STAR TREK: PICARD – TEMPORADA 3 Y FINAL

Paramount+ | 2023
Ciencia-ficción, drama, suspense, acción
10 ep. de 47-63 min.
Productores ejecutivos: Terry Matalas, Akiva Goldmsna, Alex Kurtzman, Kirsten Beyer, varios.
Intérpretes: Patrick Stewart, Jonathan Frakes, Gates McFadden, Jeri Ryan, Brent Spinners, Marina Sirtis, LeVar Burton, Michael Dorn, Ed Speleers, Michelle Hurd, Todd Stashwick, Ashlei Sharpe Chestnut, Joseph Lee, Stephanie Czajkowski, Jin Maley, Tim Russ, Mica Burton.
Valoración:

Alerta de spoilers: La crítica global no tiene datos reveladores, pero en los análisis de los capítulos entro a fondo.–

Terry Matalas

Bajo la supervisión de los principales produdctores Alex Kurtzman y Akiva Goldsman, Terry Matalas entró en la segunda temporada de Star Trek: Picard como mano derecha de Michael Chabon al frente del equipo de guionistas. Pero con la idea de rodar la siguiente etapa justo a continuación para ahorrar costes, cuadrar mejor la agenda de los actores y probablemente también tener un estreno más cercano, prefirieron dividir el trabajo, y Matalas pasó a llevar las riendas de la tercera. Anunciaron que sería la última, pero se aseguran de dejar asentado un nuevo grupo de personajes que podrían protagonizar una nueva serie.

Al contrario que Discovery y Nuevos y extraños mundos, producidas en Toronto, Canadá, Picard se ha realizado en Los Ángeles, aunque no el mismo estudio que las series de los noventa. El canal streaming Paramount+ ya ha llegado a algunos países, pero en los que no, como España, continúa emitiéndola Amazon Prime Video.

MEJORAS NOTABLES, MUCHA NOSTALGIA Y SENSIBILIDAD

Terry Matalas había colaborado en Voyager y sobre todo en Enterprise como productor y puntual guionista, pero las obras en las que tuvo más presencia, Nikita, Terra Nova, Nightflyers y 12 monos resultaron verdaderamente infames. De esta última se trajo a guionistas y parte del equipo técnico.

Con eso presente más la apariencia de ser una continuación de la espantosa segunda temporada no pintaba nada bien la cosa. La idea de reunir el reparto de La nueva generación al completo reactivó el factor nostalgia en los trekkies, pero en el mal sentido: no os metáis en este desastre de serie, que va a herir vuestro legado.

Pero Matalas empezó con buen pie, tomándose su tiempo con la sala de guionistas e invitando a cada actor para discutir a fondo la posible trayectoria y el final de sus queridos personajes a treinta años de los eventos de la serie y las películas. Y sea por iniciativa de Kurtzman y Goldsman viendo que la serie no levantaba cabeza o porque aceptaron la propuesta del renovado grupo de escritores, se inclinan por dejar atrás el estilo de acción básica para centrarse más en el arco dramático de los protagonistas, y tratan de buscar aventuras que tengan no sólo más consistencia sino también mejores dilemas personales y éticos. En resumen, prometían lo que las dos temporadas iniciales no nos dieron: mirar a La nueva generación con una respetuosa actualización.

La mejora de calidad en la escritura es ostensible. Los diálogos resultan más naturales, el sentido del humor es delicioso, los personajes se sienten más vivos, la nostalgia fluye mejor, y cuando toman forma la historia central y los arcos dramáticos, todo resulta tan apasionante y emotivo que llevará al trekkie al borde de la lágrima. Aunque el que no sea tan fan se perderá un poco en algunos conflictos personales, y sobre todo no pillará los abundantes guiños que han ubicado hábilmente en todas partes.

Pero las mejoras no consiguen imponerse del todo, chocan constantemente con la fórmula de Kurtzman y Goldsman, que por cierto, según rumores era alentada también por Patrick Stewart, quien como productor con poder forzaba a meter a Jean-Luc más en acción ya desde las películas, y en Picard aún más.

Con estas dos formas de entender la serie en liza, queda un desequilibrio importante en los primeros capítulos y lastra ligeramente el notable nivel del resto. El suspense artificial y la acción aparatosa se ven forzados, demasiado en ocasiones, afectando al tempo y la credibilidad de situaciones varias. La presentación de la primera villana, Vadic, tira demasiado humo y sensacionalismo, y si bien las pausas para desarrollar personajes funcionan mejor, estas se sienten mal ubicadas muchas veces. Por suerte, incluso los episodios menos logrados son muchísimo más sólidos y entretenidos que lo visto en Discovery y las dos primeras etapas de Picard. Y sobre todo, dejan entrever el potencial de la temporada.

En el quinto capítulo se asientan las buenas maneras y pega un subidón. La trama va cobrando sentido, se siente más coherente, trascendental y mejor conectada a los protagonistas que los delirios improvisados en las temporadas anteriores. La nostalgia embarga cada momento con gran sensibilidad. El suspense y la acción son más coherentes, habiendo tramos acongojantes. Los últimos retos que enfrentan nuestros apreciados protagonistas se sienten muy leales a La nueva generación y sus películas y sobre todo muy humanos, resultando apasionantes y enternecedores a partes iguales.

En el acabado se busca algo más comedimiento y que el frenesí incoherente con el que nos venían torturando. El tempo es más contenido, salvo en esos tramos más caóticos en el primer acto, y cuenta con un montaje más cuidado y una fotografía mejor planificada. Con todo, no llega al nivel Nuevos y extraños mundos, que ha resultado deslumbrante.

Pero todavía arrastra un aspecto visual demasiado oscuro para ser una entrega de Star Trek, y más una que quiere vivir de la nostalgia por tiempos pasados. En esto entra también la descripción del futuro tan alejada de La nueva generación: todo el mundo fuma, bebe y maldice, no sólo en los márgenes de la civilización por donde se mueve Raffi, sino en las propias naves insignia, y presencias como el capitán Shaw no parecen dignas de los ideales de la Federación que todos conocemos. Se obsesionan tanto con lo oscuro que incluso han cambiado el diseño de la banda tradicional de Worf y han puesto una negra en vez de la plateada, y claro, con tanta iluminación sombría solo la verás si la buscas.

La recreación por ordenador de las naves está bastante mejor que en Discovery, que las dos etapas previas de esta, e incluso gana a Nuevos y extraños mundos en los dos años que lleva. Tienen mucha definición y detalle, aguantando francamente bien los primeros planos. Además, hay numerosos diseños originales y otros tanto rememorando los clásicos, evitando así la sonrojante flota clónica del final de la primera temporada.

