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STAR TREK: PICARD – TEMPORADA 3 Y FINAL

Paramount+ | 2023
Ciencia-ficción, drama, suspense, acción
10 ep. de 47-63 min.
Productores ejecutivos: Terry Matalas, Akiva Goldmsna, Alex Kurtzman, Kirsten Beyer, varios.
Intérpretes: Patrick Stewart, Jonathan Frakes, Gates McFadden, Jeri Ryan, Brent Spinners, Marina Sirtis, LeVar Burton, Michael Dorn, Ed Speleers, Michelle Hurd, Todd Stashwick, Ashlei Sharpe Chestnut, Joseph Lee, Stephanie Czajkowski, Jin Maley, Tim Russ, Mica Burton.
Valoración:

Alerta de spoilers: La crítica global no tiene datos reveladores, pero en los análisis de los capítulos entro a fondo.–

Terry Matalas

Bajo la supervisión de los principales produdctores Alex Kurtzman y Akiva Goldsman, Terry Matalas entró en la segunda temporada de Star Trek: Picard como mano derecha de Michael Chabon al frente del equipo de guionistas. Pero con la idea de rodar la siguiente etapa justo a continuación para ahorrar costes, cuadrar mejor la agenda de los actores y probablemente también tener un estreno más cercano, prefirieron dividir el trabajo, y Matalas pasó a llevar las riendas de la tercera. Anunciaron que sería la última, pero se aseguran de dejar asentado un nuevo grupo de personajes que podrían protagonizar una nueva serie.

Al contrario que Discovery y Nuevos y extraños mundos, producidas en Toronto, Canadá, Picard se ha realizado en Los Ángeles, aunque no el mismo estudio que las series de los noventa. El canal streaming Paramount+ ya ha llegado a algunos países, pero en los que no, como España, continúa emitiéndola Amazon Prime Video.

MEJORAS NOTABLES, MUCHA NOSTALGIA Y SENSIBILIDAD

Terry Matalas había colaborado en Voyager y sobre todo en Enterprise como productor y puntual guionista, pero las obras en las que tuvo más presencia, Nikita, Terra Nova, Nightflyers y 12 monos resultaron verdaderamente infames. De esta última se trajo a guionistas y parte del equipo técnico.

Con eso presente más la apariencia de ser una continuación de la espantosa segunda temporada no pintaba nada bien la cosa. La idea de reunir el reparto de La nueva generación al completo reactivó el factor nostalgia en los trekkies, pero en el mal sentido: no os metáis en este desastre de serie, que va a herir vuestro legado.

Pero Matalas empezó con buen pie, tomándose su tiempo con la sala de guionistas e invitando a cada actor para discutir a fondo la posible trayectoria y el final de sus queridos personajes a treinta años de los eventos de la serie y las películas. Y sea por iniciativa de Kurtzman y Goldsman viendo que la serie no levantaba cabeza o porque aceptaron la propuesta del renovado grupo de escritores, se inclinan por dejar atrás el estilo de acción básica para centrarse más en el arco dramático de los protagonistas, y tratan de buscar aventuras que tengan no sólo más consistencia sino también mejores dilemas personales y éticos. En resumen, prometían lo que las dos temporadas iniciales no nos dieron: mirar a La nueva generación con una respetuosa actualización.

La mejora de calidad en la escritura es ostensible. Los diálogos resultan más naturales, el sentido del humor es delicioso, los personajes se sienten más vivos, la nostalgia fluye mejor, y cuando toman forma la historia central y los arcos dramáticos, todo resulta tan apasionante y emotivo que llevará al trekkie al borde de la lágrima. Aunque el que no sea tan fan se perderá un poco en algunos conflictos personales, y sobre todo no pillará los abundantes guiños que han ubicado hábilmente en todas partes.

Pero las mejoras no consiguen imponerse del todo, chocan constantemente con la fórmula de Kurtzman y Goldsman, que por cierto, según rumores era alentada también por Patrick Stewart, quien como productor con poder forzaba a meter a Jean-Luc más en acción ya desde las películas, y en Picard aún más.

Con estas dos formas de entender la serie en liza, queda un desequilibrio importante en los primeros capítulos y lastra ligeramente el notable nivel del resto. El suspense artificial y la acción aparatosa se ven forzados, demasiado en ocasiones, afectando al tempo y la credibilidad de situaciones varias. La presentación de la primera villana, Vadic, tira demasiado humo y sensacionalismo, y si bien las pausas para desarrollar personajes funcionan mejor, estas se sienten mal ubicadas muchas veces. Por suerte, incluso los episodios menos logrados son muchísimo más sólidos y entretenidos que lo visto en Discovery y las dos primeras etapas de Picard. Y sobre todo, dejan entrever el potencial de la temporada.

En el quinto capítulo se asientan las buenas maneras y pega un subidón. La trama va cobrando sentido, se siente más coherente, trascendental y mejor conectada a los protagonistas que los delirios improvisados en las temporadas anteriores. La nostalgia embarga cada momento con gran sensibilidad. El suspense y la acción son más coherentes, habiendo tramos acongojantes. Los últimos retos que enfrentan nuestros apreciados protagonistas se sienten muy leales a La nueva generación y sus películas y sobre todo muy humanos, resultando apasionantes y enternecedores a partes iguales.

