THE WITCHER: EL ORIGEN DE LA SANGRE – MINISERIE

The Witcher: Blood Origin
Netflix | 2022
Aventuras, fantasía | 4 ep. de 42-63 min.
Productores ejecutivos: Declan de Barra, Lauren Schmidt Hissrich, varios.
Intérpretes: Laurence O’Fuarain, Sophia Brown, Mirren Mack, Michelle Yeoh, Lenny Henry, Francesca Mills, Zach Wyatt, Huw Novelli, Samuel Blenkin, Amy Murray, Minnie Driver, Hiftu Quasem.
Valoración:

En Netflix no podían desaprovechar el éxito de The Witcher, una de sus series más vistas y comentadas, con la larga espera entre temporadas. Y tampoco querían que esos comentarios, más bien negativos, hundieran la trayectoria de la misma. Así que se montaron un spin off o serie en el mismo universo que viniera a llenar el hueco y a arreglar los problemas más comentados. Pero lo que ha conseguido ha sido poner a la gente aún más en contra de las adaptaciones de la obra de Andrzej Sapkowski.

El aspecto creativo lo lleva Declan de Barra, que ya escribió un par de episodios en la serie madre. En su haber solo destaca su colaboración en Los originales (2013), una de vampiros del canal CW. En la dirección se reparten el trabajo Vicky Jewson y Sarah O’Gorman, la primera con algunos capítulos sueltos en varias series, como El último reino (2015) o la propia The Witcher, la segunda, con apenas tres largometrajes menores.

Se esperaba que explicaran más sobre los brujos, su nacimiento e historia, y que exploraran mejor qué eso de la Conjunción de las Esferas que trae de cabeza a todas las facciones de The Witcher de cara a la tercera temporada, y qué tiene que ver con la misteriosa Ciri. Se daba por supuesto que arreglarían los puntos más conflictivos de la narrativa y otros elementos cruciales como el casting. Pero cuando termina la proyección, si es que logras hacerlo, te quedas peor, confuso porque no sabes qué te han contado, decepcionado porque no se siente una conexión útil con The Witcher.

Nos trasladamos 1.200 años al pasado. Algunos mercenarios y luchadores acaban hartos del sistema y de ser perseguidos, y deciden enfrentarse a los poderosos por su cuenta y riesgo formando una peculiar banda. Estas altas esferas traman algo que podría cambiar la faz del mundo conocido.

Así que para arreglar The Witcher han usado la misma plantilla, y con aún mayor desgana. Tenemos dos secciones, una de aventuras, una de intriga política, que se encuentran demasiado separadas tanto en tramas como en estilo y calidad. Una versa sobre personajes incomprendidos y desarraigados que terminan encontrado solaz y motivos para vivir juntándose con otros como ellos y luchando contra las injusticias. La otra, de gente poderosa que persigue incansablemente nuevas ambiciones y ansias de conquista insaciables.

Los mercenarios al menos tienen cierto carisma, y de sus aventuras alguna peleilla y choque personal muestra algo de potencial. Laurence O’Fuarain como el elfo curtido y cabreado con el mundo y Francesca Mills como la valiente enana están estupendos. Pero su viaje no termina de cuajar, va a trompicones, sin rumbo, con encuentros fortuitos, un desarrollo de los arcos dramáticos vago y sin conclusión clara. De caótica y poco emocionante cuesta bastante conectar, parece un resumen en vez de la historia completa.

La otra parte no hay por dónde agarrarla, el sopor hace mella en cada salto a la corte, con una serie de roles que parlotean y hacen cosas sin llegar a conformar nada inteligible. No logra entenderse qué planean, ni las motivaciones de cada personaje, ni sus conflictos y traiciones, y la naturaleza de la magia queda igual de confusa que en The Witcher. Para terminar de enterrar este despropósito tenemos, como en la serie madre, un desconcertante caso de casting totalmente desubicado y malogrado: hay actores que no pegan nada para roles de estilo medieval, y sus pésimas interpretaciones terminan de sacarte por completo del relato, como la princesa (Mirren Mack), el mago chungo (Lenny Henry), el mago blandengue (Samuel Blenkin)…

Solo se ven tibias mejoras en el acabado visual y sonoro. Los decorados y paisajes lucen mejor que en la serie madre, donde los escenarios de fantasía resultaban un tanto irregulares, unos espectaculares, otros tirando a cutres. De hecho, han puesto tanto billete sobre la mesa que resulta excesivo: en cada escena de la corte los personajes llevan un nuevo set de vistosos u horteras trajes. Ante la banda sonora tan justita de aquella aquí han tirado de talento contando con el músico más destacado en televisión de los últimos años, Brear McCreary, quien se marca otro buen trabajo, muy sólido y versátil.

Entre las pocas virtudes de The Witcher: El origen de la sangre no suman suficiente para salvar el desastre que han parido, uno de los que hacen época, que dejará lecciones de cómo cargarse un universo con tantas posibilidades y defraudar a millones de seguidores. Y para colmo, lo rematan con la también fallida tercera temporada de The Witcher y las absurdas intenciones de continuarla con otro actor en el papel del brujo.

Ver también:
Temporada 1 (2019)
Temporada 2 (2021)
-> El origen de la sangre (2022)
Temporada 3 (2022)

Una respuesta a “THE WITCHER: EL ORIGEN DE LA SANGRE – MINISERIE

  1. Es bochornoso lo que han perpetrado los activistas de Netflix con esta saga. Lo peor es escuchar a uno de los productores decir que han tenido que «simplificar» el mundo de Sapko, porque el espectador actual es simplemente corto de miras.

    Gran estrategia lo de insultar a la audiencia. Un planazo sin fisuras.

    ¿Y se extrañan de que Cavill se fuera?….Esta serie está muerta y enterrada.

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