Pero sobre todo destaca la banda sonora. Jeff Russo es uno de los mejores compositores de series (Para toda la humanidad es una maravilla), pero por la razón que sea, en los dos primeros años aunque demostró su profesionalidad le faltó algo de garra y sentimiento. En esta es sustituido, sea porque tenía la agenda muy apretada o porque buscaban un relevo. Stephen Barton y Frederick Wiedmann vienen de videojuegos varios y algunas series y películas menores, y apenas había escuchado algún suyo trabajo brevemente. Pero han mostrado su valía a lo grande: nos regalan una orquestación exuberante y una composición muy adaptable a cada escenario, destacando que recuperan numerosos temas clásicos con sabiduría.

Siguiendo a fondo con la idea de reinicio, también cambian los títulos de créditos por unos que parecen más propios de Star Trek, con una tipografía imitando a la de La nueva generación. Eso sí, se han reservado para el final, poniendo al principio una simple cortinilla.

PERSONAJES Y CONFLICTOS MUY EMOCIONANTES

Jean-Luc Picard encara su jubilación con el plan de un retiro idílico con Laris… y eso lo abruma. Su vida ha sido siempre un torbellino de aventura tras aventura, y al empezar a hacer las maletas ya está anhelando tener una última escapadita.

A la romulana Laris (Orla Brady) ya la conocemos de las dos etapas dos anteriores, y se siente tan fuera de lugar como en aquellas, pero además es despachada demasiado rápido. El conato de romance en aquellas historias no recuerdo cómo acabó, si están liados o solo son amigos. Sea como sea, los guionistas intentan señalar que hay una buena conexión… y por ello queda fatal que no acompañe a un anciano que evidentemente necesita ayuda. Para esto, que no hubiera aparecido.

La llamada de Beverly Crusher afirmando estar en peligro despierta de nuevo la chispa de la vida en Picard, pero también la preocupación por el destino de su vieja amiga y amante intermitente. Enseguida aparece Riker, y la química y la nostalgia embargará a cualquier trekkie. Los dos enfrentan su vejez con distintas perspectivas: Picard sigue aferrado a las aventuras frenéticas que le impiden ver la existencia que podría tener si como Riker se parase a vivir una vida normal y cuidar de familia y amigos. En el acto final recuperamos la historia de Data como acabó en Némesis y los dramas personales de La nueva generación. La combinación de Data, B4 y Lore da algún momento de suspense algo estirado, pero de emociones va sobrada, y el nuevo capítulo que abre en su evolución está desarrollado muy acorde a las historias que siempre se han tratado con él: el aprendizaje sobre lo que es el ser humano, los sentimientos, las amistades… En este último aspecto, el encuentro con Geordi La Forge es entrañable.

Los tres principales actores, Patrick Stewart, Brent Spinner y Jonathan Frakes, están fantásticos, evidentemente disfrutando de retomar la historia final de sus apreciados personajes. Los momentos intimistas son maravillosos, desbordando complicidad y sentimiento.

La entrada en acción de Siete de Nueve en su nuevo destino como primer oficial en el USS Titán resulta muy prometedora. Su historia iniciada en Voyager sobra la superación de su etapa bajo control de los borg, la adaptación a una vida considerada normal en la sociedad de la Federación y a la vez hallar una familia en la que sentirse arropada, se mantiene siempre activa. Las férreas normas del primer aspecto chocan de frente con las necesidades del segundo, parece que no puede tener las dos cosas a la vez, así que enfrenta numerosos dilemas y sacrificios. Jeri Ryan tiene una presencia arrolladora, así que el amago al final con darle de una serie nueva es bienvenido.

Pero su capitán Liam Shaw juega en la cuerda floja. Está oscilando entre personaje arisco pero creíble, pues han venido dos viejos enchufados (Riker y Picard) con demandas absurdas, y rol cómico y cargante involuntario, pues su pose está demasiado marcada, no parece un capitán apto para la Federación. Una vez nuestros héroes se imponen a este pseudo villano, queda como un secundario más irrelevante pero entonces también gana en interés, porque se humaniza bastante. Suerte que Todd Stashwick tiene talento de sobra para manejar el cinismo y la mala baba con soltura, y salva un poco el desastre.

Tenemos un protagonista nuevo, el hijo de veinte años de Beverly. Criado en la frontera, en misiones humanitarias así como en incontables indiscreciones al margen de la ley, su carácter huidizo y de sobreviviente nato choca con los estándares de la Federación, así que deberá aprender a entenderse con los tripulantes del Titán si quieren averiguar por qué lo persigue una misteriosa nave con tanto ahínco. Ed Speleers parecía que no iba a sobrevivir a la infame Eragon (2006) y otros títulos mediocres que encaró, hasta que logró demostrar su valía en series como Downton Abbey (2010), Outlander (2014) y You (2018). Muestra tal carisma y versatilidad que sostiene muchas escenas en las que los autores no sabían cómo mantener al rol en primer plano y lo meten en todo fregado sin venir a cuento.

Raffi es la única del reparto de las temporadas anteriores que se mantiene. Está claro que los productores han tomado nota de que los personajes nuevos no cayeron nada bien a los espectadores, con esta honrosa excepción, pues mostraba simpatía y buena conexión con sus compañeros, en especial Siete de Nueve. Pero aquí todavía se mantiene por su gracia y la energía de la actriz Michelle Hurd, pues en realidad no es una protagonista muy lograda. Siempre parece histérica, estresada y asustada, y sus indagaciones son bastante torpes, así que vaya espía de poca monta.

Worf ha sido el personaje que más ha evolucionado en toda la saga, y aquí se atreven a dar otro paso importante. Su nuevo estilo meditativo y conciliador me cuadra con la maduración vista hacia el final de Espacio Profundo Nueve, y su nuevo destino como coordinador de espías me parece más coherente que el trabajo que desarrollaba en la estación que el de embajador que le encasquetaron al final y se olvidó convenientemente en las películas. Su pose tan marcada sigue presente, pero esta vez con un sentido del humor desconcertante pero hilarante. La química con Raffi y Riker es fantástica y da muchos buenos momentos de humor.

Geordi La Forge también ha cambiado bastante, siendo ahora un padre abnegado que se cuida de correr riesgos, aunque su pasión por la ingeniería sigue presente y se ha contagiado a sus hijas. Sidney (Ashlei Sharpe Chestnut) es la timonel del Titán, y Alandra (Mica Burton, la propia hija del actor) es su mano derecha en su puesto en el museo de la flota. La primera es muy interesante, tiene buenas aportaciones, pero la segunda la presentan para que luego no haga nada.

Deanna Troi aparece al final. Ella y Beverly como siempre quedan un poco detrás del resto, a estas alturas todavía no consiguen meterlas de lleno en las historias principales. Ambas tienen dilemas como madres abnegadas que sacrificarían todo por sus familias, y poco más. Picard y Riker también están en situaciones semejantes, pero viven otros muchos conflictos personales y morales. Con todo, la relación con el resto del equipo sigue siendo enternecedora, y unos cuantos buenos momentos dejan para el recuerdo.

