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STAR TREK: NUEVOS Y EXTRAÑOS MUNDOS – TEMPORADA 1

Star Trek: Strange New Worlds
Paramount+ | 2022
Ciencia-ficción, aventuras, drama | 10 ep. de 46-62 min.
Productores ejecutivos: Akiva Godlsman, Alex Kurtzman, Jenny Lumet, Henry Alonso Myers, varios.
Intérpretes: Anson Mount, Rebecca Romijn, Ethan Peck, Christina Chong, Jess Bush, Celia Rose Gooding, Babs Olusanmokun, Melissa Navia, Bruce Horak, Dan Jeannotte, Adrian Holmes, Melanie Scrofano, André Dae Kim, Rong Fu, Paul Wesley.
Valoración:

RECUPERANDO LA ESENCIA DE STAR TREK

Como comentaba en la presentación de Nuevos y extraños mundos, tras el desastre del retorno de Star Trek a la televisión con Discovery y las dos primeras temporadas de Picard, los directivos de Paramount y CBS permitieron a los productores volver a mirar a las series clásicas para intentar remontar una saga muy querida y con gran potencial a largo plazo.

Alex Kurtzman como el productor principal, Akiva Goldsman y Jenny Lumet como productores ejecutivos y Henry Alonso Myers al frente de la sala de guionistas recuperan el tono de Star Trek con sabiduría y pasión, ofreciendo una temporada que vuelve a ganarse al trekkie de toda la vida y puede enganchar a nuevos espectadores. Todavía hay margen de mejora, pero las bases las han asentado muy bien.

La nave insignia de la Federación, la Enterprise, recorre los confines inexplorados de la galaxia buscando nuevas formas de vida con las que contactar y compartir conocimientos. De La serie original y La nueva generación hereda el estilo aventurero, donde cada nuevo episodio nos lleva a lugares desconocidos y al encuentro de razas extrañas en los que la tripulación enfrentará retos insólitos que pondrán a prueba sus ideales y capacidades, sobre todo en aspectos de choques culturales y dilemas éticos.

De Espacio Profundo Nueve toma algo de su serialización, con arcos dramáticos trabajados a largo plazo y tramas recurrentes. Tiene parte de su perspectiva más oscura, pues los personajes arrastran cada cual sus traumas y algunas historias tienen finales trágicos. Pero a la vez persigue un ambiente más distendido y alegre, cortejando al humor con buen tacto.

El abultado presupuesto luce de maravilla, muchísimo mejor que Discovery y Picard. La diferencia es que hay mejor planificación las necesidades de cada capítulo, y han elegido un tono más cohesionado y cinematográfico y menos sensacionalista y aparatoso.

PERSONAJES ENCANTADORES Y CON CARISMA

Como en toda buena serie de Star Trek, el grupo protagonista resulta apasionante desde el primer capítulo. El magnetismo de unos y la simpatía de otros, la camaradería del conjunto, las parejas (amistosas, laborales, románticas) tan fructíferas que se forman aquí y allá, los emocionantes conflictos que sacan lo mejor de ellos, y un reparto bastante bien elegido permiten que hasta las aventuras menos logradas tengan siempre algo de sustancia.

El capitán Christopher Pike es carismático y cercano a la tripulación en la onda de Riker, pero en la acción recuerda más a Kirk, más directo, decidido a ignorar las normas si lo estima oportuno. Anson Mount parece haber nacido para el papel, qué porte y carisma, y qué sutil está en el humor y el drama. Pike vive abrumado porque ha visto un futuro en el que un accidente se llevará a varios tripulantes bajo su mando y lo dejará a él incapacitado y deseando morir. Esta premisa se usó en La serie original para justificar la salida de Pike como capitán de la Enterprise, que cambió a Kirk al rodarse un nuevo episodio piloto. Se da la tenebrosa casualidad de que su intérprete Jeffrey Hunter, sufrió en 1968 un accidente durante un rodaje que lo dejó con serias secuelas, y falleció de una hemorragia intracraneal meses después.

Una Chin-Riley es la segunda al mando competente pero quien todavía tiene algo que aprender, sobre todo en cuanto a las dotes de liderazgo y a conocer sus capacidades propias. Parece demasiado rígida y cerrada en sí misma, lo que provoca algo de distanciamiento con la tripulación. Por ello, formarse bajo el ala de Pike le viene de maravilla. Rebecca Romijn muestra esta contención y sus conflictos internos de maravilla.

