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EL MANDALORIANO – 308 – EL RETORNO

The Return
Guion: Jon Favreau.
Dirección: Rick Famuyiwa.
Valoración:

Sinopsis:
Din Djarin y Bo-Katan se enfrentan a Moff Gideon.

Resumen:
Mando logra espacarse y se recorre la base aniquilando enemigos hasta dar con Moff Gideon. La lucha contra este y los pretorianos es cruenta, pero con ayuda de Grogu y Bo-Katan consiguen derrotarlo. Aunque en el proceso es destruido el sable oscuro, ya nadie duda del liderazgo de Kryze.

Por otro lado mandalorianos mantienen a raya a los soldados de la base, hasta que Axe Woves estrella el crucero para terminar de acabar con todo.

Los mandalorianos enciencen la gran forja para recuperar su hogar y sus costumbres. Mando quiere que Grogu se convierta en un huérfano y siga el proceso de convertirse en mandaloriano, y para ello debe adoptarlo primero.

Mando y Grogu toman posesión de una pequeña cabaña en Nevarro, pero también un trabajo como mercenario de la Nueva República en los márgenes de sus dominios.

Análisis:
Buen final de temporada, pero le falta alguna gran sorpresa. Es más como la conclusión de una etapa, centrado en cerrar o asentar las historias principales, y deja muy poco abierto.

Es más sólido que el episodio anterior o que el desastre del final de la segunda temporada, que era un coladero de agujeros y sandeces. Va al grano con contundencia y sin patinazos destacables. Pero precisamente por eso también es bastante predecible. No hay giros inesperados en las confrontaciones, que siguen una línea muy a lo El Imperio contraataca pero sin conseguir su atmósfera tensa y tenebrosa. Pero lo que hay es suficiente para garantizar un espectáculo muy grato.

La batalla de los mandalorianos es más variada y movidita. La lucha en el espacio es breve pero deja un final épico. La pelea en el aire es más emocionante que las parcas carreras por pasillos del anterior. El duelo final con Gideon y sus pretorianos está muy trabajado, ofreciendo un sinfín de escenarios, filigranas, golpes… Sólo se ve ligeramente lastrado porque en los movimientos más rápidos del muñeco de Grogu no han logrado todavía la fluidez y verosimilitud necesarias para no sacarte de la escena en ocasiones.

La banda sonora de Joseph Shirley ha sido la mar de efectiva durante todo el año, pero no ha resultado tan imaginativa y solvente como la de Ludwig Göransson. Y en este episodio final se abusa de su presencia: hay tramos donde hubiera ido mejor sin música, como la pelea final con Gideon, pues la situación de suspense habla por sí sola, y en cambio nos meten un tema de acción machacón un tanto contraproducente.

Para encontrar aspectos cuestionables hay que ir al detalle. Ahora Mando vuelve a ser un luchador implacable que derrota con facilidad a cuantos se encuentra. Gideon tiene un mapa donde ve los movimientos de Mando… y no es capaz de dar con él antes de que destroce todo, y mira que el tío va sin prisas. El combate entre escudos de energía es un poco forzado, sobre todo porque R5 reaparece sin explicarse de dónde sale, y vuelve a ser chocante que este es un universo donde no se hayan inventado las barandillas, menuda cantidad de accidentes laborales habrá. Otra vez que dejan la flota de lado, en vez de usarla para bombardear la base y combatir contra los soldados voladores. La tontería de los cascos sigue siendo un lastre, tanto porque no hay quien distinga a los personajes como por la chorrada de que estén presurizados y permitan volar por el espacio a pesar de que es obvio que la armadura no los cubre por completo. Pero al final les ha venido bien, porque resulta que Pedro Pascal no rodó esta temporada, pues estaba liado con The Last of Us , así que tras el traje hay un extra, y sólo puso la voz en un par de días de trabajo de doblaje.

Como final de temporada y de etapa, da para algunas reflexiones. La primera es que vuelvo a flipar con los seguidores, quienes claman al cielo porque este año no les ha gustado, a pesar de mostrar por fin la esperada maduración. Según dicen muchos, es una temporada malograda porque «abre historias nuevas» que no son lo que esperan de la serie, e incluso que ahora están usándola para intentar arreglar los errores que cometió Disney con el fallido cierre de la trilogía de secuelas (El ascenso de Skywalker), como el resurgir del imperio, el tema clon y Snoke, etc., y que quieren que vuelva a la repetitiva y pobre línea de aventuras al estilo El equipo A (Stephen J. Cannell, Frank Lupo, 1983).

