracteres son para el olvido. El soldado chulo e inmaduro Grant Ward es el experto agente de campo. Su técnica consiste en entrar a saco en todo fregado, hasta que, sí, has adivinado, la lista de Skye le hace madurar. El actor Brett Dalton es infame, de esos que hacen reír por su ineptitud, y termina de rematar el personaje. La veterana Ming Na (Urgencias) es la agente tópico Melinda May: se retiró por alguna misión que salió mal y ahora la meten de nuevo en el juego, donde volverá a sentirse viva. Por ahora no se puede decir más de ella, salvo lo insípida y aburrida que resulta. Para cerrar el grupo tenemos… redoble de tambores… no uno, sino dos genios frikis científicos, y de nivel extra pasados de rosca. Dos niñatos, con puestos intercambiables, porque son ingenieros en todología, que sirven como el comodín humor y el comodín resolver trama con un artefacto más mágico que científico. Cada aparición de ambos es insoportable: todo el rato soltando diálogos pretendidamente graciosos pero ridículos y metiendo cienci-magia de esa que se reinventa en cada capítulo según las necesidades del guión; hasta el traje de Iron Man se queda en chatarra comparado con lo que son capaces de hacer estos dos; consiguen que eche de menos al tonto de Alias y sus cacharros.

Así pues, tenemos una pandilla de adolescentes inmaduros que son agentes secretos de alto nivel que se encargan de los casos más delicados, de amenazas desconocidas para la humanidad. Con esa combinación difícilmente puedes llevar a los personajes por un sendero creíble, y bueno, está claro que los guionistas ni siquiera parecen intentarlo, porque los dilemas primarios a los que los enfrentan son deprimentes por su falta de inteligencia y garra, y las aventuras ya sabemos cómo serán todas: pueden estar ante el fin de la humanidad, que lo resolverán todo con la mezcla esperada de cacharrito tecnológico sacado de la manga, la moza mañosa usando su inteligencia y el soldadito dando tres patadas mientras tiene un momento de revelación-maduración que le hará ganar enteros como ser humano y como amigo de los demás protagonistas.

Hay que decir también que tenemos un par de cameos de figuras más relevantes del universo Marvel, como Maria Hill y Nick Fury (con los propios Cobie Smulders y Samuel L. Jackson, por suerte no son sucedáneos), que son el único enlace real de esta serie con la saga, porque por lo demás lo único que hay en común es el nombre y la presencia forzada de Coulson.

Sobre la puesta en escena, se nota que han echado algo de dinero, porque los exteriores son numerosos y las escenas de acción son correctitas, pero aun así se notan limitaciones, no comparando con el cine, sino con otras superproducciones televisivas. La dirección de Joss Whedon en el piloto no es destacable, cumple con el trabajo y ya está. De semejante autor cabría esperar más, pero a estas alturas está claro que el sello elegido es el de producción de acción básica, y a eso se limitó.

Así pues, con Agents of S.H.I.E.L.D. parece que han recuperado algún proyecto abandonado en un cajón desde principios de los noventa y lo han resucitado. Otra serie de fantasía-acción con el caso del día, la cienci-magia y el tono adolescente casi infantil. La enésima versión juvenil de Expediente X y Alias, otra Lois y Clark, Smallville, El hombre invisible, El coche fantástico, Las crónicas de Sarah Connor y todas las del género que se te ocurran. Es muy decepcionante encontrarse con un producto tan poco arriesgado, tan simplón, tan ingenuo y tan obsoleto en el riquísimo panorama televisivo actual. Agents of S.H.I.E.L.D. nace como una producción de aventuras de segunda división cuando se vende y se espera que sea otra cosa. Habría que esperar a ver si la mano de Whedon llega a notarse, si el producto madura y crece hacia algo más llamativo, pero viendo el tono e intenciones marcado en este inicio tendría que cambiar muchísimo para llegar a ser una buena serie. Con algo de suerte podría llegar a ser una de aventuras sin pretensiones con la que pasar el rato, si quitamos de en medio el factor expectativas, pero por ahora es demasiado cutrecilla incluso para eso.

La audiencia ha bajado bastante del primer al tercer episodios, la recepción crítica no es mala entre los medios pero sí bastante tibia entre los espectadores, pero la ABC tiene muchas esperanzas en ella y ha firmado a ciegas por una temporada completa de 22 episodios. Dadas sus características hay que tener mucha fe para esperar que esto remonte en cuanto a calidad, pero precisamente dado su estilo no me sorprendería que se ganara una base sólida de seguidores que la mantuvieran en antena muchos años. Bodrios como Smallville sirven de ejemplo.

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