La primera villana de la función, Vadic, es de esos malos genéricos insufribles. Cumple los peores estereotipos: poca higiene y atractivo físico, vicios absurdos, como fumar cada dos por tres, tener arrebatos aleatorios en los que mata a puñados a sus propios secuaces, unos orcos genéricos muy ruidosos pero aburridos, y obligar a la actriz Amanda Plummer a sobreactuar a lo loco. Y su nave tiene otro diseño afilado y espinoso que en nada se diferencia a las de las últimas películas, Némesis y Star Trek 2009. Menos mal que a mitad de camino queda claro que es una pelele de un plan más grande, y este se presenta bastante jugoso, bien conectado con las series clásicas y la trayectoria de los protagonistas.

También tendremos unas cuantas sorpresas maravillosas con apariciones personajes secundarios de la saga que no desvelaré, algunas que no habría ni soñado.

Se me ocurrió poner el doblaje en un par de escenas, y da vergüenza ajena la voz que le han puesto a Siete de Nueve, parece una niña chica. La traducción, al menos en los subtítulos, tiene muchos fallos, así como algunas decisiones chocantes, como traducir ingenieros como técnicos, o colectivo y colmena como grupo y conjunto respectivamente. En estos aspectos la saga ha estado siempre maldita.

Tras el salto encontraréis el análisis por capítulos.

301. La próxima generación
The Next Generation
Guion: Terry Matalas.
Dirección: Doug Aarniokoski.
Valoración:

Sinopsis:
Un mensaje de auxilio de Beverly Crusher saca a Picard del plan de retiro. Busca a Riker para que lo ayude, y en su camino se topan con la colaboración de la ahora comandante Siete de Nueve y el rechazo de su capitán Shaw, oficiales del Titán. Una perturbada capitana, Vadic, parece obsesionada en Beverly y su hijo veinteañero, Jack, y con su nave de combate pone en peligro al Titán. Por otro lado, Raffi se infiltra en los bajos fondos de planetas recónditos investigando para la Federación.

Notas:
-El USS Titán se supone que fue el mando de Riker como capitán tras las películas de La nueva generación.
-Entre las pertenencias de Beverly hay varias referencias muy rebuscadas a La nueva generación, como el collar de perlas que llevó en El largo adiós (112) o el baúl de recuerdos de su fallecido esposo Jack (Familia, 402).

Análisis:
Como esta temporada es prácticamente un reinicio, este capítulo sigue la fórmula clásica de los episodios piloto. Ni siquiera se ahorra la presentación de personajes, porque si bien los trekkies conocemos a todos ellos, ante esta nueva historia hay que exponer su situación emocional y el conflicto que los hará reencontrarse.

El misterio que abre esta odisea está poco definido todavía, son una serie de ganchos fáciles y un tanto predecibles. Pero es lo suficientemente intrigante como para ganar nuestra atención. Los protagonistas están tan en blanco como nosotros, y seguimos con interés sus indagaciones. Lo único que rechina es que Picard y Riker no sean capaces de conseguir una nave y urdan un plan tan rebuscado y a la vez débil, y el choque con el capitán Shaw necesitaba algo más de naturalidad, porque la idea en sí es buena.

Las escenas de acción no son originales tampoco, pero funcionan a la hora de imprimir un buen ritmo. Queda una presentación bastante correcta, y muy entretenida.

El capítulo acaba con una dedicatoria a Annie Wersching, quien interpretó a la reina borg en la segunda temporada y apareció también en otro papel en Enterprise. Falleció justo antes del estreno de esta nueva etapa, en enero de 2023, tras estar años luchando contra un cáncer.


302. Cancele
Disengage
Guion: Christopher Monfette, Sean Tretta.
Dirección: Doug Aarniokoski.
Valoración:

Sinopsis:
Shaw se enfrenta a Riker, Picard y Siete de Nueve por los peligros en que han metido al Titán. El combate contra Vadic es desigual, yendo en contra del Titán. Picard enfrenta conflictos personales inesperados. Raffi se encuentra con un complot contra la Federación.

Análisis:
Es una extensión del primer episodio, pero se siente más débil. Los misterios se están relegando demasiado mediante situaciones muy convenientes: Jack no dice nada, Beverly herida menos aún, el enemigo no deja de dar margen de tiempo una y otra vez, la investigación de Raffi hace aguas…

El buen ritmo apenas logra disimular un poco que realmente no se está contando nada. Hay algunos buenos momentos de tensión, pero en otros tanto artificio lleva a desconectar. Y el potencial del drama no se llega a explorar, quedando cada conflicto en su mínima expresión.

Los roces entre el borde capitán Shaw resultan aquí algo más verosímiles: las artimañas de Riker y Picard son difícilmente perdonables, pues ponen en peligro a la tripulación, y Siete de Nueve se ha visto arrastrada por su lealtad a ellos. Pero todavía no deja de parecer un personaje poco meditado, demasiado forzado.

Raffi queda muy descolgada. Su investigación en el ordenador es tirando a cutre. Con lo avanzada que está la tecnología, lo lógico es que hubiera encontrado esa relación en segundos, pero la mujer se tira un buen rato súper estresada haciendo tontas búsquedas en Google. Las escenas en los bajos fondos resultan repetitivas respecto al capítulo anterior, y sin garra alguna. El dilema con su hijo y nieta es muy tontorrón, no deja huella, no aporta matices al personaje, pero sobre todo, plantea una distyuntiva absurda: evitar que mueran millones por no hacer su trabajo para reencontrarse con su familia, o atender a sus lloros y abandonar a la Federación a su suerte.

Una vez presentada mejor, tampoco deslumbra Vadic como villana, da pie a un escenario muy genérico de buenos y malos. Y su nave es la misma nave de guerra con alas o espinas afiladas y que hace ruidos tenebrosos que hemos visto en Némesis y Star Trek 2009.

El final deja peores sensaciones, pues el atentado hace pensar en que los productores Akiva Goldsman y Alex Kurtzman van a imponer otra cansina historia de un enemigo monocrómático y el fin del mundo.


303. Diecisiete segundos
Seventeen Seconds
Guion: Jane Maggs, Cindy Appel.
Dirección: Jonathan Frakes.
Valoración:

Sinopsis:
La batalla contra Vadic es cruenta y pone a todos al límite, habiendo choques varios entre otrora amigos. Que Jack sea el objetivo es un misterio. Las relaciones personales revelan sorpresas inesperadas.

Análisis:
La mala espina que estaba dejando el capítulo anterior se disipa algo en este. Empezamos a ver revelaciones interesantes, la acción trae dilemas concretos, no solo artificios, y los personajes son llevados al límite.

Que Jack sería hijo de Picard se veía venir, pero los guionistas no se quedan en el golpe de efecto. El conflicto personal pasa por muchas fases, destacando la preciosa escena en que Riker intenta que Jean-Luc lo acepte antes de que sea tarde. Se puede señalar que la disputa entre el almirante y Beverly se ve condicionada por la necesidad de justificar que lo ocultara tanto tiempo, pero no se ve forzada y tiene sentimiento.

