A Knight of the Seven Kingdoms Guion: Bryan Cogman. Dirección: David Nutter. Valoración: |
Sinopsis:
La gente charla y se distrae en el previo a la batalla.
Resumen:
En espera de que llegue la batalla, todo el mundo parlotea cosas intrascendentales. Nada serio ocurre, salvo que Jaime llega a Invernalia y es aceptado a regañadientes, Sansa y Dany intentan limar asperezas, y Jon le dice a Dany que es Aegon Targaryen, aunque la discusión la aplazan para más adelante.
Mejores frases:
-Jaime: Arrodíllese, Lady Brienne. ¿Quiere ser caballero o no? Arrodíllese. En el nombre del Guerrero, le ordeno ser valiente. En el nombre del Padre, le ordeno que sea justa. En el nombre de la Madre, le ordeno que defienda al inocente. Levántese, Brienne de Tarth… caballero de los Siete Reinos.
-Tyrion: ¡Ser Brienne of Tarth! ¡Caballero de los Siete Reinos!
Análisis:
Llevamos dos capítulos de seis que son altamente decepcionantes, relleno aburrido, un previo torpe estirado hasta la extenuación. Dos de seis son suficientes para considerar fallida una temporada tan corta, creo yo. Mucho tendría que ofrecer para que los olvidemos y el conjunto se lleve buena nota. Pero con ellos en mente, la impresión es que todo el año van a ser fuegos artificiales. Porque si los guionistas tuvieran algo que contar, ya lo estarían haciendo, que queda muy poco tiempo. Mi impresión es que van a potenciar la narrativa del impacto directo que han ido usando aquí y allá desde la sexta temporada: mucha batalla espectacular, unos cuantos momentos emotivos con los personajes, y cuatro golpes de efecto al final, pero poco contenido real. Ojalá mis vaticinios no se cumplan.
Unas pocas escenas se salvan, casi todas muy breves o despachadas con demasiada ligereza, como reservando lo importante para luego, y todas perdidas entre morralla inane. La entrada de Jaime, aceptada a regañadientes entre los personajes, es efectiva. El intento de limar asperezas entre Sansa y Dany pone cierto suspense sobre el trabajo en grupo, la revelación de Jon a Dany lo hace sobre quién mandará en el tiempo que queda, y juntas siembran la duda de si habrá enfrentamiento entre Daenerys y los Stark. Por otro lado, el nombramiento de Brienne como caballero por mano de Jaime es muy bonito, y la intervención de ser Jorah para defender a Tyrion muestra su madurez.
En el resto tenemos cursiladas enormes, como la promesa entre Gusano Gris y Missandei, relación cuya posición conocemos desde hace la tira de capítulos y no se ha movido de ahí, así que no necesitaba esta sobre exposición romántica tan tonta. Rellenos y reuniones en plan «fan service» (o sea, dedicados a contentar a los seguidores con lo más facilón), como la larguísima y trivial conversación alrededor del fuego y los encuentros de Arya con el Perro y luego con Gendry. Y finalmente, el sensacionalismo de baratillo cae en la más cutre vergüenza ajena cuando a Davos se le presenta una niña con la mejilla marcada como Shireen. Por otro lado, Bran es tan artificial y cargante que hace tiempo que desconecto en sus apariciones.
Por cierto, me ha dado repelús la escena de sexo entre Arya y Gendry: Maisie Williams contaba con veintiún o veintidós años al rodarla, pero con el físico que tiene y habiéndola seguido desde la primera temporada, sigo viéndola como a una niña. La situación requería algo de romance adolescente, torpe y bonito, más que un «vamos a echar un polvazo, que el mundo se acaba».
Las estrategias y los preparativos de guerra se ven si acaso de fondo, y cuando por fin parece que se van a sentar a planificar la batalla ante un mapa, resulta que se dedican a charlar sobre nimiedades y a soltar un vago «Bran cebo, Rey de la Noche muerto», lo cual apunta a lo que decía al principio: espero que no vayan a resolver las cosas forzando una sorpresa que no hemos visto preparar ni poner en marcha, como una elaborada trampa para el enemigo o algo parecido.
La sensación es que estos dos episodios se deberían haber resumido en quince o veinte minutos en total, mostrando las pocas escenas relevantes mientras se avanza con las historias globales, y que el reposicionamiento emocional debería haber ocupado sólo unos pocos minutos justo antes del combate y sin abusar de sensacionalismo y ñoñerías. Pero en cambio nos cuelan una amalgama de pobres intentos de que te encariñes con los personajes, de predisponerte para sufrir por ellos en las batallas. ¿De verdad piensan que siete temporadas no han sido suficientes para ello? Llegando al desenlace lo lógico es abordar los arcos finales de cada trama y personaje, no forzar un previo pseudolacrimógeno que repite lo que ya sabemos durante dos eternas horas.
PD: ¡Por fin vemos a Fantasma! Creo que desde que resucitó Jon no aparecía, como si hubiera dejado de existir.
PD2: No se me había ocurrido hasta que me lo han comentado: Las criptas de Invernalia tienen un puñado de muertos que podrían ser resucitados… Sería inquietante ver esqueletos de antepasados persiguiendo a los actuales Stark…
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