Esta versión de Spock ya la conocimos en Discovery, donde no convencía ni por los fallidos dramas habituales de esa serie ni por el actor Ethan Peck, que no logra el carácter serio tan peculiar de Leonard Nimoy. Además, no es capaz de arquear las cejar, y menos con el maquillaje que le ponen, creo yo que demasiado aparatoso para no conseguir gran mejora, de hecho, en la segunda temporada lo convencieron de que se depilara sus cejas para ahorrar tiempo al ponerle las falsas encima. Pero es indudable que estamos ante un personaje mejor escrito que el de Discovery, y conforme vamos conociendo matices suyos en los primeros capítulos el choque con la imagen preestablecida se va difuminando. Y en cuanto entramos en historias más tragicómicas se ve que Peck sí tiene más valía como actor. Eso sí, si intentan potenciar el aspecto humorístico quizá falten a la esencia del personaje, pero al menos en las dos temporadas que llevamos mantiene bien el tipo. Como el rol clásico, sus análisis desde la lógica vulcana de los problemas que encuentran y los choques con su lado humano sirven como motor para diversos análisis de la conducta humana.

Nyota Uhura, la oficial de comunicaciones, no tenía tantos ojos puestos encima, pues la figura original apenas pasó de secundaria, pesaba más el mensaje de tener un personaje de color en un puesto importante. Así que a pesar de que el cambio en su descripción es importante no parece haber quejas. Esta Uhura es más joven, una alférez en formación, y su simpatía y problemas de aprendizaje son entrañables, sobre todo por el entusiasmo de Celia Rose Gooding. En el lado contrario está la teniente Ortegas, piloto de la nave. El intento de hacer de ella una secundaria respondona en tono cómico tiende hacia lo cargante más de la cuenta, eclipsando la parte de su personalidad más interesante, esa que intenta que todos se lleven bien, que cadetes como Uhura se integren. Es un contraste que no me pega, no se puede ser molesta y simpática al mismo tiempo. Melissa Navia no lo hace mal, pero se queda un poco por detrás del resto. Lo bueno es que, al contrario que en Discovery, no meten mensajes de sexualidad no binaria y bisexualidad con calzador, sino que todo fluye de forma natural, como en las series clásicas.

La enfermera Christine Chapel resulta encantadora, y eso que los traumas de la guerra han dejado heridas importantes en ella. Su intento de encontrar de nuevo pasión por la vida y por centrarse son emotivos, sobre todo cuando empieza a acercarse a Spock. Jess Bush se maneja con soltura en distintos estados dramáticos. Su compañero de fatigas en la guerra es también el doctor en la Enterprise. M’Benga no lleva tan bien la adaptación a la paz, y menos con el drama de la enfermedad de su hija. Babs Olusanmokun muestra con intensidad todos estos problemas.

La’an Noonien-Singh, la oficial de seguridad, de primeras me pareció seguir el estereotipo moderno de mujer joven de apariencia fuerte pero sensible cuando se la conoce mejor, de hecho, imitan con descaro el físico de la actriz, el tono del personaje e incluso el maquillaje de Alara Kitan de The Orville y Camina Drummer de The Expanse. Pero su historia pasada con los gorn y el ser heredera del genocida Khan añade pronto buen poso, y poco a poco se gana su hueco. Christina Chong está estupenda, y eso que el papel de parecer dura siendo frágil es complicado. El ingeniero jefe Hemmer tiene menos presencia, pero su personalidad es tan arrolladora que cada aparición deja huella. Bruce Horak consigue transmitir bastante a pesar del trabajado disfraz de alienígena.

Hay otros oficiales que no muestran mucha dimensión, pero siempre se agradece tener secundarios con nombre, pues pueden dar juego en cualquier momento: el jefe Kyle (André Dae Kim) y la timonel Jenna Mitchell (Rong Fu). Más interesante se presentan la capitana Batel (Melanie Scrofano) y el almirante April (Adrian Holmes), quienes rápidamente resultan secundarios indispensables que esperas que aparezcan más a menudo.