Las peleas entre estos por cómo afrontar el combate también son muy jugosas, abriendo una inesperada brecha entre ellos. Parece que Picard va en modo suicida, deseando morir en acción antes que agonizar de aburrimiento en un retiro anodino, mientras que Riker va de moderado y protector para con la tripulación y su familia.

La salida de Shaw por acabar herido no parece muy conveniente sino enriquecedora, porque era un estorbo y pasamos al choque entre Picard y Riker. Jack gana algo de interés, pues ahora aparte de carisma adquiere buen poso con su historia criminal y ocupa un lugar más determinado en la historia.

Es curioso que no dejen entrar a Jack en el puente debido a la alerta roja, algo que resulta lógico pero no parecía cumplirse en todas las series que llevamos, donde los invitados entraban por todas partes sin que nadie cuestionara nada. Eso sí, está ideado para que tenga que resolver cosas por sí solo.

Raffi y su encuentro con el hasta ahora jefe sin rostro adquiere renovado interés. Worf tiene la arrolladora personalidad de siempre… con unos sorprendentes matices. Ahora es más reflexivo y comedido, casi pacifista, en plan budista. Pero cuando se revela que tras el complot contra la Federación están los Cambiantes su tono cambia. Vivió la guerra con este implacable e indetacable enemigo muy de cerca.

En el Titán la cosa se pone cada vez más tensa. El desigual combate los tiene en la cuerda floja, y el descubrimiento de que habría cambiantes abordo termina de hundir la moral. Eso sí, todavía da la sensación de que Vadic ataca, se retira y espera convenientemente para dar espacio a los líos personales.

El efecto digital de los cambiantes obviamente traería mejoras respecto a Espacio Profundo Nueve, pero no esperaba que resultara tan espectacular. Las naves también han mejorado mucho respecto a las primeras temporadas y Discovery, teniendo muy buena deifinión y mucho detalle en primer plano, acercándose bastante a las clásicas maquetas.

Ashlei Sharpe Chestnut (Sidney) lleva una una peluca espantosa que me saca de sus escenas. La actrices suelen llevarlas para ahorrar tiempo de peluquería y mantener la continuidad frnete a imprevistos, pero a veces el resultado es peor.


304. Sin escenario ganador
No Win Scenario
Guion: Terry Matalas, Sean Tretta.
Dirección: Jonathan Frakes.
Valoración:

Sinopsis:
Mientras el Titan va a la deriva e intentan arreglar los daños, los tripulantes reflexionan sobre sus vidas.

Notas:
-Picard referencia momentos cruales de La nueva generación: Encuentro en Farpoint (101) y Darmok (502). La conversación con los cadetes sobre los Hirogen no tengo claro si es inventada, aunque parecen relacionarla con Voyager.
-Se ve el perfil de Odo brevemente en la tableta del capitán Shaw cuando hablan de los Cambiantes.
-Shaw recrimina a Picard el ataque de los Borg que lideró abducido y convertido en Locutus, también conocido como «La batalla en Wolf 359»: Lo mejor de ambos mundos (326-401).

Análisis:
Bien intencionado receso para terminar de asentar las relaciones familiares y laborales, los remordimientos y cuentas pendientes, los conatos de reconciliación…

Pero en líneas generales, el episodio se queda muy a medias de sus pretensiones, falla en ritmo y sentimiento en su mayor parte. La sensación es la de que hay dos ideas sobre cómo abodar la serie todavía en liza: la de la acción directa y la de tejer unos buenos personajes poco a poco. Y el equilibrio es inestable.

Que la nave se salvará lo sabemos todos, así que dejarlo tanto tiempo en suspenso no genera intriga, sino desconexión. Que hay que parar para asentar a los protagonistas es entendible, pero sin duda había mejores escenarios, mejores formas de forzar las pausas.

Llevamos tres episodios jugando al gato y al ratón con Vadic, sus ataques, los problemas del Titán, los conflictos en su mando… y si no venían ofreciendo un conjunto original y apasionante, ahora va desinflándose más de la cuenta.

Lo menos justificado es que resulta alucinante como se olvidan la mayor parte del tiempo de que hay al menos un cambiante a bordo. El momento a lo Encuentro en Farpoint (La nueva generación, 101), con fascinantes criaturas espaciales, es un recurso muy conveniente, no convence ni como solución ni como homenaje. Se termina de hacer evidente que Jack y Beverly están metidos con calzador a la hora de resolver cosas en cada episodio para que no se queden sin hacer nada, lo que implica rebajar considerablemente el talento de los demás oficiales, como la doctora del Titán, que parece idiota.

Suerte que la parte dramática redime bastante el conjunto. Hay un par de escenas muy emotivas con Picard y Jack, el giro en que el flashback de Picard se revela contra él y queda rumiando la lección sobre qué ha hecho con su vida es magnífico, y hay algún momento muy intenso respecto al curso a elegir para salvar la nave.

Quien no tiene salvación es el capitán Shaw. Aparentemente se ha recuperado de sus heridas, pero pasa de su puesto y su tripulación y solo interviene para atacar verbalmente al que se le cruza por delante. Justo cuando parecía que volvería a entrar en acción al ayudar a Siete a detectar a los cambiantes, de repente se va a la cantina a despotricar contra Picard en una escena sin pies ni cabeza. Increíble pasada de frenada de los guionistas a la hora de intentar mostrar un personaje arisco o distante. No resulta verosímil, mucho menos en los estándares de la Federación, y está siendo cada vez más cargante e incongruente.

Al terminar, los productores pensarían que tanto receso sentimental habría cortado el royo, y meten otro de esos ganchos tenebrosos que a ellos les gustan: Jack tiene una visión que pretende ser inquietante pero da más bien lástima.

Por suerte, en adelante pasamos al siguiente acto de la temporada, donde asientan historias más originales y los personajes y homenajes a la saga respiran mejor.


305. Impostores
Impostors
Guion: Cindy Appel.
Dirección: Dan Liu.
Valoración:

Sinopsis:
Ro Laren, vieja conocida de Picard y Riker, es la comandante designada para interrogar las transgresiones de estos veteranos. Deben superar los conflictos personales para compartir la información que poseen y aclarar a quién deben lealtad. Worf y Raffi siguen con sus investigaciones. Jack siente que hay algo raro en él.

Notas:
-Todos los nombres que se ven entre los contactos de Worf son conocidos, lo cual tiene su lógica a la hora de reclutar activos:
*Brunt el ferengi, habitual en Espacio Profundo Nueve.
*Larrell, vista en, ¿Quién llora por Morn? (Espacio Profundo Nueve, 612).
*Thadium Okona, visto en El escándalo Okona (La nueva generación, 204) y luego en Lower Decks.
-Shaw le reprocha a Picard incidentes de Insurreción, La próxima generación y Todas las cosas buenas (La nueva generación, 725-726).