Y digo yo, donde estaba esta gente cuando el doctor Pershing es presentado en… ¡los tres primeros capítulos!, Gideon aparece al final de la primera temporada, las costumbres mandalorianas fueran primordiales en el desarrollo de la vida de Mando, se fueron desarrollando poco a poco y Bo-Katan y la historia de reunirse y recuperar Mandalore se asienta del todo en el segundo año, en capítulos que entonces eran bien valorados…

Pero sí es cierto que de tanto centrarse en Bo-Katan deja a Mando un poco como secundario. Su arco de la relación con Grogu llegó a término, y lo que venga será una nueva etapa en su historia. Una que deberá abordar algo que se ha ido dejando demasiado de lado: el crecimiento de Grogu y sus poderes. La serie siempre ha ido con cuentagotas en este aspecto, relegando demasiado a baby Yoda a escenas cómicas de relleno, pero una vez presentado el tema de la fuerza con Luke y Ashoka deberían haberse centrado, y en cambio ha quedado muy aparcado.

Así que en próximas etapas supongo que se adentrarán en Grogu, los Jedis que quedan, con la serie de Ashoka en cabeza, el resurgimiento del Imperio… Todo son temas más apasionantes que volver a la premisa de Mando teniendo aventuras sueltas sin calado ni originalidad. Si por el camino se caen esos fanáticos que no quieren que la saga progrese y crezca, mejor todavía.

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EL MANDALORIANO – 307 – LOS ESPÍAS

The Spies
Guion: Jon Favreau, Dave Filoni.
Dirección: Rick Famuyiwa.
Valoración:

Sinopsis:
Bo-Katan lidera la flota para recuperar Mandalore y encender la forja. En el reconocimiento de la superficie del planeta se topan con unos supervivientes mandalorianos, que podrían ser aliados o enemigos en el inminente enfrentamiento con Moff Gideon y el renacimiento del Imperio.

Resumen:
Bajo el mando de Bo-Katan Kryze, las distintas facciones de Mandalorianos se disponen a recuperar su planeta natal, tomado por la naturaleza hostil. Allí se encuentran con que sigue habiendo algunos de su pueblo habitándolo. Este grupo sobrevive a duras penas, navegando por la árida superficie y escondiéndose bajo tierra. La nueva alianza es tan débil como las anteriores pero da sus frutos, pues conocen la zona.

Al alcanzar la mítica fragua de Mandalore, resulta que Moff Gideon ha llegado antes y tiene una base fuertemente armada. Este ha suplicado al Imperio en la sombra que le dé refuerzos para enfrentar la amenaza mandaloriana.

La batalla es cruenta, pues Gideon ha armado a sus tropas con armaduras de beskar. Hay bajas en cantidad, y Mando es tomado prisionero mientras Bo-Katan se bate en retirada.

Notas:
-Brendol Hux es el padre del General Hux de la trilogía de secuelas. Y el actor Brian Gleeson es el hermano de Domhnall Gleeson.

Análisis:
El arco final de temporada se presenta bastante atractivo, promete dar un cierre o al menos punto y aparte a varios frentes abiertos, y se anuncia épica en grandes cantidades. Pero aunque los fuegos artificiales pueden disimularlo durante un rato, no tarda en hacerse evidente que esta primera parte del clímax se apoya es unas bases muy usadas a lo largo de la serie, y resulta un tanto repetitivo y predecible. Además, se hace de nuevo evidente que falta de un analista de guiones (script doctor) en la sala de escritores que pula las muchas lagunas cuando no flagrantes cagadas que van dejando Jon Favreau y Dave Filoni.

Tenemos otra vez los mismos conflictos entre distintos grupos de mandalorianos y el mismo enfrentamiento con Gideon que hemos visto ya varias veces. El anuncio de que nos acercamos al desenlace de ambas tramas levanta el interés, sobre todo con la sombría escena de los tejemanejes del Imperio y el no sorprendente pero efectivo encuentro con otro grupo de mandalorianos. Pero la expectación inicial se va diluyendo conforme la falta de novedades rebaja el entusiasmo y las situaciones endebles se van acumulando, y llega un punto en que la propia credibilidad del relato se resiente y hecha un poco por tierra las partes que deberían ser más espectaculares y trágicas.

