The Return
Guion: Jon Favreau.
Dirección: Rick Famuyiwa.
Valoración:
|
Sinopsis:
Din Djarin y Bo-Katan se enfrentan a Moff Gideon.
Resumen:
Mando logra espacarse y se recorre la base aniquilando enemigos hasta dar con Moff Gideon. La lucha contra este y los pretorianos es cruenta, pero con ayuda de Grogu y Bo-Katan consiguen derrotarlo. Aunque en el proceso es destruido el sable oscuro, ya nadie duda del liderazgo de Kryze.
Por otro lado mandalorianos mantienen a raya a los soldados de la base, hasta que Axe Woves estrella el crucero para terminar de acabar con todo.
Los mandalorianos enciencen la gran forja para recuperar su hogar y sus costumbres. Mando quiere que Grogu se convierta en un huérfano y siga el proceso de convertirse en mandaloriano, y para ello debe adoptarlo primero.
Mando y Grogu toman posesión de una pequeña cabaña en Nevarro, pero también un trabajo como mercenario de la Nueva República en los márgenes de sus dominios.
Análisis:
Buen final de temporada, pero le falta alguna gran sorpresa. Es más como la conclusión de una etapa, centrado en cerrar o asentar las historias principales, y deja muy poco abierto.
Es más sólido que el episodio anterior o que el desastre del final de la segunda temporada, que era un coladero de agujeros y sandeces. Va al grano con contundencia y sin patinazos destacables. Pero precisamente por eso también es bastante predecible. No hay giros inesperados en las confrontaciones, que siguen una línea muy a lo El Imperio contraataca pero sin conseguir su atmósfera tensa y tenebrosa. Pero lo que hay es suficiente para garantizar un espectáculo muy grato.
La batalla de los mandalorianos es más variada y movidita. La lucha en el espacio es breve pero deja un final épico. La pelea en el aire es más emocionante que las parcas carreras por pasillos del anterior. El duelo final con Gideon y sus pretorianos está muy trabajado, ofreciendo un sinfín de escenarios, filigranas, golpes… Sólo se ve ligeramente lastrado porque en los movimientos más rápidos del muñeco de Grogu no han logrado todavía la fluidez y verosimilitud necesarias para no sacarte de la escena en ocasiones.
La banda sonora de Joseph Shirley ha sido la mar de efectiva durante todo el año, pero no ha resultado tan imaginativa y solvente como la de Ludwig Göransson. Y en este episodio final se abusa de su presencia: hay tramos donde hubiera ido mejor sin música, como la pelea final con Gideon, pues la situación de suspense habla por sí sola, y en cambio nos meten un tema de acción machacón un tanto contraproducente.
Para encontrar aspectos cuestionables hay que ir al detalle. Ahora Mando vuelve a ser un luchador implacable que derrota con facilidad a cuantos se encuentra. Gideon tiene un mapa donde ve los movimientos de Mando… y no es capaz de dar con él antes de que destroce todo, y mira que el tío va sin prisas. El combate entre escudos de energía es un poco forzado, sobre todo porque R5 reaparece sin explicarse de dónde sale, y vuelve a ser chocante que este es un universo donde no se hayan inventado las barandillas, menuda cantidad de accidentes laborales habrá. Otra vez que dejan la flota de lado, en vez de usarla para bombardear la base y combatir contra los soldados voladores. La tontería de los cascos sigue siendo un lastre, tanto porque no hay quien distinga a los personajes como por la chorrada de que estén presurizados y permitan volar por el espacio a pesar de que es obvio que la armadura no los cubre por completo. Pero al final les ha venido bien, porque resulta que Pedro Pascal no rodó esta temporada, pues estaba liado con The Last of Us , así que tras el traje hay un extra, y sólo puso la voz en un par de días de trabajo de doblaje.
Como final de temporada y de etapa, da para algunas reflexiones. La primera es que vuelvo a flipar con los seguidores, quienes claman al cielo porque este año no les ha gustado, a pesar de mostrar por fin la esperada maduración. Según dicen muchos, es una temporada malograda porque «abre historias nuevas» que no son lo que esperan de la serie, e incluso que ahora están usándola para intentar arreglar los errores que cometió Disney con el fallido cierre de la trilogía de secuelas (El ascenso de Skywalker), como el resurgir del imperio, el tema clon y Snoke, etc., y que quieren que vuelva a la repetitiva y pobre línea de aventuras al estilo El equipo A (Stephen J. Cannell, Frank Lupo, 1983).
Y digo yo, donde estaba esta gente cuando el doctor Pershing es presentado en… ¡los tres primeros capítulos!, Gideon aparece al final de la primera temporada, las costumbres mandalorianas fueran primordiales en el desarrollo de la vida de Mando, se fueron desarrollando poco a poco y Bo-Katan y la historia de reunirse y recuperar Mandalore se asienta del todo en el segundo año, en capítulos que entonces eran bien valorados…
Pero sí es cierto que de tanto centrarse en Bo-Katan deja a Mando un poco como secundario. Su arco de la relación con Grogu llegó a término, y lo que venga será una nueva etapa en su historia. Una que deberá abordar algo que se ha ido dejando demasiado de lado: el crecimiento de Grogu y sus poderes. La serie siempre ha ido con cuentagotas en este aspecto, relegando demasiado a baby Yoda a escenas cómicas de relleno, pero una vez presentado el tema de la fuerza con Luke y Ashoka deberían haberse centrado, y en cambio ha quedado muy aparcado.
Así que en próximas etapas supongo que se adentrarán en Grogu, los Jedis que quedan, con la serie de Ashoka en cabeza, el resurgimiento del Imperio… Todo son temas más apasionantes que volver a la premisa de Mando teniendo aventuras sueltas sin calado ni originalidad. Si por el camino se caen esos fanáticos que no quieren que la saga progrese y crezca, mejor todavía.