Análisis:
Una vez se va desvelando el plan maestro que hay tras las acciones de Vadic, con los cambiantes infiltrándose en el seno de la Federación indudablemente para vengarse por la derrota en la guerra del Dominio (Espacio Profundo Nueve), hay más cohesión en la línea argumental, el nivel de suspense aumenta… y se constata que el primer acto de la temporada, con Vadic y el arma de portales, ha sido puro humo. Que había que hacer una larga introducción donde incluir lentas discusiones y reflexiones personales de forma que todo fuera ameno y enganchara para seguir es entendible. Pero han pecado de tirar demasiado de artificios sin mucho recorrido. Vadic debería haber estado mejor escrita, la batalla menos estirada, los tramos de introspección mejor colocados.

Raffi y Worf ha salido especialmente perjudicados de estos desvíos, porque confirma lo que se veía venir: que su aventura no lleva a nada útil. El descubrimiento de que hay cambiantes podía haber llegado con el que se revela en el Titán, la investigación de esta pareja no parece útil. Y menos con lo visto en este episodio: otra vez van a los bajos fondos a ver a algún gángster local a por información que también parece redundante. Qué lentos son siguiendo pistas y sacando conclusiones. Y para colmo, la falsa muerte de Worf es insultante.

Shaw tiene otro de esos momentos en que parece que va a redimirse: cuando deja que Siete, Picard y Riker pongan en orden su versión de cara a las acusaciones que van a recibir por robar el Titán y poner en peligro a la tripulación. Pero una vez el conflicto entre los dos bandos ha desaparecido, el beligerante capitán pasa a segundo plano cada vez más. Al menos, ha servido para humanizar y poner la sombra de la duda sobre nuestros héroes: sus acciones tienen consecuencias, sus heroicidades dejan secuelas que ellos parecen pasar por alto de forma egoísta.

Jack sigue sin encontrar su lugar, deambulando en un mar de dudas que mantiene el interés y la intriga por los pelos, con los guionistas empeñados en continuar amagando con explicar algo en vez de centrarse en ponerle buenas escenas con los demás tripulantes. Y sigue quedando fatal que Beverly haga todo y se lleve todo diálogo en la investigación sobre la naturaleza de los cambiantes mientras la doctora del Titán es ninguneada. Para eso que esta última no aparezca.

La entrada en juego de Ro Laren me dejó sin aliento y todo el capítulo al borde de la lágrima. Las discusiones personales se combinan muy bien con las intrigas políticas. Los sentimientos están a flor de piel, y pueden impedir que Picard y Riker se entiendan con ella de cara al complot que parece estar corroyendo a la Federación.

La historia de Ro Laren es movidita y algo triste. El rol se escribió como introducción de los Bajoranos, que serían una nueva especie y protagonista en la nueva serie que estaban planificando a mediados de La nueva generación: Espacio Profundo Nueve. Apareció por primera vez en Alférez Ro (503), encarnado por la entonces desconocida Michelle Forbes. Esta estuvo fantástica, y los productores pensaron que sería ideal para interpretar a la protagonista bajorana de esa entrega. Pero Forbes quería probar suerte en el cine, rechazó ese papel, y en La nueva generación, tras las buenas sensaciones que dejó en la quinta etapa, solo aparició una vez en la sexta y otra en la séptima temporadas. No le fue del todo bien en la pantalla grande, pero éxitos en series como Homicidio (en su quinta y sexta temporadas, a partir de 1996) le hicieron entender que le iba mejor en televisión, y acabó enlazando numerosas obras de gran calibre o popularidad, ganándose muy buena reputación: 24, En terapia, True Blood, The Killing, Chicago Fire, Berlin Station

Así pues, el retorno de Ro a Star Trek recupera uno de los personajes secundarios más queridos y que quedó con el potencial truncado. Sus conflictos morales con Picard y Riker vuelven a la palestra, cuestionándose unos a otros sus lealtades, hasta que poco a poco consiguer ir limando asperezas y saliendo adelante. En un solo episodio consiguen que deje huella con una historia de redención fantástica. Lástima que las secciones secundarias lastren más de la cuenta un capítulo que podría haber sido de notable.

Hay un agujero de guion llamativo. Cuando dan la alerta roja ante el ataque del Intrépido, los cambiantes encuentran a Jack, se teletransportan dos más, y se preparan para transportar a Jack… No me creo que activen la alerta roja pero no activen los escudos, cuya puesta en marcha impediría los transportes.


306. La recompensa
The Bounty
Guion: Terry Matalas.
Dirección: Dan Liu.
Valoración:

Sinopsis:
Con la Federación pisándoles los talones, deciden dividir esfuerzos: un equipo se dirige al instituto Daystrom para investigar qué andaban buscando sus enemigos, mientras otro busca refuerzos en el museo de la Flota dirigido por Geordi La Forge.

Notas:
-Alandra La Forge está interpretada por Mica Burton, la propia hija de LeVar Burton.
-La colección del museo de la Flota contiene naves míticas como la Constitution de La serie original, la NCC-1701-A de las películas de la tripulación original, la NX de Enterprise, la Defiant de Espacio Profundo Nueve y la Voyager de Voyager, aunque se ven otros modelos conocidos, como la Excelcior (que comandó Sulu) la Stargazer (primer mando de Picard), un crucero klingon (sería donado por los klingon porque si no…), etc.
-Dentro de las instalaciones de Daystrom y la oscura Sección 31 tenemos otras cuantas referencias geniales: el artefacto Génesis de La ira de Khan, un tribble modificado para ser agresivo, el cuerpo de James T. Kirk, y también el de Picard (recordemos que tras la primera temporada usa un cuerpo sintético; el de Kirk ni idea de qué hace ahí), el arma generador de Thalaron de Némesis (lo primero que mira Riker), artefacto borg vinculum de Voyager, y un androide arretano de La serie original, aunque entre los paneles borrosos del fondo algunos trekkies dicen haber visto otros detalles más velados.

Análisis:
Las artimañas del Titán para escapar de la comprometida Federación generan más suspense por si saldrán airosos y cuánto costará que toda la batalla contra Vadic de los capítulos anteriores. Y la llegada al instituto Daystrom y al museo de la Flota sube el listón dramático y de nostalgia. Todos los personajes aportan su momento de reflexión y pesadumbre, pues enfrentan retos sin soluciones fáciles, y la combinación de todos sus esfuerzos contribuye a avanzar.

Lidian con elecciones difíciles, en especial la de sacrificarse por los ideales de la Federación o defender a sus familias. Geordi se encuentra ante en ese dilema sin una salida que no genere peligros y dolor, pues como Riker, ya no es el aventurero de antes, sino un abnegado padre. Pero hay mucho en juego, y la determinación de sus hijas lo empujan a tomar partido. Por el otro lado, Vadic conoce esos puntos débiles, y ha secuestrado a Deanna para recuperar la ventaja.