T’Pring (Gia Sandhu) queda en una posición más complicada: como prometida de Spock se espera que dé juego en los líos románticos, pero sus primeras apariciones son un poco pesadas. El personaje más polémico es la nueva versión de James T. Kirk, muy chocante por no acercase al original en dibujo y tener un actor, Paul Wesley, que parece completamente equivocado para el papel. Pero por suerte en la segunda temporada le cogen mejor el punto a estos dos roles.

TEMPORADA SATISFACTORIA,
PERO HAY MARGEN PARA MEJORAR

La media de la mayor parte de los capítulos es buena y la temporada se hace corta, recuperando la fe en la nueva etapa de la saga a la vez que ofrece una certera actualización a los estándares actuales de tono, ritmo, aspecto visual… Pero lo cierto es que para tener solo diez episodios cabría esperar un nivel más alto y desde luego menos irregularidad. Acaba siendo tan fiel a la saga que no nos libramos de algún relato un tanto cargante (los piratas de La tempestad serena) ni de intentos de ofrecer historias alternativas que no dan pie con bola y resultan insufribles (El reino Elysio). Y en varios capítulos da la sensación de que falta una pizca de agilidad, de que se podrían recortar escenas redundantes, en especial esos momentos que caen en la manía de los diálogos sobre explicativos remarcando con obviedades lo que está ocurriendo.

Con la idea de adentrarse en la progresión de los personajes, por lo general cada episodio se centra en unos pocos roles, y en algunos casos, la historia está muy dedicada a su personalidad, sin que ello afecte a la aventura fantasiosa de turno, es decir, sin que esta parezca muy dirigida.

Nuevos y extraños mundos, el mejor de la temporada, es una presentación fantástica de Pike y su relación con la tripulación, de forma que sin haber visto Discovery puedas conocerlos, pero tampoco hace falta haber visto nada de Star Trek en general, pues introduce la dinámica de la saga con habilidad a través de una historia muy clásica pero muy bien llevada de contaminación cultural y progresismo versus conservadurismo.

Tenemos las típicas posesiones de entes en Los fantasmas de Illyria, premisa muy sobada pero que aun así atrapa de principio a fin. Hay potentes dilemas que ponen a la tripulación ante decisiones que cuestionan su temple, como Llévanos donde el sufrimiento no puede llegar. A estas alturas de la saga, todavía son capaces de sorprender con choques culturales muy imaginativos, como Hijos del cometa, pero también tenemos alguno algo empalagoso: Spock Amok.

Se introduce una trama larga que se aparta de los ya muy vistos romulanos y klingon. Además es inesperada, pues retoma un villano de La serie original sin aparente relevancia: los gorn. Resulta que este lagarto con el que Kirk se pegó en el capítulo Arena (120) en una escena muy cutre se ha convertido en un referente humorístico de lo mal que ha envejecido en lo visual, así que es una especie conocida y que genera cierta añoranza. Ya en Enterprise tuvieron una breve aparición con un diseño más moderno (Un espejo sombrío, Parte 2, 419), pero aquí la reinvención es total, pues se construye una nueva raza con la que la Federación tendrá una constante guerra fría y choques puntuales. Empieza bien la cosa en Aquellos que van a la deriva, un capítulo de suspense bastante efectivo. Sin embargo, una vez entran en acción resultan un tanto chocantes, pues cabe preguntarse cómo una raza en apariencia tan primitiva, tan animal salvaje, tiene tecnología para alcanzar el espacio.

Pero si la temporada empezó alejándose muy bien de lo peor de Discovery y presentando con fuerza la historia de Pike, el desenlace retoma lo peor de aquel estilo de hacer las cosas. Una cualidad de la misericordia tira de nuevo por esos finales grandilocuentes y sensacionalistas de los que Kurtzman y Goldsman son fanáticos, donde se vaticina la destrucción de la Federación o del mismísimo universo y se anuncia mucho peligro inminente, pero a la hora de la verdad no hay emoción en una sucesión de situaciones forzadas que tiran por tierra todo lo andado con la fórmula narrativa y los personajes. La trama hace aguas por todas partes, volviendo a desaprovechar por enésima vez en la saga a los romulanos, el conflicto de Pike se desarrolla de mala manera después de prometer bastante, y la entrada de Kirk es muy decepcionante. Esperemos que estos patinazos no se repitan en adelante.

