Archivo mensual: abril 2021

EL INFILTRADO – MINISERIE

The Night Manager
BBC One | 2016
Suspense, acción | 6 ep. de 60 min.
Guion: Susanne Bier.
Dirección: David Farr.
Intérpretes: Tom Hiddleston, Hugh Laurie, Olivia Colman, Elizabeth Debicki, Tom Hollander, Alistair Patrie, Michael Nardone, Natasha Little, David Harewood, Antonio de la Torre, Tobias Menzies, Douglas Hodge, Noah Jupe, Adeel Akhtar.
Valoración:

Basándose en la novela El infiltrado escrita en 1993 por el maestro del género de suspense John le Carré, la BBC encargó la adaptación a David Farr, que tenía poca experiencia pero la tenía precisamente en este ámbito, pues escribió algunos capítulos de la popular serie inglesa Spooks (2002), que trata sobre el MI-5, y la cinta de acción Hanna (2011). La dirección de los seis episodios recae en la danesa Susanne Bier, que lleva dirigiendo desde los noventa, pero no ha tenido repercusión hasta esta serie y su siguiente largo, A ciegas (2018). Contaron con un presupuesto sin duda generoso que les permitió escenarios vistosos por todo el mundo y un reparto de lujo.

La miniserie, aparte de llamativa por género e intérpretes, fue alabada por crítica y público y multipremiada, así que empecé el visionado con bastante interés en lo que podía ofrecer. El tramo inicial presenta una obra sólida e intrigante donde se notan los orígenes literarios: no tienen miedo a la hora de asentar las tramas y los protagonistas poco a poco, a cuidar el detalle, a alejarse de prisas y efectismos para atrapar con lo fácil desde el primer momento. También se agradece que aborden un género muy en desuso, el thriller serio y adulto. Pocas aproximaciones hemos tenido recientemente que dejaran huella en cine (El topo, –Tomas Alfredson, 2011-) y menos aún en televisión, donde se lleva todo el protagonismo Homeland (Alex Gansa, Howard Gordon, 2011), con la que la presente guarda cierto parecido.

El trabajo del exsoldado Jonathan Pine como encargado de noche en un hotel se expone con tranquilidad. Aunque se intuya que acabará en la órbita del traficante de armas Richard Roper, el camino está bien allanado y con giros bien exprimidos; sólo se le puede achacar que la estancia en el pueblo donde urden su tapadera podía haberse acortado. El acercamiento a la espía Angela Burr, obsesionada con atrapar a este esquivo criminal, tampoco se despacha como un mero trámite, sino que ocupa el tiempo necesario para que la transición sea verosímil y el proceso cale en los personajes. Roper y su séquito tardan en pasar a primer plano pero también tienen su espacio para respirar, para que sus personalidades y relaciones cobren vida sin que suponga ningún problema de ritmo. Y estos resultan inquietantes: ¿hasta dónde llega su poder, que parece alcanzar a algunos políticos, cómo podrán hacerlos caer con tan pocos recursos?

Nos embarcamos en esta odisea de espionaje, tráfico de armas y complots políticos acompañando a unos personajes muy atractivos, con buenas dosis de suspense y un reto apasionante. La tensión aumenta en la mansión de Roper, con Pine en sus primeros pasos como infiltrado y los roces con los fieles segundos del traficante. Incluso lo más previsible, el romance incipiente con la novia joven e inocente de Roper, Jed Marshall, se trabaja con esmero para que llegue con cierta intensidad.

El reparto tan reconocible en los personajes principales se salda con desigual fortuna. Hugh Laurie, muy popular por House (2004), cumple adecuadamente, pero no impresiona, no impone temor como debería, desaprovechando un personaje con gran potencial. Por suerte, esto se disimula bastante con su equipo de matones y sus inteligentes lugartenientes, que siembran el terror allá por donde van. Tom Hiddleston, que ya había arrasado con su carisma como Loki en la saga Los Vengadores, sí cumple de sobras: está fantástico como héroe con la determinación de luchar contra las injusticias pero que sufre de todo en el proceso, como ser humano que es. Logra un rol central que desborda magnetismo, que invita a seguirlo en cada nueva aventura.

Estas insignes figuras no deben eclipsar el estupendo grupo de secundarios. Tenemos un veterano poco conocido por el gran público, Alistair Petrie, quien estuvo muy bien en las recientes El Terror (2018) y Sex Education (2019). El pendenciero Corkoran a alguno le sonará pero quizá no sepa exactamente de dónde: Tom Hollander, de la secuelas de Piratas del Caribe (2006) o Bohemian Rapshody (2018), merece mucho más reconocimiento porque es un actor enorme, como aquí demuestra robando el protagonismo en cada escena en la que aparece. Olivia Colman puede que ya la reconozca casi todo el mundo por la tercera y cuarta temporadas de The Crown (2016) y La favorita (2018), pero la presente y antes Broadchurch (2013) fueron cruciales para afianzar su trayectoria. Y supuso el debut de cara al mundo de Elizabeth Debicki, que con 26 años apenas contaba con unos pocos papeles menores y aquí deslumbró con su porte y candidez, de forma que pocos años después acabó en Tenet (2020) y The Crown (Diana en la quinta y sexta temporadas).