Llevan toda una flotilla para investigar el planeta y enfrentar los peligros… y la aparcan y se ponen a andar, acompañando el paseo de unos diálogos sobre explicativos sonrojantes. Tenemos otro bicho gigante metido más que nunca con calzador: no aporta nada a la historia, no era necesaria más acción, y da bastante pena ver a los supuestamente experimentados supervivientes quedándose pasmados mientras la criatura se alza, sin virar la nave al instante o tomar posiciones de defensa.

La batalla está bien intencionada, pero podía estar mejor planificada y mejor rodada. Ya la propia concepción es confusa. Esa pedazo de base no se ha podido construir en tres días como se da a entender por la reacción de Gideon a la reunificación de los mandalorianos, pero a la vez, es poco creíble que los habitantes de Mandalore no se hayan percatado de su presencia si lleva tiempo ahí. La trampa contra los protagonistas es rematadamente obvia y los autores se esfuerzan por ofrecer un escenario mínimamente elaborado que pueda disimularlo un poco o que no los deje como idiotas. Las peleas por el aire y los pasillos son facilonas, les falta tensión y emoción, y tiene graves carencias: casi nadie se esfuerza por buscar cobertura, supongo que a sabiendas de que las armaduras mágicas que apenas cubren a los mandalorianos los hacen invencibles pero las completas de los imperiales son inútiles. Al menos los pretorianos acojonan, no son unos parias como en todas las películas de la saga, incluidas las originales.

Y para terminar, el giro con Mando secuestrado es exactamente el mismo que el final con Grogu en la segunda temporada con todo descaro, además de que a pesar de que se ha mostrado siempre como un contrincante formidable, con mil armas en el traje, cae con demasiada rapidez y facilidad. Por su lado, Grogu tiene las escenas graciosas de rigor, ahora manejando el robot IG-12, pero no aporta absolutamente nada, como ocurre más veces de la cuenta.

De esta forma, el episodio es a la vez emocionante y frustrante, como viene siendo habitual. En esas condiciones no puede considerarse de los mejores de la serie como claman muchos fanáticos, y desde luego el anterior es bastante superior.

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EL MANDALORIANO – 306 – SOLDADOS A SUELDO

Guns for Hire
Guion: Jon Favreau.
Dirección: Bryce Dallas Howard.
Valoración:

Sinopsis:
En busca de los mandalorianos renegados, Bo-Katan y Din Djarin son alentados por unos nobles para resolver un conflicto con droides. Ante los mandalorianos, Bo-Katan enfrenta su destino.

Resumen:
Los mandalorianos renegados, antes fieles a Bo-Katan, ahora actúan como mercenarios de cualquiera que se ofrezca a pagar. Los nobles dirigentes del planeta Plazir-15 los contratan como seguridad ante ataques de piratas o el Imperio, pues sus estatutos les impiden tener ejércitos.

Bo-Katan y Din Djarin arriban al lugar y son muy bien recibidos… En realidad los están camelando para que resuelvan un misterio con droides descarriados. A cambio les permitirían ir donde acampan los mandalorianos.

En sus indagaciones lidian con nobles empalagosos, crípticos ugnaughts, droides recelosos y el comisario de seguridad Helgait, al que no le gusta que metan las narices en su trabajo. Tras alguna pelea, persecución, interrogatorio y una aparatosa autopsia a un droide sospechoso abatido, descubren que un lote de líquido lubricante que toman en su tiempo de ocio es causante del malfuncionamiento y la rebeldía. El origen del lote apunta precisamente a un sabotaje del comisario, quien admite ser seguidor de los separatistas del conde Dooku y odia los tiempos actuales.

En la reunión con los mandalorianos, a Bo-Katan no le queda otra que enfrentarse a un duelo contra su actual líder, Axe Woves, para volver a ganárselos a su lado. Pero habiendo perdido la espada oscura, no se postran ante ella. Mando intercede en su favor diciendo que la ganó en combate legítimo al rescatarlo en las minas de Mandalore, y entonces aceptan ponerse a su servicio.

Mejores frases:
-Bo-Katan: ¿Tú qué dices?
-Din Djarin: Ya me tenías con el «droides de combate».