Tras el salto encontraréis el análisis por capítulos.
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STAR TREK – NUEVOS Y EXTRAÑOS MUNDOS

LA DESASTROSA RESURRECCIÓN DE LA SAGA

En 2015, CBS Studios, la sección de Paramount de televisión, decidió traer de nuevo Star Trek a la televisión, pues es su saga más famosa y rentable, la resurrección en cines con la trilogía de J. J. Abrams y Alex Kurtzman (2009, 2013, 2016) fue un notable éxito de taquilla, y con una nueva serie tendrían un reclamo perfecto para asentar su recién lanzado canal de streaming CBS All Access, renombrado a Paramount+ en 2021.

Akiva Godlsman

Pero vaya si empezaron con mal pie: le dieron un contrato de cinco años y carta blanca a Alex Kurtzman. Tras la debacle de Perdidos (2004), cabía desear que la industria hubiera puesto en cuarentena a Kurtzman y demás equipo de escritores, pero con el éxito de la misma y de las nuevas películas de Star Trek tenía cientos millones de recaudación como aval, y cuando hay dinero, el aspecto artístico se relega. Y como extensión, estaba claro que las series que vinieran, aunque no se ambientaran directamente en el fallido universo paralelo de esas cintas, tomarían su estilo.

Si Discovery ya venía gafada desde su anuncio, su caótica gestación acrecentó los problemas, y el estreno en 2017 confirmó los malos augurios, siendo una serie infame y grotesca que hería el legado de Star Trek. Y por desgracia, la cabezonería de los directivos ha mantenido ese desastre de serie cinco años en antena.

Jenny Lumet

Con la producción sumida en el caos, Kurtzman no tardó en tomar más relevancia en el aspecto creativo, y tras echar a la mayor parte de los productores iniciales fichó a su amigo Akiva Goldsman para que lo ayudara. Con el currículo que presenta Goldsman tampoco me parecía muy de fiar, y su presencia no consiguió encarrilar el destino de Discovery. Es un productor con visión pero un guionista muy irregular: tiene obras infames como Batman y Robin (1997), Perdidos en el espacio (1998), La torre oscura (2017) o El código Da Vinci (2006), títulos dramáticos de esos prefabricados para ganar premios, aunque no estuvieron nada mal, como Cinderella Man (2005) y Una mente maravillosa (2001), y algunas de ciencia-ficción dignas, Soy Leyenda (2007), Yo robot (2004) o su colaboración en la serie Fringe (2008).

Pero algo bueno dejó su entrada en el proyecto. Goldsman se lamentó porque Discovery no fuera una entrega fiel a la saga, y luchó por la incorporación de la Enterprise y su capitán Christopher Pike, que encajaban en el marco temporal. Decidieron hacerlo en la segunda temporada, quizá para intentar ganarse al trekkie con nostalgia tras las críticas clamando porque esto no era Star Trek. El carisma del actor Anson Mount y un dibujo algo mejor hilado que el resto de los infames protagonistas le ganó el favor del público, de tal manera que a la hora de hablar de las nuevas series que pensaban poner en marcha se posicionó por encima de otras candidatas, aunque finalmente la primera en ver la luz fue Picard (2020).

Alonso Myers

En Picard, Kurtzman y Goldsman ya muestran la intención de aplicar algunos cambios para alejarse de la debacle de Discovery. Pero el guion de las dos primeras temporadas no está a la altura de las pretensiones, sigue sin aparecer el sello de Star Trek por ninguna parte, y la añoranza de tener de vuelta a Jean Luc Picard y algún otro compañero no basta para salir del bache.

Cuando ya no cabía esperar nada, para lanzar Nuevos y extraños mundos y la tercera temporada de Picard se pusieron en serio: hay que remontar la saga insignia antes de que colapse del todo. Así que cambiaron de perspectiva y de guionistas, y se pusieron manos a la obra. Nuevos y extraños mundos ha empezado con buen pie, y en Picard nos han regalado un cierre muy satisfactorio.

