HANNIBAL – TEMPORADA 1.

Hannibal
NBC | 2013
Productores ejecutivos: Bryan Fuller, David Slade.
Intérpretes: Huhg Dancy, Mads Mikkelsen, Caroline Dhavernas, Hettiene Park, Lawrence Fishburne, Kacey Rohl, Vladimir Jon Cubrt, Gillian Anderson.
Valoración:

Thomas Harris escribió la novela El dragón rojo en 1981, y fue seguida por otras tres que exploraban la vida del personaje principal, Hannibal Lecter, un asesino en serie y caníbal. La más famosa fue la segunda, El silencio de los corderos (1988), por su notable adaptación al cine en 1991, aunque debido al éxito de esta producción se han terminado realizando adaptaciones de los demás libros. La serie se llama Hannibal, como una las novelas y una de las películas, pero no parte la novela de mismo nombre, sino de la primera, El dragón rojo, aunque lo hace libremente. Su principal artífice es Bryan Fuller, que tiene en su haber Pushing Daisies (Criando malvas) y Wonderfalls.

Will es un psiquiatra con destacables habilidades de empatía que le permiten meterse en la mente de los asesinos y ver la escena del crimen como ningún investigador del FBI podría. El agente Jack Crawford exprime esta capacidad, aun a costa del deterioro mental de Will, cuando se ven incapaces de atrapar a un asesino en serie. Will busca ayuda en el psicólogo Hannibal… quien no es quien aparenta ser.

Hannibal es un thriller mitad policíaco mitad terror notablemente oscuro y perturbador, de hecho parece demasiado fuerte para el canal que lo emite, la NBC, de ahí que haya arrastrado en cada episodio la sombra de la cancelación. La atmósfera es angustiosa, sombría y con grandes dosis de gore, ofreciendo una narración tétrica, casi desagradable, sólo apta para el público que quiere vivir esas emociones. Y en ese sentido es una serie única. La puesta en escena es exquisita, con una labor de dirección llena talento y recursos donde destacan la excelente fotografía, la inquietante banda sonora y los elaborados escenarios del crimen. Con todo ello, el tempo narrativo es absorbente, hipnotizante.

En este ambiente desarrollan unos personajes magistrales que enganchan rápidamente. Desde el primer capítulo son mostrados como individuos heridos psicológicamente, pero además la serie los tortura de lo lindo conforme avanza. Episodio a episodio nos vemos envueltos en una espiral creciente de intriga y caos donde la psique de los protagonistas se va resquebrajando a toda velocidad. La buena labor de los actores transmiten sus trayectorias con maestría: el espectador se sumerge de lleno en la caída al abismo de Will Graham (Hugh Dancy), los sutiles pero intrigantes problemas de Jack Crawford (Lawrence Fishburne), donde la breve pero efectiva aparición de su mujer aporta mucha sustancia, y la vida sin rumbo de la doctora y colega de Will, Alana Bloom (Caroline Dhavernas). Paralelamente lidiamos entre la fascinación y el temor ante la presencia de Hannibal (Mads Mikkelsen): imposible no admirar su inteligencia superior y su enorme paciencia y autocontrol mientras a la vez te asqueas por su vena de asesino caníbal. Las delirantes comidas que cocina para él y sus invitados maximizan esa impresión: cuánto amor y belleza en algo tan cruel y sádico. Lo único negativo es que Alana queda un poco por debajo del resto, porque parece protagonista pero tiene menos trascendencia que por ejemplo la periodista Freddie Lounds, que termina resultando más interesante, o la joven víctima Abigail Hobbs, que da muchísimo juego cuando Will y Hannibal empiezan a tratarla cada uno a su manera. Y queda por ver si los guionistas son capaces de sacar más partido de otros secundarios: los otros agentes y forenses salen mucho pero solo sirven como apoyo, no se les da mucha dimensión.

El ritmo de la temporada es excepcional. Por fin un policíaco que no es un procedimental repetitivo y superficial, sino que avanza a toda velocidad a través de casos (todos espectaculares) íntimamente relacionados que dejan huella constante en la trama y sobre todo en los personajes. La persecución del asesino en serie, el Destripador de Chesapeake, es muy atractiva, pero crece considerablemente cada vez que Hannibal hace acto de presencia cometiendo sus propios asesinatos y mareando como le da la gana al FBI. Y por suerte los guionistas no parece que vayan a jugar al engaño, a alargar improvisadamente la trama (todavía está fresca la enorme decepción de The Following), porque la temporada se desarrolla con evidente planificación y tiene un cierre que funciona como un punto y aparte estupendo. Ayuda bastante que hayan conseguido firmar por trece episodios y no veintitantos; de nuevo alabo los beneficios de las temporadas cortas, que de hecho ya las veo como las normales.

Hay que destacar que a pesar de estar construida con elementos clásicos y con personajes de sobra conocidos resulta paradójicamente una de las series más originales de los últimos años. Trama, protagonistas, evolución de los mismos, casos del día, casos seriados, género y atmósfera, puesta en escena… todos sus componentes clave tienen la vuelta de tuerca justa para no resultar predecibles o vistos, y el conjunto se construye de forma tan profesional que no se deja un hueco o desliz por donde pueda aparecer la sensación de «no es más que otra del género». Hannibal es la cumbre del género «thriller policíaco de asesinos en serie» en televisión, más o menos como lo fueron El silencio de los corderos o sobre todo la obra maestra de Seven en el cine. Queda por ver si el resto de temporadas, si el conjunto de la serie, se desinfla, mantiene el tipo, o incluso llega a dar la obra maestra que hay latente en ella.

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