Análisis:
La base narrativa es la habitual en la serie, un viaje por la galaxia desfaciendo entuertos y entre medio unas pocas dosis de las historias globales. Pero en esta temporada poco a poco han ido a alejándonos del simplón y manido tono a lo El equipo A (Stephen J. Cannell, Frank Lupo, 1983) que ya he criticado me temo que demasiadas veces, enriqueciendo las tramas secundarias con aventuras más cuidadas y originales y ahondando en las principales con más detenimiento. Esta maduración llega a su punto álgido en este Soldados a sueldo, el mejor episodio de lo que llevamos de serie.

Encontramos el típico reto que se interpone entre los protagonistas y su objetivo, pero esta vez no es el enésimo bicho grande o matones que combatir a tiros, sino que nos adentramos en un escenario fascinante y una historia detectivesca sencilla pero muy bien ejecutada. El mayor cuidado se extiende también a unos diálogos ágiles y certeros y un sinfín de escenas con sensación de trascendencia y sin los agujeros de guion por desgracia tan comunes de estos escritores. El acabado también es impecable, tanto en los aspectos técnicos como en la excelente dirección de Bryce Dallas Howard.

El prólogo reintroduciendo a los mandalorianos rebeldes que ahora trabajan como mercenarios es muy simpático. Con unas pocas escenas consiguen unos personajes deliciosos y una situación encantadora. La llegada de Mando y Bo-Katan a Plazir-15 combina muy bien la fascinación por conocer nuevos lugares y culturas, asienta de maravilla el panorama político de la galaxia, y siembra una trama de suspense muy sugerente.

Los estrafalarios nobles hacen muy buen contraste entre los sistemas solares de postguerra: tenemos a los que están sumidos en el caos, a merced de piratas e Imperio, los que se someten a la Nueva República, que no contenta a todos, y otros como este, que van por libre, lucrándose y viviendo la vida hasta que son alcanzados por la realidad.

La investigación mantiene inicialmente el tono ligero de la serie, con los choques entre formas de vida (los raritos ugnaughts), la persecución de rigor (muy movidita a pesar de ser nada original) y algún otro momento tenso, como la autopsia. Pero cuando menos te lo esperas adquiere nuevas capas de complejidad y trascendencia. Aparte de los nuevos detalles sobre la situación política de la galaxia brilla con luz propia la escena del bar de los droides, que nos ofrece una embriagadora mezcla de cine negro y drama político y social con calado.

El encuentro con los mandalorianos y la disputa por el liderazgo era un mero trámite, pero no se despacha con desgana, sino logrando una escena con fuerza, sobre todo gracias a la virtuosa labor de dirección, que nos deja una pelea llena de golpes, saltos y soluciones muy imaginativos y bien grabados.

Solo un detalle minúsculo me chirría, y es que no queda claro dónde guarda la caja de chispas el droide perseguido; aun así, es un guiño al cine negro muy gracioso. Otra referencia que quiero citar es probablemente casual: la autopsia me ha traído a la mente los encuentros con la forense en Ghost in the Shell 2 (Mamoru Oshii, 2004); aunque no creo que sea algo buscado por los autores, desde luego el entorno a lo ciencia-ficción de corte cyberpunk y los robots descarriados recuerdan a ella.

Jack Black proviene de comedias tan conocidas como Escuela de rock (2003) y Alta fidelidad (2000), y Lizzo es una cantante de rap y hip hop desconocida por España pero con bastante éxito en Estados Unidos, y ya había hecho algunas apariciones como actriz. Ambos encarnan a esos nobles que viven en la opulencia pero tienen la inteligencia suficiente para ver que su paraíso se desestabiliza y deben buscar disimuladamente ayuda. Black está tan resuelto como de costumbre, pero a Lizzo se la ve bastante limitada, aunque no tanto como para empañar las entrañables escenas con Grogu. Más emocionante es la aparición estelar de Christopher Lloyd, el mítico Doc de la trilogía Regreso al futuro (1985). Su arisco comisario de seguridad no sorprende, pero funciona muy bien tanto en la intriga detectivesca como en la política.

El arrebatador aspecto visual termina de componer un mosaico espectacular. ¡Vaya lugar lleno de vida, vaya gente pintoresca! Los deslumbrantes planos de la ciudad, al asombroso vestuario (ojo al traje con adornos holográficos), las calles abarrotadas y con bastante sensación de profundidad (no como en Obi-Wan, donde todo parecía rodado en una cochera), los bajos fondos y el bar lleno de droides con ese estilo cyberpunk tan logrado… Cada puñetero plano nos lleva a un lugar nuevo que te deja con la boca abierta.