AHORA SÍ PARECE STAR TREK

Kurtzman sigue al frente de todos los proyectos y aportando ideas, pero del día a día y la parte principal del aspecto creativo de Nuevos y extraños mundos se encargan Goldsman y Jenny Lumet, quien ya era productora y guionista secundaria en Discovery. Esto no levanta las expectativas, pero con la intención de buscar ideas frescas para la sala de guionistas ficharon a Henry Alonso Myers como principal escritor, aunque como suele pasar en estas superproducciones, el número de colaboradores es numeroso. Alonso empezó su carrera en The Chronicle (2001) y las últimas etapas de Embrujadas (1998), y ha pasado por C.S.I. (2000), Betty (2006) y The Magicians (2015), entre otras.

Decididos a dejar atrás los planteamientos absurdos y los errores cometidos en Discovery y Picard, fueron a lo seguro, a seguir la fórmula de La serie original y La nueva generación.

Los argumentos giran alrededor de dilemas morales, conflictos culturales y políticos, y misterios científicos y técnicos en los que los protagonistas interaccionan entre ellos y el reto dejando buenas lecturas antropológicas y éticas. Aunque algunas premisas puedan parecer muy gastadas en la saga, los autores ponen pasión de sobra como para que incluso las más típicas resulten más o menos apasionantes o traigan giros inesperados. No sabes qué esperar de cada nuevo capítulo en cuanto a historia, tono y lecturas intelectuales, porque al contrario que en La nueva generación, al no tener que rellenar incontables capítulos por temporada no hay margen para repetirse o recurrir a descartes. De hecho, ocurre lo contrario: tienen que dejar fuera muchos guiones con potencial.

Toman también el relevo a Espacio Profundo Nueve en cuanto a una perspectiva más agridulce (no tan oscura) y protagonistas que evolucionan gradualmente, aunque sea de forma más ligera. Y a la vez han buscado un tono más distendido, casi humorístico, donde todos se llevan muy bien, intentan poner buena cara y hacer comentarios alegres en cualquier circunstancia. La combinación es extraña y arriesgada pero funciona, logrando así algo digno de admirar a estas alturas: que sea una entrega fiel y a la vez tenga su propia personalidad.

El ritmo es templado, de dejar que todo vaya calando en vez de tirar de sensacionalismo y acción facilona para luego tener acabar apañando discursos obvios para explicar lo vivido y aprendido. Increíble el asco que le cogí a esa fórmula en Discovery. Pero también hay acción, eso sí, al estilo clásico: alguna incursión en planetas o alguna batalla espacial se desarrollan dando prioridad al suspense y a la respuesta de los personajes.

La Federación no es la aberración vista en Discovery, los tripulantes se mueven por ideales compartidos, trabajan juntos sin dejarse llevar por egos y traiciones, el bien común está siempre está presente en su toma de decisiones. Tan solo alguna pequeña transgresión cabe destacar. Aquí a todo el mundo le gusta beber y, si puede, emborracharse, y no en zonas marginales donde se mezclan con otras culturas y la etiqueta moral es más laxa (como en la estación Espacio Profundo Nueve), sino en la propia nave insignia.

LA PRODUCCIÓN Y EL ACABADO VISUAL

En lo visual también optan por un acabado deudor de las series clásicas: más sobrio, con una fotografía y un tempo contenidos, que dejan que la historia y los personajes hablen por sí solos, sin sobreponerse con enredos artificiales que hicieron de Discovery y las dos primeras temporadas de Picard series informes y torpes a pesar del dinero invertido. Eso sí, si algún episodio requiere un tono más concreto, como el oscuro Aquellos que van a la deriva (109), se va a por todas sin miedo.

La producción empezó en 2021 en Ontario, Canadá, lugar al que se llevan algunas series por ahorrar impuestos, y donde ya habían desarrollado Discovery y Picard. En los estudios utilizan la tecnología StageCraft, lo último en pantallas de fondo que ha asentado El mandaloriano (Jon Favreau, 2019). Pero tampoco escatiman a la hora de buscar localizaciones en parajes naturales y edificios singulares. Eso sí, no entiendo la manía de rodar series en formato cine, 2:35.1, cuando están destinadas a televisiones de 16:9.