En el acabado se busca algo más comedimiento y que el frenesí incoherente con el que nos venían torturando. El tempo es más contenido, salvo en esos tramos más caóticos en el primer acto, y cuenta con un montaje más cuidado y una fotografía mejor planificada. Con todo, no llega al nivel Nuevos y extraños mundos, que ha resultado deslumbrante.

Pero todavía arrastra un aspecto visual demasiado oscuro para ser una entrega de Star Trek, y más una que quiere vivir de la nostalgia por tiempos pasados. En esto entra también la descripción del futuro tan alejada de La nueva generación: todo el mundo fuma, bebe y maldice, no sólo en los márgenes de la civilización por donde se mueve Raffi, sino en las propias naves insignia, y presencias como el capitán Shaw no parecen dignas de los ideales de la Federación que todos conocemos. Se obsesionan tanto con lo oscuro que incluso han cambiado el diseño de la banda tradicional de Worf y han puesto una negra en vez de la plateada, y claro, con tanta iluminación sombría solo la verás si la buscas.

La recreación por ordenador de las naves está bastante mejor que en Discovery, que las dos etapas previas de esta, e incluso gana a Nuevos y extraños mundos en los dos años que lleva. Tienen mucha definición y detalle, aguantando francamente bien los primeros planos. Además, hay numerosos diseños originales y otros tanto rememorando los clásicos, evitando así la sonrojante flota clónica del final de la primera temporada.

Pero sobre todo destaca la banda sonora. Jeff Russo es uno de los mejores compositores de series (Para toda la humanidad es una maravilla), pero por la razón que sea, en los dos primeros años aunque demostró su profesionalidad le faltó algo de garra y sentimiento. En esta es sustituido, sea porque tenía la agenda muy apretada o porque buscaban un relevo. Stephen Barton y Frederick Wiedmann vienen de videojuegos varios y algunas series y películas menores, y apenas había escuchado algún suyo trabajo brevemente. Pero han mostrado su valía a lo grande: nos regalan una orquestación exuberante y una composición muy adaptable a cada escenario, destacando que recuperan numerosos temas clásicos con sabiduría.

Siguiendo a fondo con la idea de reinicio, también cambian los títulos de créditos por unos que parecen más propios de Star Trek, con una tipografía imitando a la de La nueva generación. Eso sí, se han reservado para el final, poniendo al principio una simple cortinilla.

PERSONAJES Y CONFLICTOS MUY EMOCIONANTES

Jean-Luc Picard encara su jubilación con el plan de un retiro idílico con Laris… y eso lo abruma. Su vida ha sido siempre un torbellino de aventura tras aventura, y al empezar a hacer las maletas ya está anhelando tener una última escapadita.

A la romulana Laris (Orla Brady) ya la conocemos de las dos etapas dos anteriores, y se siente tan fuera de lugar como en aquellas, pero además es despachada demasiado rápido. El conato de romance en aquellas historias no recuerdo cómo acabó, si están liados o solo son amigos. Sea como sea, los guionistas intentan señalar que hay una buena conexión… y por ello queda fatal que no acompañe a un anciano que evidentemente necesita ayuda. Para esto, que no hubiera aparecido.

La llamada de Beverly Crusher afirmando estar en peligro despierta de nuevo la chispa de la vida en Picard, pero también la preocupación por el destino de su vieja amiga y amante intermitente. Enseguida aparece Riker, y la química y la nostalgia embargará a cualquier trekkie. Los dos enfrentan su vejez con distintas perspectivas: Picard sigue aferrado a las aventuras frenéticas que le impiden ver la existencia que podría tener si como Riker se parase a vivir una vida normal y cuidar de familia y amigos. En el acto final recuperamos la historia de Data como acabó en Némesis y los dramas personales de La nueva generación. La combinación de Data, B4 y Lore da algún momento de suspense algo estirado, pero de emociones va sobrada, y el nuevo capítulo que abre en su evolución está desarrollado muy acorde a las historias que siempre se han tratado con él: el aprendizaje sobre lo que es el ser humano, los sentimientos, las amistades… En este último aspecto, el encuentro con Geordi La Forge es entrañable.

Los tres principales actores, Patrick Stewart, Brent Spinner y Jonathan Frakes, están fantásticos, evidentemente disfrutando de retomar la historia final de sus apreciados personajes. Los momentos intimistas son maravillosos, desbordando complicidad y sentimiento.

La entrada en acción de Siete de Nueve en su nuevo destino como primer oficial en el USS Titán resulta muy prometedora. Su historia iniciada en Voyager sobra la superación de su etapa bajo control de los borg, la adaptación a una vida considerada normal en la sociedad de la Federación y a la vez hallar una familia en la que sentirse arropada, se mantiene siempre activa. Las férreas normas del primer aspecto chocan de frente con las necesidades del segundo, parece que no puede tener las dos cosas a la vez, así que enfrenta numerosos dilemas y sacrificios. Jeri Ryan tiene una presencia arrolladora, así que el amago al final con darle de una serie nueva es bienvenido.