Y después de disfrutar de esta pequeña maravilla que me hace recuperar la fe en una saga que ha dejado muchos sin sabores, me encuentro con que es el episodio peor valorado de lo que llevamos de serie. Por más vueltas que le doy, soy incapaz de entender a los fanáticos.

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EL MANDALORIANO – 305 – EL PIRATA

The Pirate
Guion: Jon Favreau.
Dirección: Peter Ramsey.
Valoración:

Sinopsis:
Nevarro es atacado por piratas, y Greef Carga pide ayuda a la República, pero los mandalorianos son quienes van al rescate.

Resumen:
Nevarro es atacado por la nave pirata de Gorian Shard. El piloto de la Nueva República Carson Teva intenta que Coruscant interceda, pero no se preocupan por un mundo tan lejano e insignificante. Sólo Elia Kane parece interesada por los hechos. Teva acaba pidiendo auxilio a los mandalorianos.

Din Djarin los convence para dejar de esconderse, dar la cara por los desfavorecidos, y ganarse unas tierras en Nevarro donde prosperar. El combate se salda con la victoria de los mandalorianos.

De vuelta a su destino, Teva encuentra la nave donde Moff Gideon debía ser trasladado a su juicio: ha sido atacada, al parecer por mandalorianos. De Gideon ni rastro.

Notas:
-Varios productores y directores aparecen como alienígenas aquí y allá: Rick Famuyiva, Dave Filoni, Deborah Chow.

Análisis:
De primeras pensaba la batallita con los piratas iba a ser puro relleno, pero lo usan muy bien como nexo y potenciador de las tramas que hay en marcha. La República aparece tangencialmente para mantener a Carson Teva y Elia Kane en juego. Siguen resultando intrigante qué motiva a esta ex oficial de Gideon. ¿Está curioseando, pretense sentirse útil en su nuevo hogar, o sigue siendo agente del temido imperial?

La historia de los mandalorianos es la más relevante, tanto que Mando queda relegado a secundario. Su posición en la galaxia vuelve a cobrar relevancia, y la armera lo sabe y le da a Bo Katan la responsabilidad de buscar a más de los suyos. Eso sí, lo de dejar que Katan vaya sin el caso no lo entiendo muy bien, tanta relevancia que le daban y ahora pasan un poco de ello. Si los guionistas pretenden mostrar una modernización de sus costumbres, ha quedado muy precipitado y confuso. Tampoco me convence que Mando lleve a Grogu a la batalla, en vez de dejarlo a salvo con los demás niños.

El guion cuida mejor los diálogos y escenarios que en otros capítulos que quedan un tanto simplones, y no arrastra grandes agujeros de guion también demasiado comunes. Es cuestionable que Greef siga sin haber contratado seguridad, y tenemos otra vez un caza recorriéndose media galaxia en cuestión de horas, si bien no es nada que haga perder verosimilitud al relato.

Pero lo que más destaca del capítulo es el enorme sentido del espectáculo, donde el director Peter Ramsey se apoya muy bien en el alucinante despliegue de diseño artístico, decorados, vestuario, efectos especiales, música… Sólo la falta de un buen número de extras chirría un poco, Nevarro queda al final más como una aldea con cien vecinos que como un asentamiento que empieza a prosperar.

Precisamente Ramsey viene de una larga carrera en el campo del diseño artístico, como ilustrador de guiones. Terminó saltando a la dirección de cintas de animación, destacando con la aclamada Spider-Man: Un nuevo universo (2018). En este primer trabajo con actores reales se ha defendido muy bien. La batalla por las calles es ambiciosa, pero está muy bien planeada y ejecutada con nervio y claridad.

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EL MANDALORIANO – 304 – EL HÚERFANO

The Foundling
Guion: Jon Favreau, Dave Filoni.
Dirección: Carl Weathers.
Valoración:

Sinopsis:
Mando y Bo Katan se ganan su hueco entre la comunidad mandaloriana ayudando en el rescate de un huérfano.