Con escenarios más trabajados desde el guion y más inteligencia en la dirección, el presupuesto luce mucho mejor que en Discovery a la hora de recrear distintas culturas y lugares. Y no es pequeño: siete millones de dólares por capítulo en las dos primeras temporadas. El vestuario es deslumbrante, quizá lo más ambicioso y trabajado visto en una serie hasta el momento. Además, en los trajes de la Federación han logrado captar el diseño original dentro de la esperable actualización. Los decorados o localizaciones y el atrezo combinan magistralmente con las pantallas de fondo, nada deja entrever trucaje alguno que te saque de la escena momentáneamente. Hay capítulos donde directamente te vacilan con lo que pueden hacer, como Llévanos donde el sufrimiento no puede llegar (106), donde no hacían falta esas deslumbrantes ciudades flotantes.

Pero en el espacio la cosa es muy distinta, lo que resulta muy chocante. La recreación digital de las naves no aguanta el tipo, así que evitan los primeros planos. Es incomprensible que teniendo semejante presupuesto se quede tan corta en este aspecto. The Expanse (Mark Fergus, 2015), donde todo es digital, y The Orville (Seth MacFarlane, 2017), mezclando maquetas con digital, le ganan por goleada, y más apena que La nueva generación la sigue superando, a pesar de tener casi cuarenta años, gracias al uso de maquetas muy cuidadas. En la tercera de Picard se han visto mejoras sustanciales que espero acaben alcanzando a esta entrega.

El interior de la Enterprise también tiene algunos problemas. Al estar obligados a mantener cierta estética con la visión actual de la saga nos encontramos con que el puente de mando es igual al presentado en Discovery, oscuro y lleno de reflejos, hasta el punto de resultar feo, aburrido e incluso opresivo a pesar de su gran tamaño. Por suerte, en el resto de la nave intentan que haya más luz y colores más vivos: los pasillos son blancos y los camarotes muy acogedores… de hecho, me parecen demasiado grandes, vaya derroche de espacio.

La banda sonora también sigue el estándar esperable. En las dos primeras temporadas, Nami Melumad nos ofrece una orquesta compleja que puede pasar desapercibida al no tener melodías facilonas y pegadizas, pero cuya gran sensibilidad y versatilidad permite realzar cada situación y emoción de maravilla.

REPARTO Y PERSONAJES

Anson Mount es el capitán Christopher Pike. Nacido en 1973 en Tennessee, Estados Unidos, Mount estudió bellas artes y empezó a aparecer en la pequeña y la gran pantalla a finales de los noventa, pero no alcanzó cierta fama hasta 2011, con El infierno sobre ruedas. Al capitán Pike lo conocimos en el capítulo piloto descartado de La serie original, La jaula, que no vio la luz hasta los años ochenta, cuando salió como extra en la edición en vhs de la serie. Lo interpretó entonces Jeffrey Hunter. Apenas tuvo desarrollo, así que esta nueva versión no arrastra polémicas sobre si es diferente. Pike es un líder comedido en el puente de mando y muy cercano a sus tripulantes fuera de él.

Rebecca Romijn es la segunda al mando, la teniente comandante Una Chin-Riley. Romijn nació en Berkeley, Estados Unidos, en 1972. Con ascendencia neerlandesa y alemana, aprovechó su físico para trabajar como modelo en la década de los noventa, y poco a poco fue pasando al cine y televisión, si bien siempre en roles secundarios, como X-Men (2000), hasta que logró protagonizar The Librarians (2014). Chin-Riley intenta seguir las enseñanzas de Pike, pero sin pretenderlo su seriedad y físico imponen respeto y temor en la tripulación.

Ethan Peck encarna al señor Spock, oficial científico. Peck vino al mundo en 1986, en Los Ángeles, Estados Unidos. Empezó a trabajar como actor desde niño en series como Aquellos maravillosos 70 (1998), y ya en la adolescencia contaba con algún papel más relevante, como 10 razones para odiarte (2009). En cine, no logró pasar de secundario en un buen puñado de títulos. En 2017, tuvo la difícil tarea de recuperar al mítico Spock en Discovery, lo que trajo polémica, porque es una imitación de un personaje muy querido y cuesta hacerse al nuevo actor. El vulcano lidia con sus enseñanzas vulcanas y humanas, muchas veces contradictorias, pero nunca deja que pongan en entredicho su labor como oficial.