Los diálogos entre Riker y Worf siguen siendo geniales, qué derroche de carisma. La aparición de Data recupera al personaje auténtico de La nueva generación, no las versiones endebles de las dos primeras temporadas de Picard. Encontramos brebemente a Altan Soong, hijo de Noonien Soong inventado en la primera temporada, necesario para justificar esta nueva iteración de Data. Pero el Noonien original, el creador de Data, creo yo que debería haber tenido alguna presencia también, y aunque esto es más difícil dado que el actor ha envejecido mucho desde entonces, pero algún flashback u otra forma de homenaje deberían haber incluido. Pero sí tenemos las personalidades de B-4 (Before o Antes) y Lore, las versiones previas de Data que resultan la primera inmadura y la segunda celosa y violenta, y que servían para hablar de lo que acercaba a Data más a la humanidad.

Jack por fin hace algo útil y se empieza a relacionar con sus compañeros. La repentina conexión con Sidney apunta maneras, y también emerge cierta química con Siete. Su plan con el sistema de ocultación klingon se veía venir en cuanto aparece la nave, y da la sensación de que lleva demasiado tiempo que alguien piense en ello, y quizá que incluso debería haber salido de la otra hija de Geordi recién presentada, Alandra, quien no termina de aportar nada concreto.

Aunque el problema con esto es la falta de verosimilitud. Cuesta creer que teniendo un dispositivo de camuflaje durante un siglo, la Federación no haya sido capaz de desentrañar su funcionamiento ni formas de detectarlo. Y si tan fácil es acoplarlo a una de sus naves, es incomprensible que no lo tengan en uso. Aunque lo más lógico sería que los klingon hubieran pedido que les devolvieran la nave.

Pero el capítulo tiene otro problema más llamativo: los tempos no están bien medidos. Dicen tener apenas una hora para la visita a Geordi, pero mientras el equpo de Riker apenas recorre un par de pasillos y tiene un par de conversaciones, el de Picard viaja al quinto pino, se sientan a hablar largo y tendido y a poner en marcha planes… No cuadra bien la cosa, de nuevo parece que falta un último repaso a los guiones.

Pero el factor nostalgia, el nivel de tensión y los excelentes conflictos personales dan pie a un episodio memorable, entre abrumador, por todo lo que pasa, y embriagador, por desbordar emociones.

Las revelaciones y explicaciones que vamos teniendo son bastante satisfactorias: los cambientes quieren el cuerpo de Jean Luc Picard conservado en Daystrom para hacer una réplica suya y terminar de infiltrarse en la Federación. Pero también cabe pensar que enfrentan demasiadas complicaciones para un detalle menor, pues como estamos viendo y se confirma en próximos episodios, la infiltración está tan avanzada que por una persona más sustituida no cambia nada.

La nostalgia provoca una auténtica sobredosis. Pero se siente bien justificada y con mucho sentimiento. Aparte de los detalles citados en el apartado Notas, hay muchos grandes momentos, desde los reencuentros entre personajes a giros inesperados. En cuanto sonó la nota musical la relacioné con la inteligencia artificial que anunciaban como guardiana, y deduje rápidamente que sería Moriarty, la némesis de Data encarnada por Daniel Davis en dos episodios míticos, Elemental, querido Data (203) y el sublime Una nave en una botella (612). Me costaba creer una referencia tan rebuscada, pero unos segundos después quedó claro que acerté. Un diez a los escritores por hilarlo tan bien. No se queda atrás el equipo artístico y de efectos especiales, recuperando diseños clásicos de naves, y los músicos, que incluyen con elegancia numerosos temas relacionados con cada referencia.


307. Dominio
Dominion
Guion: Jane Maggs.
Dirección: Deborah Kampmeier.
Valoración:

Sinopsis:
Picard urde un plan para cazar a Vadic, pero esta tiene sus propias tretas que ponen en nuevos apuros y dilemas éticos a los tripulantes del Titán. Jack descubre que tenía latentes poderes insólitos.

Análisis:
La cansina Vadic vuelte a tomar protagonismo con una nueva embestida, y el nivel del capítulo baja un poco respecto a los que lo rodean, pero no tanto como para perder el buen ritmo y tono que estamos teniendo. Se ofrece un escenario bastante ajetreado y tenso, los personajes continúan avanzando adecuadamente, y los debates personales y morales siguen siendo apasionantes.

Eso sí, empieza con muy mal pie. El cambiante que suplanta a Tuvok se revela y admite su plan en plena comunicación. ¿No la graban y la difunden? Los protagonistas quedan como idiotas, todo porque los guionistas quieren otro momento de «uy qué chungas están las cosas» que tanto les gustan, y lo sutil no va con ellos.

Tampoco me convence que sigan mareando la perdiz con Jack, al que ahora le aparecen poderes especiales: lee y controla mentes. Es algo que debería haber entrado en acción antes, pues lo hemos tenido media temporada donde no ha hecho gran cosa aparte de los líos paterno filiales, y por supuesto, resulta muy conveniente justo en este momento. Mientras tanto, la relación con Sidney sigue creciendo bien, permitiendo que esos poderes den más juego.

Sienta bien cambiar el estilo de acción de combate entre naves por tener peleas abordo. La combinación de distintas estrategias y situaciones permite que sea todo bastante movidito y el peligro más tangible, más cuando Vadic va ganando terrerno poco a poco.

Pero esta sigue siendo una villana ahogada en el estereotipo, y el anodino flashback y sus diálogos intentando darle una personalidad llegan tarde y no logran mejorar su dibujo. Y la breve aparición velada de su misterioso superior en plan demonio amenazador no mejora las cosas.

Beverly por fin aporta algo, aparte de ser el macguffin que abrió la temporada. Es otra que muestra la maduración que le ha dado la edad y las decisiones que se toman por la familia: la abnegada defensora de los derechos de toda especie, quien incluso se opuso en Yo, borg (523) a participar en la creación de un arma que exterminara a los borg, ahora se planta ante el Dominio que tanto ha amenazado a su hijo y tiene a la Federación contra las cuerdas, y dice que ayudará a crear formas de detectarlos y eliminarlos, e incluso defiende la ejecución de Vadic, quien ha dejado claro que no va a ceder en su acoso.

Data y Lore enfrentan las distintas formas de entender su relación con los humanos, y Picard y Geordi no parecen encontrar una solución que traiga a su viejo amigo de nuevo. Sabemos que tarde o temprano lo conseguirán, pero se maneja bien el suspense y el drama. Por el lado contrario, Alandra no llega a hacer nada útil, no sé para qué han incluido a este personaje, y Shaw ha quedado como secundario irrelevante. Worf y Raffi partieron en busca de Riker, captivo en la nave de Vadic, sin saberse nada de ellos todavía.