Pero su capitán Liam Shaw juega en la cuerda floja. Está oscilando entre personaje arisco pero creíble, pues han venido dos viejos enchufados (Riker y Picard) con demandas absurdas, y rol cómico y cargante involuntario, pues su pose está demasiado marcada, no parece un capitán apto para la Federación. Una vez nuestros héroes se imponen a este pseudo villano, queda como un secundario más irrelevante pero entonces también gana en interés, porque se humaniza bastante. Suerte que Todd Stashwick tiene talento de sobra para manejar el cinismo y la mala baba con soltura, y salva un poco el desastre.

Tenemos un protagonista nuevo, el hijo de veinte años de Beverly. Criado en la frontera, en misiones humanitarias así como en incontables indiscreciones al margen de la ley, su carácter huidizo y de sobreviviente nato choca con los estándares de la Federación, así que deberá aprender a entenderse con los tripulantes del Titán si quieren averiguar por qué lo persigue una misteriosa nave con tanto ahínco. Ed Speleers parecía que no iba a sobrevivir a la infame Eragon (2006) y otros títulos mediocres que encaró, hasta que logró demostrar su valía en series como Downton Abbey (2010), Outlander (2014) y You (2018). Muestra tal carisma y versatilidad que sostiene muchas escenas en las que los autores no sabían cómo mantener al rol en primer plano y lo meten en todo fregado sin venir a cuento.

Raffi es la única del reparto de las temporadas anteriores que se mantiene. Está claro que los productores han tomado nota de que los personajes nuevos no cayeron nada bien a los espectadores, con esta honrosa excepción, pues mostraba simpatía y buena conexión con sus compañeros, en especial Siete de Nueve. Pero aquí todavía se mantiene por su gracia y la energía de la actriz Michelle Hurd, pues en realidad no es una protagonista muy lograda. Siempre parece histérica, estresada y asustada, y sus indagaciones son bastante torpes, así que vaya espía de poca monta.

Worf ha sido el personaje que más ha evolucionado en toda la saga, y aquí se atreven a dar otro paso importante. Su nuevo estilo meditativo y conciliador me cuadra con la maduración vista hacia el final de Espacio Profundo Nueve, y su nuevo destino como coordinador de espías me parece más coherente que el trabajo que desarrollaba en la estación que el de embajador que le encasquetaron al final y se olvidó convenientemente en las películas. Su pose tan marcada sigue presente, pero esta vez con un sentido del humor desconcertante pero hilarante. La química con Raffi y Riker es fantástica y da muchos buenos momentos de humor.

Geordi La Forge también ha cambiado bastante, siendo ahora un padre abnegado que se cuida de correr riesgos, aunque su pasión por la ingeniería sigue presente y se ha contagiado a sus hijas. Sidney (Ashlei Sharpe Chestnut) es la timonel del Titán, y Alandra (Mica Burton, la propia hija del actor) es su mano derecha en su puesto en el museo de la flota. La primera es muy interesante, tiene buenas aportaciones, pero la segunda la presentan para que luego no haga nada.

Deanna Troi aparece al final. Ella y Beverly como siempre quedan un poco detrás del resto, a estas alturas todavía no consiguen meterlas de lleno en las historias principales. Ambas tienen dilemas como madres abnegadas que sacrificarían todo por sus familias, y poco más. Picard y Riker también están en situaciones semejantes, pero viven otros muchos conflictos personales y morales. Con todo, la relación con el resto del equipo sigue siendo enternecedora, y unos cuantos buenos momentos dejan para el recuerdo.

La primera villana de la función, Vadic, es de esos malos genéricos insufribles. Cumple los peores estereotipos: poca higiene y atractivo físico, vicios absurdos, como fumar cada dos por tres, tener arrebatos aleatorios en los que mata a puñados a sus propios secuaces, unos orcos genéricos muy ruidosos pero aburridos, y obligar a la actriz Amanda Plummer a sobreactuar a lo loco. Y su nave tiene otro diseño afilado y espinoso que en nada se diferencia a las de las últimas películas, Némesis y Star Trek 2009. Menos mal que a mitad de camino queda claro que es una pelele de un plan más grande, y este se presenta bastante jugoso, bien conectado con las series clásicas y la trayectoria de los protagonistas.

También tendremos unas cuantas sorpresas maravillosas con apariciones personajes secundarios de la saga que no desvelaré, algunas que no habría ni soñado.

Se me ocurrió poner el doblaje en un par de escenas, y da vergüenza ajena la voz que le han puesto a Siete de Nueve, parece una niña chica. La traducción, al menos en los subtítulos, tiene muchos fallos, así como algunas decisiones chocantes, como traducir ingenieros como técnicos, o colectivo y colmena como grupo y conjunto respectivamente. En estos aspectos la saga ha estado siempre maldita.

Tras el salto encontraréis el análisis por capítulos.

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