En el acabado tiene buena presencia también, pues con planos amplios de las estancias y grandes angulares de los llamativos escenarios (destacando la mansión en Mallorca) da el aspecto de producción del alto nivel, y la banda sonora del español Víctor Reyes es muy versátil, enriqueciendo adecuadamente cada situación.

Pero la segunda mitad de la temporada pierde las buenas formas a marchas forzadas, y va tirando por tierra gran parte del trabajo. Veníamos de un guion que iba cuidando con mimo la trama y los personajes, pero conforme avanza se va deshilachando, perdiendo las formas, rematando todo con prisas y clichés. Empieza a dejar mal sabor de boca, el desencanto hace mella, e incluso te lleva a replantearte situaciones anteriores. Por ejemplo, al no adentrarse adecuadamente en la intriga de los altos mandos del gobierno sospechosos de corrupción, las escenas donde los presentaron, que inicialmente parecían sugerentes y prometían iniciar una subtrama a la altura del resto y un buen complemento para la odisea de Angela y Pine en solitario, conforme avanza va resultando cada vez más fallida, vaga y finalmente innecesaria.

El enlace de Angela, Douglas Hodge (que hace el mismito papel que en Gorrión Rojo -2018-), y los directores de las diversas agencias, donde el único conocido es Tobias Menzies (Roma -2005-, Juego de tronos -2011-), se quedan en un armazón, en arquetipos un tanto limitados, y su historia apenas se desarrolla, apunta a unos mínimos desalentadores. También queda un poco en tierra de nadie el agente de la CIA, David Harewood (Homeland). Es simpático y su relación con Angela apunta sutilmente a historias pasadas no cerradas… pero no lleva a nada y el personaje va perdiendo interés hasta quedar como un comodín para resolver un par de situaciones.

Ante este nuevo panorama, no sorprende que las partes de suspense se vayan forzando, empiecen a resultar artificiales, sin naturalidad, demasiado construidas a designio del escritor. La primera vez que tenemos una escena con una alarma que dura lo justo para que el protagonista complete su misión se puede hacer la vista gorda. En la segunda se añade la sensación de que se pasea por donde quiere sin que nadie se entere, de forma que el despropósito es tal que termina de caerse la fachada de thriller ambicioso y serio. Y la decepción rozando la vergüenza ajena y el bochorno llega con juego de trilero absurdo que hace el villano con los camiones, a pesar de tener a Pine a su lado y la cámara en tercera persona todo el rato encima de ellos.

De ahí en adelante, asistimos a los clímax y desenlaces más convencionales y sensacionalistas (la entrada en acción de la embarazada Angela en el hotel no hay manera de creérsela), agravados porque la puesta en escena falla bastante en las partes de acción, donde no se entiende nada con coreografías y un montaje mediocres. Y acabamos con un ridículo desenlace propio de una obra infantil, donde el villano se lleva una lección mientras patalea como un crío.

Quizá el recuperar un género, con historias y sensaciones casi perdidas, más el lujo, la acción y el romance a lo James Bond, ha obnubilado al público y la crítica hasta el punto de hacerles olvidar sus carencias, pero siendo objetivos, una obra tan desequilibrada no puede merecer tantas alabanzas. Queda un entretenimiento más que digno, pero apuntaba tan alto que es frustrante ver como patina. De esta forma, no llama para un revisionado.

Por su éxito han tanteado realizar un segunda parte, pero a la hora de escribir esto la idea está todavía en el aire.

PD: El título fiel sería «El gerente de noche» o «El encargado nocturno», pero el menos original que eligieron para vender mejor la novela es aceptable. Y no hay que confundirla con Infiltrado, otra miniserie de 2016, protagonizada por Bryan Cranston.

HA FALLECIDO HELEN McCRORY

Helen McCrory nació en 1968 en Londres. Como suele ser habitual en Reino Unido, tras sus estudios de artes dramáticas alternó teatro con cine y televisión. En el escenario obtuvo algunos premios y nominaciones, en los otros campos no logró una carrera muy llamativa. Participó en unas pocas miniseries británicas, un par estadounidenses, y algunos telefilmes. En cine tuvo pocos roles secundarios, de los que cabría destacar La reina (2006) y Harry Potter (donde encarnó a Narcissa Malfoy). Pero en los últimos años había conseguido bastante reconocimiento gracias al papelón de la tía Polly en Peaky Blinders (2013).

Su marido, el también actor Damian Lewis (Hermanos de sangre, Homeland), ha notificado su muerte debido a un cáncer este 16 de abril, contando 52 años.

Biografía: Wikipedia. Filmografía: IMDb.