Estrenada en cines | 2019 Drama | 1 ep. de 122 min. Guion: Julian Fellowes. Dirección: Michael Engler. Intérpretes: Hugh Bonneville, Laura Carmichel, Brendan Coyle, Michelle Dockery, Joanne Froggatt, Robb James-Collier, Elizabeth McGovern, Maggie Smith, Allen Leech, Jim Carter, Phyllis Logan, Sophie McShera, Lesley Nicol, Penelope Wilton, Kevin Doyle, Raquel Cassidy, Michael Fox, Imelda Staunton, Mark Addy, Douglas Reith, Kate Phillips, Tuppence Middleton. Valoración: |
En la última temporada de Downton Abbey, Julian Fellowes consiguió superar la caída creciente de calidad e interés que venían arrastrando las anteriores, cerrar bien algunas historias y eludir algunos fallos recurrentes. Pero en el especial de Navidad, el habitual episodio extra de dos horas a modo de colofón con una historia central nueva mientras termina de cerrar las pendientes, perdió mucho gas, mostró demasiada cobardía a la hora de ejecutar el paso final que necesitaban muchos personajes. Aun así, consideré que la última etapa en conjunto dejaba bastante buen sabor de boca…
Pero la falta de riesgo me llevó a encarar esta extensión con temor, de hecho, he tardado un año en verla. Lo habitual cuando una serie salta al cine es tirar de fuegos artificiales y sensacionalismo, intentar abarcar a más publico que a tus fieles saliéndote del tono original, y estrellarse en el proceso. Fellowes se queda un poco en tierra de nadie, tiene tanto fallos como aciertos en un conjunto ameno pero incapaz de dejar huella, de librarse de la sensación de que no era necesario otro episodio.
El guionista persigue una historia central exagerada que no consigue encajar ni rematar bien. La falta de un tema central sólido se nota bastante en el ritmo y el interés, y más cuando se pierde en los momentos más pasados de rosca e injustificados, pero gracias a la diversidad de aventuras secundarias que van desarrollando a los protagonistas no llega a resultar un desastre. Sin embargo, estas tampoco son deslumbrantes, ningún personaje tiene vivencias que permitan recordarlas con agradado.
En 1927, la visita del rey George V, la reina Mary de Tek y la consecuente comitiva (dejemos de lado la cuestión de qué hacen pasándose por una casa de lores menores de campo) pone patas arriba la hacienda de Downton Abbey y el pueblo vecino. Todos se vuelven locos con tan insigne evento y quieren ser partícipes en él.
La mejor parte es la de los criados. El estirado servicio del rey trata de imponer sus formas, y el ya perfectamente cohesionado grupo de la mansión no se deja, generándose unas peleas y unas intrigas muy divertidas. Prácticamente cada personaje aporta su granito de arena, salvo Anna y Mr Bates, que no hacen nada llamativo. Fellowes dio tal carpetazo a su arco tras las quejas del público que parece no atreverse a dirigirlos hacia ninguna dirección nueva. Pero que el resto muestren más vitalidad no significa que resulten apasionantes. Nos tienen muy entretenidos con aventuras mil, pero ninguna aporta trascendencia y emoción suficientes como para resultar recordables. Y hay momentos en el sentido contrario: el desgaste en la imaginación de Fellowes se nota en como remarca algunas historias y diálogos más de la cuenta, sobre todo en la sección de Daisy. La joven llega a la cumbre de su trayectoria de maduración y educación, y empieza por fin a tomar sus propias decisiones, a luchar por seguir su camino… pero leñes, es evidente, no hace falta en cada escena en que aparezca diga y repita lo que está haciendo y que es feliz.
La parte de los nobles queda muy desdibujada. Fellowes sigue acobardado, intentando no realizar cambios bruscos en unos personajes y un tipo de sociedad de los que está enamorado. No hay nuevas tendencias sociales y políticas que tan enriquecedores resultaron en los primeros años de la serie, el relevo generacional nunca llega a materializarse (Lady Mary sigue infrautilizada), ni siquiera en el lado romántico tenemos algo emocionante. Y cuando por fin parece que va a mover ficha, lo hace rematadamente mal: un personaje dice que está enfermo y morirá, pero esto no causa impacto alguno en el resto, y después de esa gran revelación su historia no se mueve del rango habitual. Es decir, no lleva a nada, es un intento de cumplir con lo que se espera pero sin cambiar lo más mínimo el statu quo.
Sorprendentemente, con Thomas Barrow sí da tímidos pasos después de años mareando la perdiz sin atreverse a entrar a fondo en su homosexualidad. El mayordomo más torturado, al conocer el ambiente oculto lleno de gente como él, empieza por fin a sentirse normal e integrado. Pero no puedo evitar pensar que esto tenía que haber ocurrido hace varias temporadas y ahora estar más avanzados con su vida.
La sección que peor parada sale es la de Tom Branson. El pseudo complot para asesinar al rey, el choque entre revolucionarios irlandeses y conservadores ingleses, resulta tan forzado, maniqueo, e incluso mal ejecutado en la puesta en escena (qué cutre la peleilla final), que da bastante vergüenza ajena. Que Fellowes es muy conservador está claro, pero que el único personaje que tiene escorado hacia la izquierda y que puede dar juego a la hora de motrar los cambios políticos lo desaproveche así, apena bastante.
La visita del rey al final no tiene una trama propia, aparte de la intriga criminal paralela, era la excusa, el macguffin, el hilo conductor, como han sido todas las visitas y cenas de nobles. Así que lo adecuado hubiera sido que Fellowes no le diera tanta importancia, que no lo anunciara como un gran evento, para que no lleguemos al tramo final de la cinta esperando que pase algo alrededor de estos personajes. Esto agrava la sensación de que no hay nada que se quede en el recuerdo.
El acabado de la serie siempre ha sido cinematográfico, con una fotografía muy trabajada, llena de planos muy abiertos y trávelings muy cuidados que exprimen de maravilla el lujoso escenario y el magnífico vestuario. La única diferencia es que ahora han aprovechado la gran pantalla para rodar en panorámico (2.39).
En el lado monetario ha sido un éxito rotundo. Los productores fueron conscientes de que el alcance potencial del salto al cine es difícil de prever, pues aunque haya sido la serie más vista en Reino Unido en la última década y tuviera bastante fama en Europa y en Australia, nada garantiza que todos sus seguidores vayan a ir al cine ni que atrajera sin más a nuevos espectadores, así que se rodó con unos ajustados 13 millones de dólares. Pero el público respondió con un entusiasmo que supera toda expectativa, acaparando unos asombrosos 195 millones. Por comparar, Serenity (Joss Whedon, 2005), la película de Firefly (ídem, 2002), con un fandom enorme y gran expectación, sólo hizo 40 millones, y aunque en el mercado doméstico (bluray, derechos de televisión y streaming) recuperaría la inversión con creces, eso mismo en el caso de Downton Abbey supone que las arcas de las numerosas productoras pequeñas implicadas engordarán aún más. Así que es muy probable que veamos más entregas.
Ver también:
– Temporada 1 (2010)
– Temporada 2 (2011)
– Temporada 3 (2012)
– Temporada 4 (2013)
– Temporada 5 (2014)
– Temporada 6 y final (2015)
-> La película (2019)