THE BIG C (CON C MAYÚSCULA) – TEMPORADA 4 Y FINAL.

The Big C
Showtime | 2013
Drama, comedia | 4 ep. de 60 min.
Productores ejecutivos: Darlene Hunt, Jenny Bicks, Vivian Cannon.
Intérpretes: Laura Linney, Oliver Platt, Gabriel Basso, John Benjamin Hichey, Gabourey Sibide, Alan Alda.
Valoración:

Las audiencias de The Big C decaían, y Showtime aceleró su desenlace. Pero la decisión es extraña: en vez de diez capítulos de media hora tenemos cuatro de una hora, es decir, como si fueran ocho dobles. El cambio en la narración se nota: entre el distinto ritmo que obliga esta duración y el cambio que efectúa su creadora Darlene Hunt, la serie se distancia bastante de sus orígenes. La comedia alocada se ha reducido al mínimo, aunque sigue habiendo algunos buenos chistes, y el tempo del relato es más pausado. Es decir, The Big C ha girado considerablemente hacia el drama familiar sencillo.

No entiendo que a gran parte de los seguidores no les gustase el final de la tercera temporada, pues fue magnífico, uno de los mejores capítulos de la serie y donde se terminaba de exponer todo lo que se fue desarrollando durante la temporada. Lo del barco fue un viaje poético y existencialista donde se trabaja muy bien el distanciamiento de Cathy respecto a su familia, el uso del cáncer como excusa para evadirse de todo, el matrimonio resquebrajado… Por desgracia, parece que ese lado oscuro de Cathy no gustó al pubíco, y quizá por ello la guionista decidió dar un vuelco al relato en este tramo final. El reset es palpable desde el primer minuto del primer episodio, que se inicia como si la estancia en el barco hubiera sido un sueño (¡!) de escasa trascendencia. Las únicas secuelas son que Cathy ve a Angel en escenas donde no se sabe muy bien qué quieren decirnos. El resto de la trayectoria del personaje se ha omitido, olvidado e incluso dado la vuelta. El sendero de autodestrucción y aislamiento se esquiva descaradamente. De repente todo es bonito y se lleva bien con todos. La separación del matrimonio casi no se trata, y en breve hacen las paces, sin que haya habido una progresión tangible de los protagonistas. En otras palabras, los guionistas, con Darlene Hunt a la cabeza, han tirado por lo fácil y lo cobarde: centrarse en la penita que da Cathy muriéndose.

Así pues, Cathy ha aceptado su destino, y no hay mucho más conflicto que ver. El relato se centra en los problemas familiares y los sentimientos estándares y esperables en esta situación. La vitalidad que mostraba la serie antes, toda las lecturas sobre cómo enfrentarse a la vida y los conflictos de Cathy con el mundo, casi han desaparecido. El único momento de ruptura llamativo que recuerdo es la bonita forma de despedirse como profesora. Por suerte, el drama es sencillo pero consistente, y su vida sigue siendo interesante aunque no alcance las cotas espectaculares de antes. El paso por el hospicio para moribundos es intenso, su obstinación por no morir en casa y marcar a su familia con el estigma de «aquí murió mamá» emociona, algún altibajo familiar llega con fuerza…

Otro aspecto ligeramente negativo es que al estar todo centrado en Cathy las historias de los otros personajes son breves y poco sustanciosas. Los estudios de moda de Andrea aburren, y el desenlace de su sección es previsible. La vida del marido se ha reducido casi a la nada, salvándose únicamente por los conflictos con el hijo. El riñón de Sean no sé muy bien si es relleno (como toda su parte en la anterior temporada) o pretenden decirnos algo con ello. Y Adam quizá sea el que peor parado sale, pues todo el tema adolescente, otrora tan jugoso, desaparece.

La esperada escena de la muerte queda un tanto rara, y por extensión resulta algo fallida, incapaz de dejar la huella que debería. El intento de sorprender no funciona, resulta sensacionalista y tramposo, y para rematarlo el epílogo onírico es una chorrada que no viene a cuento. Da la sensación de que no sabían muy bien cómo ejecutar el momento clave. Menos mal que el previo es precioso, de terminar con los ojos humedecidos durante muchos minutos, porque si no el desenlace hubiera resultado muy pobre. La reunión familiar y el reencuentro con el padre, la gran sorpresa de la graduación de Adam, el juego que se traen con las últimas palabras… Todo resulta precioso, dando un tramo final emotivo y simpático como la serie ha sabido conseguir en sus mejores momentos.

Debo aclarar que mi comentario parece más negativo de lo que pretendía. La caída en calidad e interés no es tan grave como para hundir la temporada. Sí, se ha perdido algo de fuerza, la comedia ha perdido acidez y la vorágine de vida que llevaba Cathy se ha estancado un poco, pero lo cierto es que el drama de sus últimos días ofrece una odisea familiar bastante emotiva y entrañable. El problema es que The Big C nació con una primera temporada magistral, fue perdiendo algo de fuelle paulatinamente y, cuando cabría esperar que en el tramo final remontara, no lo hace y además toma un camino bastante discutible donde pierde parte de su esencia original. Así pues, diré que es un desenlace correcto, pero facilón y poco arriesgado.

PD: Darlene Hunt aparece como actriz brevemente, haciendo de la administradora del hospicio.

Ver también:
Temporada 3.
Temporada 2.
Temporada 1.

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