Christina Chong interpreta a la teniente La’an Noonien-Singh, jefa de seguridad. Nacida en Enfield, Reino Unido, en 1989, Chong estudió danza y canto desde niña, llegando a graduarse en la academia, pero una lesión la obligó a decantarse por la interpretación. Empezó a dejar huella en 2011 con W.E. y un capítulo de Doctor Who, desde las que enlazó bastantes roles recurrentes en series y algunos secundarios en cine, destacando la coproducción nórdica Heirs of the Night (2019). La’an arrastra el estigma de ser heredera del genocida Khan, así como el trauma de su encuentro con los gorn de niña. Pero todo ello también es un plus para tratar con los conflictos personales abordo y las batallas en el puente.

Babs Olusanmokun es el Dr. M’Benga. Nacido en Nigeria en 1984, ha sido campeón de Jiu Jistsu en varias competiciones en Sudamérica, y domina un puñado de idiomas. En 2004 fue a probar suerte como actor a New York. Apareció como extra en numerosas series, incluyendo un par de entregas de Ley y orden. Para The Defenders (2017), ya tenía mejores papeles. Y en 2021 consiguió aparecer en Despierta la furia y Dune. Veterano de la guerra Klingon, todavía no logra hacerse a la idea de que han alcanzado la paz. El rol apareció brevemente en dos capítulos de La serie original.

Jess Bush da vida a la enfermera Christine Chapel. Nacida en 1992 en Australia, inició su carrera en la pequeña pantalla en el reality Australia’s Next Top Model (2011). Para 2017 empezó a aparecer en varias series australianas, hasta que de alguna forma dio el salto al casting de Nuevos y extraños mundos. Su pasión por el arte, tanto pintura como manualidades, le ha ganado algún premio, y alguna obra suya aparece en los capítulos de esta serie. La enfermera Chapel fue una secundaria recurrente en La serie original, con la actriz Majel Barrett, pero no llegó a tener mucho protagonismo. En esta versión nos describen a una veterana de guerra, compañera de batallas de M’Benga, que arrastra traumas varios e intenta reconstruir su vida y carrera. El conato de acercamiento amoroso a Spock de La serie original se retoma aquí.

Celia Rose Gooding es la alférez y oficial de comunicaciones Nyota Uhura. Nació en New York en el año 2000, en una familia llena de artistas, camino que también siguió: canto, danza, interpretación… Nuevos y extraños mundos es su primer papel ante la cámara. Estamos ante otro personaje venerado de La serie original, pero sin mucho recorrido en cuanto a personalidad, así que no parece haber molestado que hagan una nueva versión del mismo. Uhura es una joven muy bien preparada pero que enfrenta con temores su nuevo puesto en la nave insignia de la flota.

Melissa Navia encarna a la teniente Erica Ortegas, principal piloto de la nave. Nacida en 1984 en Westbury, Estados Unidos, nada he encontrado sobre si estudió algo concreto antes de lanzarse a la interpretación. Empezó en 2011 apareciendo en un buen puñado de cortos, hasta que en 2014 logró tener papeles muy secundarios en televisión y cine, los más relevantes, Common Charges (2014) y Billions (2016). Ortegas es una piloto dotada y entusiasta y una oficial empeñada en ayudar a todos, en especial a los nuevos tripulantes.

En las dos temporadas que llevamos a la hora de escribir esta presentación ya hay unos cuantos personajes secundarios que dejan huella con pocas apariciones. El arisco ingeniero jefe Hemmer (Bruce Horak) resulta tan peculiar como entrañable. La capitana Batel (Melanie Scrofano), amante intermitente de Pike, y el almirante Robert April (Adrian Holmes), son las caras más familiares de la Federación. La prometida de Spock, T’Pring (Gia Sandhu), lo meterá en conflictos románticos y laborales varios. La peculiar ingeniera Pelia (Carol Kane) nos dejará desconcertados con sus orígenes y forma de ser. El teniente Samuel Kirk (Dan Jeannotte), hermano del capitán Kirk, es un oficial científico muy simpático. El propio James T. Kirk aparece al final del primer año encarnado por Paul Wesley, lo que será el punto de conflicto más importante con la fidelidad a La serie original, aunque en la segunda etapa se ganará su hueco.

Ver también:
Guía de episodios y películas
Nuevos y extraños mundos – Presentación
Temporada 1 (2022)
Temporada 2 (2023)