Resumen:
Mando, Grogu y Bo Katan se van integrando entre los mandalorianos. Grogu tiene recuerdos de cómo escapó de la purga de jedis. Bo Katan sigue pensando en el mythosaurio y su lugar en el credo mandaloriano. Tanto ella como Mando logran la admiración de sus nuevos amigos al liderar el rescate de un huérfano tomado por una criatura voladora.

Análisis:
Parece que el episodio anterior fue una anécdota o un espejismo. Volvemos a la narrativa sencilla que ha caracterizado a la serie más para mal que para bien. Apenas veinticinco minutos para una aventura muy básica y llena de agujeros, donde apenas unos destellos de los arcos dramáticos de los personajes se dejan entrever.

Estos momentos dedicados a los protagonistas son sugerentes. Los autores logran que Bo Katan transmita sus dudas y pensamientos incluso con el casco puesto. El mythosaurio resuena en su cabeza mientras va adaptándose a las tradiciones de las que renegó. Mando intenta que Grogu se integre, y que entrene con los huérfanos. El pequeñín tiene un flashback a modo de recuerdo sobre cómo fue salvado por un jedi durante la purga del Emperador. Eso sí, poco de lo que recuerda es relevante, da la casualidad de que sólo rememora una escena de acción de relleno…

Como curiosidad, el jedi ha sido interpretado por Ahmed Best, quien encarnara al insoportable Jar Jar Binks en la trilogía de precuelas. Su cara no se vio porque se sustituyó por la creada por ordenador, y Jon Favreau y equipo, como buenos fans de la saga, le han dado un momento redentor. Uno que no termina de aprovechar del todo, porque no es que parezca un buen actor.

La aventurilla en que sumergen a los protagonistas es demasiado simplona y repetitiva. Otra criatura más, más planos de desiertos y mandalorianos volando… Entre eso y la de agujeros de guion que arrastra, resulta más aburrida que emocionante, y si no fuera por la deslumbrante puesta en escena habría sido peor.

-Que los mandalorianos, se supone que curtidos luchadores y sobrevivientes, no tengan un perímetro de vigilancia y seguridad, y más después de haber sufrido varios ataques de criaturas…
-¿Pero cómo demonios meten esos pajarracos en la nave? Si ya es difícil de creer que quepan tantos mandalorianos.
-No se dan mucha prisa en alcanzar el nido, que se paran a hablar, dormir y demás tranquilamente, como si no hubiera la urgencia de que el pajarraco se vaya a comer al niño. Y que suerte han tenido de que llegara al nido con alimento para sus niños con Bo Katan siguiéndola, pero por alguna razón decidiera que no era el momento y se fuera a volar por ahí hasta la mañana siguiente. También mucha suerte para el crío que no haya hecho digestión en tantas horas.
-Lo de no quitarse el casco resulta cada vez más insostenible. Estar en tierra hostil y tener que separarse y aislarse para comer… Que cosa más ridícula.
-No me queda claro por qué llaman huérfano al niño si resulta que uno de los mandalorianos es su padre.
-Ya podían dar nombre a los mandalorianos más relevantes, el grandote y la armera.

Es inevitable pensar que podrían haber repartido la subtrama de la república del anterior capítulo entre ese y este, y los dos habrían ganado algo de equilibrio, trascendencia y ritmo.

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EL MANDALORIANO – 303 – EL CONVERSO

The Convert
Guion: Jon Favreau, Noah Kloor.
Dirección: Lee Isaac Chung.
Valoración:

Sinopsis:
Din Djarin y Bo Katan se reúnen con el grupo de refugiados mandalorianos. El doctor Pershing y la oficial Elia Kane son asimilados por la Nueva República.

Resumen:
Al salir de las minas de Mandalore, Mando y Bo Katan se topan con un escuadrón de cazas del Imperio. Tras sortearlos llegan al refugio de mandalorianos, donde ambos son recibidos entre sus filas gracias a haberse redimido en las aguas de las minas de su planeta natal.

En Coruscant, el doctor Pershing se resigna a aceptar la derrota del Imperio y la conversión a ciudadano de la Nueva República, pero no con reticencias, pues cree que su investigación podría traer avances científicos importantes más allá del conflicto ético que suponen.

La oficial Elia Kane, que sirvió bajo el mando de Moff Gideon, también anda por ahí. Hacen buenas migas, y tienta al doctor para continuar con su trabajo, ayudándolo a robar equipamiento del imperio en los desguaces. Pero ella lo ha llevado a una trampa. La república amplía la magnitud del asimilamiento mental del doctor con una máquina, y Kane aprovecha un descuido y le hace aún más daño.