Dado que se habla tanto del Dominio, es difícilmente perdonable que no aparezca ningún personaje de Espacio Profundo Nueve, en especial Odo. El actor René Auberjonois falleció en 2019, pero dado que son cambiantes un sustituto se justifica bien. Pero cualquier otro personaje podría haber enriquecido el ya de por sí embriagador panorama.


308. Rendición
Surrender
Guion: Matt Okumura.
Dirección: Deborah Kampmeier.
Valoración:

Sinopsis:
Vadic tiene al Titán en sus manos, y los tripulantes lo dan todo en sus últimos esfuerzos por la salvación.

Mejores frases:
-Riker a Worf: Es una misión de rescate o continuación de la tortura.

Notas:
-La peluca de Marina Sirtis (Deanna) es la que llevaba en Némesis y había mangado como recuerdo. Las pelucas son habituales con actrices para ahorrar tiempo de peluquería y mantener el estilo sin imprevistos. Tanto Sirtis como Gates McFadden han llevado casi siempre durante la saga.

Análisis:
Todo lo planeado ha salido mal, y Vadic está más cerca de la victoria que nunca. La situación es funesta, no parece haber salida, cada grupo de personajes enfrenta la muerte muy de cerca, abundando dilemas éticos imposibles y despedidas amargas.

La solución y la victoria sobre Vadic no deja alguna escena y giro para el recuerdo, pero el esfuerzo al límite de cada protagonista y el trabajo en equipo se materializa muy bien. Los últimos capítulos han mantenido una atmósfera densa y fatalista, alcanzando picos de gran estrés, logrando así superar la irregular primera parte de la temporada. Y de nuevo, entre medio hay diversas conversaciones donde se avanza mucho con los personajes y poco a poco con la trama.

Picard, Jack y Beverly han protagonizado en este tramo buenos momentos de acción y suspense, amén de buenos conflictos morales, y el destino de los tripulantes del puente, aunque algunos no sean muy conocidos, te mantiene en vilo. Hasta puedes sentir pena por Shaw, que está viendo caer a los suyos sin poder hacer nada, humanizándose poco a poco.

La conversación entre Riker y Deanna es otro encuentro maravilloso de los que se ha marcado la temporada, llena de complicidad, de historias y lecciones de la vida, de pesares, redenciones y maneras de mejorar y entenderse mejor.

El esfuerzo de Geordi con Data y la lucha interna de este último se trata con mucho sentimiento y un buen giro final, no abusando de ciencimagia. La solución la puedes ver venir un poco antes, y por ello resulta más emocionante, pues permite sentirse más implicado en la estrategia de Data.

Es difícil no tener el corazón a mil y los ojos humedecidos con los momentos más intimistas y emotivo, y dan ganas de aplaudir en el encuentro final en la sala de reuniones.

En el lado malo, la aventura de Raffi y Worf en busca de Riker queda muy desdibujada. No se sabe cómo llegan a la nave ni cómo salen. Se dice de pasada que unan una lanzadera camuflada, pero no explican cómo abordan y salen de la nave de Vadic sin ser detectados, sea con transportador o haciendo un agujero en el casco. Al menos, el encuentro da para otro puñado de diálogos geniales.

Y terminamos con otro gancho, cansino ya, con las visiones de Jack y los amagos con explicar algo de una vez por todas.


309. Vox
Võx
Guion: Sean Tretta, Kiley Rossetter.
Dirección: Terry Matalas.
Valoración:

Sinopsis:
Se desvela el plan borg para infiltrar al Dominio y hacerse con el control de la flota y de asimilar a la Federación. Jack va a enfrentar a la reina borg. Como última resistencia Picard y su tripulación reactivan la Enterprise D y Siete lleva el mando del Titán.

Mejores frases:
-Reina Borg: La resistencia es futil.

-Picard: Me he dado cuenta de qué echaba más de menos. La moqueta.

Notas:
Vox significa voz en latín, pero el apóstrofe que le han puesto en el original, Võx, no tiene sentido.
– Beverly dice que nadie ha oído hablar de los borg en diez años. Y es cierto, pues la reina de la temporada anterior fue en una línea temporal alternativa.
-El set del puente de la Enterprise D fue contruido de nuevo, porque se desmanteló tras la finalización de La nueva generación, y el de la película La próxima generación tenía algunas diferencias, amén de no existir ya tampoco.
-Los personajes hacen un chiste sobre el destino de la Enterprise E, el de las películas, cuyo final no se vio en Nénemis sino que ocurriría posteriormente y Worf tendría algo que ver.
-Durante la ceremonia vemos a la nueva Enterprise F, pero de fondo, no tiene protagonismo.
-Recuperan la voz de Majel Barrett para el ordenador de la Enterprise D. Falleció en 2008, así que usan líneas de la serie.

Análisis:
Por fin explican toda la trama con pelos y señales.

Eso sí, empezamos con mal pie, ya que con Jack siguen alargando el misterio un par de escenas de cutre suspense que llegan a ser insultantes, pues para ello deben rebajar la profesionalidad de Deanna de mala manera.

Pero una vez se lanza, el episodio no para, todo el plan es desvelado y resulta demoledor. El adn borg de Jack, Vadic y el dominio como peones de la eterna superviviente reina Borg, la flota comprometida hasta la médula, el Titán dominado de nuevo, y la promesa de un futuro peor: la conversión en borg de los miembros de la Federación mediante la implantación de adn borg en el sistema del transportador y el ataque a las defensas planterias.

Todo cuadra perfectamente tanto con lo que se ha ido planteando en esta etapa como por lo visto en las anteriores. Por ejemplo, el funcionamiento del transportador entra dentro de lo establecido en este universo hace ya mucho tiempo, no parece una solución de ciencimagia de último momento.

La flota sincronizada recuerda a Battlestar Galactica (Ronald D. Moore, 2003), y la verdad, cuesta creer que una civilización tan avanzada no tenga un recurso así desde hace tiempo, pero abre la puerta aun clímax apasionante donde solo se puede señalar que de nuevo parece que viajan instantáneamente a cualquier parte, incluso con un transbordador.

Acción y tensión a raudales marcan otro capítulo notable y que acaba con la nostalgia y la intriga de nuevo por todo lo alto: la tripulación original reunida en el viejo Entreprise D, enfrentada a los borg para salvar a la humanidad.

La almirante Elizabeth Shelby interpretada por Elizabeth Dennehy, fue la comandante que colaboró con la Enterprise de Picard y Riker contra los borg en Lo mejor de ambos mundos (326, 401). De ahí que Picard remarque la ironía de tener una la flota contralda al estilo colectivo borg. La pena es que el rol tiene poco recorrido: muy feo matarla sin que haga nada que resuene en la historia de la saga como se merece. Y estos capítulos debería haber aparecido Hugh (Jonathan Del Arco), en vez de haberlo desaprovechado en la primera temporada, matándolo también sin que hiciera nada que supusiera un cierre recordable a su historia.