Análisis:
Este es un capítulo extraño e inesperado que tiene todas las de provocar confusión y rechazo entre los seguidores que sólo esperan las escenitas de rigor de aventuras de Mando y Grogu. Para los que deseamos que la serie madure y deje atrás su anquilosamiento es toda una sorpresa. Pero al final no termina de ir a por todas, quedándose a medio camino de ambas ideas.

La presencia del protagonista y los secundarios habituales es mínima, pues en gran parte del largo episodio estamos en el Coruscant de la Nueva República, siguiendo las andanzas del doctor Pershing y la oficial Elia Kane, quienes estuvieron en un grupo remanente del Imperio liderado por Moff Gideon que iba tras los secretos que esconde Grogu.

Se recupera así un arco que apenas se había presentado en lo que llevamos de serie y quedaba latente mientras se iba desarrollando la relación entre Mando y Grogu y el viaje redentor del primero (al que se sumó Bo Katan). Además, venía siendo historia atascada en arquetipos decepcionantes: Moff Gideon y su tropa no lograron pasar de ser el típico villano de serial barato que aparece y desaparece a designio de los guionistas, sin aportar nada sustancial.

Ahora volvemos a ello con la ventaja de que da la sensación de que los guionistas han aprendido de los errores que llevan arrastrando mucho tiempo: la fórmula de ir saltando por las escenas de acción de la semana entre las apenas sueltan unas minúsculas gotas de la trama global sin que terminen de asentar nada como es debido.

La mirada al estado político y social de la Nueva República y los fieles al Imperio que son capturados por ella promete aportar más complejidad y también seriedad, pues todo lleva un cariz un tanto oscuro con eso de la asimilación forzosa. Se juega bien entre la distopía literaria, las vivencias de científicos que huyeron del nazismo, y el ambiente opresivo de las dictaduras de postguerra. Los dilemas éticos y el misterio que ofrece la investigación del doctor son prometedores. La adaptación de este y la relación con la oficial se exploran con dedicación. Por momentos parece que estamos ante la más madura y redonda Andor, de hecho, hay referencias cruzadas estupendas, como el monótono trabajo de oficinista.

Pero nada termina de cuajar. Es como si el intento de hacer crecer la serie llegara tarde y con prisas, emulando las virtudes de Andor sin ser conscientes de que son dos obras distintas en estilo y esta debería seguir su propio camino.

Así, tenemos varios problemas imporantes. El episodio se siente fuera de lugar, rompe con el estilo habitual. Es demasiado lento, por momentos aburrido. No termina de contar nada apasionante ni de quedar claro hacia dónde va. El giro final con la oficial atacando a la mente de Pershing es incluso contraproducente para la coherencia y las expectativas del relato: tanto tiempo perdido en asentar una historia, y al final hacen un borrón y cuenta nueva muy extraño, donde no quedan nada claras las motivaciones de la oficial Kane. En resumen, no se entiende qué demonios ha pasado.

Y como viene siendo habitual, está plagado de momentos cuestionables cuando no enormes agujeros de guion:
-¿La nave de Bo Katan no tiene radar? No se dan cuenta de la presencia de los cazas hasta que los tienen encima disparando. Menos mal que su mala puntería es antológica.
-Los cazas del Imperio siempre se han presentado como de muy corto alcance, no pueden adentrarse en el espacio lejos de su madre nodriza. Aquí viajan entre planetas como si nada. El de Mando tampoco parece apto para semejantes viajes, pero menudos paseos se da cruzando la galaxia de lado a lado.
-Qué sentido tiene arriesgarse a ir a por la nave de Mando, y entonces saltar a la velocidad de la luz, cuando podrían haberlo hecho desde el principio con la nave de Bo.
-Ridículo que dejen a la oficial sola en una sala de acceso restringido y con los mandos de las máquinas activados. Y a ver cómo se libra de la sospecha por el ataque a Pershing… Seguro que ni se volverá a hablar de ello.

Aparte, la batallita espacial de Mando y Bo contra los cazas es espectacular… pero nada, nada, nada original. No sé si es un intento de poner intriga sobre la reaparición de Moff Gideon u otro enemigo, o si es un momento de acción de relleno que ni se han esforzado en justificar.

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EL MANDALORIANO – 302 – LAS MINAS DE MANDALORE

The Mines of Mandalore
Guion: Jon Favreau.
Dirección: Rachel Morrison.
Valoración:

Sinopsis:
Mando y Grogu investigan las ruinas de Mandalore enfrentando numerosos peligros.

Resumen:
Mando no consigue piezas para reparar a IG, pero Peli Motto le vende otro androide para analizar la atmósfera de Mandalore. El ambiente parece seguro, y Mando y Grogu descienten por sus ciudades y minas enfrentando diversas criaturas hasta que Mando es apresado por una. Grogu entiende lo justo para saber que tiene que pedir ayuda a Bo Katan.

Con ayuda de aquella, Mando es liberado, pero además se ofrece a acompañarlo en sus aventuras. Hablan de la leyenda del mythosaurio: se supone que Mandalore el grande domó a la bestia y se ganó el respeto del pueblo. Cuando Mando se sumerge en las aguas vivas para limpiar su nombre, aparece una bestia semejante.

Mejores frases:
-Mando: Bueno, peque, ¿listo para ir de aventura?

Análisis:
Estamos ante un episodio de aventuras con cierta intriga y un gran sentido del asombro y el espectáculo. Si bien, como viene siendo habitual esto se consigue por la puesta en escena, no por un guion que es bastante parco, muy lineal, sin giros que ofrezcan alguna sorpresa, pero sí con inconsistencias evidentes.

Es increíble el nivel de los efectos especiales. Han afinado la avanzada tecnología de pantallas de fondo que utilizan y ya no se nota el truco en ningún momento, la nitidez e integración del entorno es total. Crucial para ello es el trabajo con lo digital, que resulta impecable también. Tampoco falla lo artesanal: las criaturas hechas con disfraces al estilo clásico de la saga están muy logradas; y no sé si el que te hagan acordarte de los Morloks de La máquina del tiempo (en cualquier de sus versiones) es casual o buscada. Y todo ello hace realidad un diseño artístico deslumbrante, con logros asombrosos, como el robot que atrapa a Mando. No falla tampoco la banda sonora, de hecho es uno de los capítulos donde más se usa y más brilla; sin duda, Joseph Shirley ha sido una gran elección.

Rachel Morrison se formó como operadora de cámara, luego ascendió a directora de fotografía, con algunos trabajos importantes y con numerosas nominaciones a premios, como Mulbound (2017) y Black Panther (2018), y finalmente terminó dando el salto a dirigir en series: Quantico, Highgtwon, American Crime Story. Es su primera aportación a El mandaloriano, pero espero que repita, porque su labor aquí ha sido excelente. El ritmo, la tensión, las emociones… todo está muy equilibrado, no deja que los abrumadores efectos especiales engullan el relato.

Pero la serie sigue arrastrando los problemas enquistados de siempre. Las historias sin planear adecuadamente y expuestas a cuentagotas dejan huecos y pegan bandazos brutales tanto en el detalle como en el desarrollo de la trama global.

Todo el tema de la presurización del traje y la nave no hay por dónde cogerlo, y ya de paso, es muy cuestionable usar un caza para viajes de largo alcance: ¿y si les entran ganas de mear? Tanta tecnología, y el robot y la nave apenas son de utilidad para analizar el entorno, además de que el guion dosifica este misterio de mala manera.

En la coherencia global, de nuevo la parte de Bo Katan es un sin dios. ¿Está sentada en el trono todo el día sin hacer nada? En una escena respeta a Mando, pero pasa de movidas mandalorianas que antes dirigían toda su vida; en la siguiente quiere deshacerse de él, si bien entiendo que en el sentido de cortar la relación; y luego siente una premura inexplicable por salvarlo y acompañarlo. Que Grogu sea capaz de llegar hasta Bo Katan está un poco cogido por los pelos, pero no tanto como para rechinar o sacarte de la escena: apenas señala el mapa y el androide y la nave deducirán y harán el resto.

Por otro lado, el prólogo centrado en la mecánica Peli Motto es demasiado largo. Repite el cliché de su personalidad y la de los androides y jawas que la rodean sin aportar nada sustancial o al menos con la simpatía suficiente como para no aburrir un poco.

El mandaloriano todavía deja la sensación de que debería desplegar todo su potencial, pero es muy dudoso que a estas alturas vaya a hacerlo.

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