Y entre medio de todo el caos, los guionistas se quitan a Shaw de encima con una lastimera muerte en un tiroteo cualquiera. El actor Todd Stashwick ha estado muy por encima de un personaje bien intencionado pero cuya presentación tan pasada de rosca ha lastrado mucho su trayectoria. Al final ha terminado calando conforme se humanizaba, lo que empeora la sensación de haber tenido un desenlace muy mejorable.


310. La última generación
The Last Generation
Guion: Terry Matalas.
Dirección: Terry Matalas.
Valoración:

Sinopsis:
La confrontación final entre Picard y la reina borg tiene en vilo a la Federación.

Notas:
-Durante la ceremonia de la flota vislumbramos a la nueva Enterprise F, ya visto con más detalle en primer plano en el capítulo anterior, pero el que comandará Siete de Nueve es el Titán rebautizado como Enterprise G.
-El Presidente Anton Chekov, al que pone voz Walter Koenig, sería hijo de Pavel Chevok de La serie original. Y Anton sería también un homenaje a Anton Yelchin, que interpretó a Chevok en el reinicio de J. J. Abrams y falleció en 2016, con tan solo 27 años, en un accidente donde lo arrolló su propio coche.
-Mencionan a un oficial de apellido Nichols, homenaje a Nichelle Nichols, la teniente Uhura, que falleció en 2022 con 89 años.
-Riker dice «Echaba de menos esa voz», refiriéndose a la clásica voz del ordenador de la vieja Enterprise, que era interpretada por Majel Barrett, fallecida en 2008.
-Aunque Jane Edwina Seymour interpreta físicamente a la reina borg, para la voz recurren a la actriz de Primer contacto, Alice Krige, que también apareció en el final de Voyager. En la segunda temporada de Picard y otros episodios de Voyager fueron otras actrices. Hubiera estado mejor ver a Krige en persona, pero supongo que no pudieron apañar nada mejor.
-Se suponía que Janeway (Kate Mulgrew) aparecería en el episodio, pero se omitió por presupuesto o porque no se lleva bien con Jeri Ryan, según el rumor que queramos elegir.
Terry Matalas también quería que reaparecian Ro Laren, habiendo sobrevivido a la explosión de su lanzadera a saber cómo, y Soji, de las temporadas anteriores. Se descartaron por presupuesto, dicen, pero yo creo que argumentalmente no pintaban nada y no decidieron no forzar sus apariciones. Tampoco tiene sentido la escena post créditos con Q y sus vagas amenazas, pues no avanza ninguna trama, solo es un intento fallido de chiste.

Análisis:
El combate final deja muy buenas impresiones tanto en la acción y el suspense, donde no peca de abusar de sensacionalismo ni cienciamagia, como en el arco dramático de cada personaje, con todos llegando a buen término o puntos y aparte. Tan solo le ha faltado algo de originalidad, algún giro inesperado, que elevara el listón.

Se puede pensar que a pesar de enfrentarse a toda una flota da la sensación de que convenientemente el Titán aguanta mucho. Quizá los guionistas podrían haber ideado otra estrategia para el combate, o simplemente que los protagonistas consiguieran liberar más naves gracias a lo que han aprendido recientemente. Pero en general la aportación de Siete de nueve, Sidney y otros resulta más que aceptable.

En la confrontación de la Enterprise D contra el cubo y la reina borg, aunque se pueda esperar que nuestros queridos personajes saldrán airosos, el escenario resulta tenebroso y su destino genera intriga suficiente como para mantenerte en vilo.

Como siempre, se puede pensar que se podría haberse sacado más partido de Deanna y Beverly, la complicidad entre Data y Geordi se mantiene entrañable, la del nuevo Worf con Riker tronchante, y Picard se enfrenta a su gran archienemigo con gran determinación a pesar de tener cautivo a su hijo. La lucha mental de Picard y Jack no tiene un giro tan logrado como la de Data por sobrevivir a Lore, pero funciona sin pegas dignas de mención. La reina, aun en sus últimos estertores, resulta inquietante y evoca los grandes momentos de la saga: no creo que otro enemigo pudiera servir para una apoteósica lucha final. Pero es inevitable señalar que la reaparición de los borg hubiera causado mucho más impacto si no los hubieran malgastado en las dos temporadas previas de Picard.

En el acabado no ha habido pega alguna a lo largo de la temporada. Los productores se pusieron las pilas no solo en el guion, también la hora de darle forma a las imágenes buscando un aspecto más cuidado y de calidad que el de Discovery y las dos primeras temporadas de Picard. Y para este tramo final deslumbra en todo aspecto. La dirección y fotografía notables. Los decorados del cubo Borg espectaculares. Los efectos digitales de las naves dan un varapalo brutal a las citadas, demos gracias a que se pusieron las pilas en este aspecto. Y con la banda sonora igual, menuda diferencia de calidad.

La temporada en conjunto, aun con su patente irregularidad, sirve como un memorable como episodio final de saga La nueva generación, con cada personaje bien aprovechado y exprimiendo hábilmente el factor nostalgia.

Data está más cerca de la humanidad que nunca, con cuerpo orgánico y con Deanna sientiendo sus emociones. Deanna y Riker con su relación renovada tras los traumas de perder a un hijo y enfrentar tantas aventuras peligrosas. Beverly vuelve a unirse a la Federación después de deambular en solitario abrazando la responsabilidad de cuidar de Jack a costa de abandonar su trabajo y amigos. Picard se reconcilia con la humanidad, termina por fin de derribar el muro de distanciamiento con los que lo rodean. Jack hace lo propio, aceptando a su familia y sintiéndose a gusto con la tripulación del Titán. Esta, encabezada por Siete de Nueve, toma el mando de la nueva Enterprise G, que es el Titán renombrado. Otros como Geordi y Worf no han tenido tanto drama, y siguen con sus vidas, pero también han reforzado la determinación de darlo todo por todos, tanto la familia como la lealtad a la Federación, y no quedarse a medias por comodidad o miedo.

Acabar con el grupo protagonista sentado a la mesa con mucho montaje sensiblero alrededor de sus risas y miraditas puede parecer un tópico muy gastado, pero aquí era inevitable recurrir a ello, pues estas reuniones fueron cruciales en el desarrollo de dramático durante La nueva generación. Así que los guionistas cierran la temporada con otro maravilloso momento de nostalgia.

Terry Matalas afirma que le gustaría realizar un spin off centrado en esta nueva Enterprise G con Siete al mando, Raffi de primera oficial, Jack de alférez y chico para todo, Sidney La Forge de piloto, y otros secundarios varios vistos durante la temporada. Pero a la hora de publicar esto, un año después del estreno, todavía no hay plan alguno en marcha. Aunque dado el entusiasmo del público por esta temporada y sus personajes, mientras que por el lado contario Discovery acaba en su quinta etapa sin que sus spins off planeados hayan visto la luz por las malas críticas, yo apuesto a que se hará.

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